Equipo Blog
10 Ago 2011
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8 comentarios

La cuna vacía

“Nuestro entorno no ha elaborado ningún ritual para las pérdidas

espontáneas en el embarazo. El aborto es un tema incómodo,

cuya causa muchas veces se desconoce. Hace falta que encaremos

esta sombra y que sea un proceso respetado.

En casi todas las clínicas y hospitales, la familia que ha pasado

por un aborto tiene que compartir habitaciones y espacios

con nacimientos felices; es como si compartieras una sala de fiestas

con un tanatorio, por razones de economía o falta de espacio”

Foro Superando un aborto

Por M. Àngels Claramunt

“La cuna vacía” es un libro que habla sobre la pérdida de un embarazo, una situación en la que acaba aproximadamente un tercio de ellos.

Trata sobre la pérdida de un embarazo en cualquier momento de la gestación o en el parto desde diversos puntos de vista: personal, social, médico, psicológico y psicoterapéutico, emocional, espiritual. Y es que nadie orienta a los padres en esta complicada circunstancia.

Uno de cada tres embarazos termina en pérdida y, sin embargo, socialmente no está previsto que esto ocurra. “La cuna vacía“ va dirigido a estas familias. Una de cada tres parejas termina su sueño de ser padres en medio de la desolación de la pérdida, la incomprensión de la familia, de la sociedad y el ninguneo de la medicina y sin unas pautas claras sobre qué hacer con su vida y su dolor. Necesitan elaborar el duelo, pensar en el entierro u otros ritos funerarios y, sobre todo, afrontar lo cotidiano en adelante. Esta sociedad no nos prepara para la muerte y muchos menos si se produce dentro del seno materno o en el proceso que rodea al nacimiento.

“La cuna vacía” es un libro que nace de una necesidad. La necesidad de hablar, sin temor ni falsos mitos, acerca de una realidad que viven muchas parejas y para la que nadie está nunca preparado: la pérdida de un bebé en algún momento del embarazo o parto, los hijos sin vida aérea.

Como hemos dicho en ocasiones precedentes, la muerte perinatal está rodeada de un silencio absoluto, se actúa como si nada hubiera pasado, pero no es verdad. Los padres necesitan afrontar emociones muy intensas y también realizar trámites concretos hacia los que nadie les orienta.

“La cuna vacía” recoge además los testimonios de decenas de mujeres que comparten sus vivencias y abren su corazón y su alma para ayudar a toda una sociedad a sanar y a vivir con más conciencia estos procesos.

Ojalá muchas parejas encuentren respuestas y consuelo en sus páginas.

El libro es una colaboración de la doula M. Àngels Claramunt, las psicólogas Rosa Jové y Mónica Álvarez y del doctor Emilio Santos.

cris (unverified)
11 Ago 2011
Cuando parí, me ingresaron en una habitación sola....era una mañana en la que habían tenido muchas altas y tenían muchas habitaciones vacías...pues pese a ello a las pocas horas (aún quedando habitaciones vacías) ingresaron a una chica que acababa de tener un aborto, lloraba estaba terriblemente triste y enfadada...aunque de lejos (no he sufrido un aborto) me ponía en su piel...pero no podía decirle nada que la consolase y menos en mi estado...me sentía culpable de ser feliz...espero q haya tenido suerte y luzca carrito o barriga por las calles de mi ciudad mientras yo estoy escribiendo esto.
Odrie (unverified)
17 Ago 2011
Me he sentido tan identificada!! Porque nadie habla de nosotras, las mujeres que hemos sufrido la pérdida de nuestro hijo, aunque fuera de 8, 10, 20 semanas, es tu hijo!!!. Lo peor para mi es que tuve que estar dos dias con el crio muerto hasta que me hicieron el legrado, lo mejor, que fué rápido, indoloro y las enfermeras y doctoras geniales (Maternitat de Barcelona) Aún asi, cada dia que pasa, como hoy que hace un mes, te sientes vacía, sobretodo porque no hay noticias sobre ello, porque ves a gente que lo dice a los dos meses y tu que querias esperar para tener la primera eco nada....en fin, que otra vez será, pero gracias por dejarme hablar
S (unverified)
9 Mar 2012
Es una experiencia horrible. Yo perdí a mi segundo bebé estando embarazada de 6 semanas.... sentí un dolor terrible cuando me digeron que su corazón no latía. Me hicieron un legrado y todo fue bien, pero el dolor quien te lo quita?, quien te alivia esa sensación de pérdida? de ausencia? y lo que es peor, tengo el sentimiento de que nadie se acordará de él/ella, qué sólo yo voy a pensar toda mi vida como habría sido su carita. Poco después me quedé nuevamente embarazada, pero aunque ésto alivia, el nuevo embarazo, el nuevo bebé no reemplaza a aquel que perdiste. Cuando llegó la fecha en que hubiera tenido que nacer lo recordé con más fuerza y pensé como habría sido tenerlo entre mis brazos. Gracias por poner voz a este sufrimiento.
T (unverified)
26 Mayo 2014
Hace una semana perdi a mi princesa de 22 semanas... Busco cómo consolarme y aceptar que perdí a mi primer bebé, a mi princesa. Busco cómo lidiar con el dolor día a día y no encuentro la forma. Sólo pienso en ese momento desde que empezaron los dolores y vi luego su carita cuando la tuve, su manita apretando la mia... Mi bebé perfecta. Tantas esperanzas e ilusiones para terminar en un dolor horrible dando a luz a mi bebé, para terminar sin ella. Ojalá este libro me ayude en algo.
Anónimo (unverified)
9 Mayo 2020
Ayer en la madrugada perdí a mi bebé de 12 semanas , me siento culpable por no haberme cuidado mejor, la esperaba tanto, ahora que ya no la tengo ese vacío que me dejó es insoportable, no puedo evitar tocar mi vientre y esperar sentirlo pero ya no esta no se como superar esto, el dolor que me deja es demasiado.
AnaV (unverified)
20 Ago 2020
Es un libro que transmite en sus páginas el dolor, frustración e impotencia que una madre siente cuando pierde a su bebé. Hace 7 años sufrí el peor dolor de mi vida, indescriptible, con 38 semanas de gestación mi hijo murió en mi vientre, pasa el tiempo y lo recuerdo con mucho amor, pero se siente el vacío en mi corazón, lloro por no tenerlo a mi lado.
Amparo (unverified)
24 Sep 2020
Me enteré que estaba embarazada durante el confinamiento, tenía un embarazo “malo”, vomitos, mareos, muchos dolores de barriga. Según los médicos, todo estaba bien. Un lunes 15 de junio, por la tarde, ya estaba de 17 semanas, me dio un dolor muy fuerte, parecía que estaba de parto, me fui a urgencias y con una revisión de menos de 3 minutos me dijeron que el bebé estaba bien y que yo debía comer más fruta y verdura porque estaba muy gorda...el jueves de esa misma semana tenía cita en mi ginecóloga privada, aún no sabía que era y teníamos mucha ilusión de saberlo puesto que mi hija mayor ansiaba una hermana. Cuando fuimos, nada más encender la pantalla del ecografo pude ver la deformación craneal que tenía mi pequeña, Si, era una niña, como deseaba mi hija mayor. Fueron horas horribles y a pesar de todo, puedo decir que fue un parto precioso, muy triste pero preciso. Tuve la suerte de poder estar acompañada no solo de mi pareja sino también de una gran amiga y matrona. Ella fue valiente y plasmó las huellas de mi pequeña en un papel que sería mi primer tatuaje. La gente me sigue diciendo que soy joven, que puedo tener otro..pero es que yo no quiero otro, yo quiero ese bebé, era mi bebé y me siento tan vacía. Ya estaría de 33 semanas
Monica
21 Nov 2021
Justo hoy cumplo 4 meses de perder a mi bebé, día que recuerdo con mucho dolor, tenía 27 semanas de embarazo. Las ecografías anteriores no habían evidenciado nada, pero justo esa última mostró las deformidades que tenía mi bebé. El 19 de julio me hospitalizaron para suspender el embarazo. Y a pesar que un par de semanas antes sabía que tenía que tomar una decisión, pues sus órganos vitales no estaban completos, nunca estuve preparada para perderlo, ese día me aplicaron un medicamento para parar su corazón, ese momento no se olvida, sentir que no puedes hacer nada, sólo esperar hasta que las contracciones empiecen para que mi bebé nazca sin vida. No pude tener a mi familia cerca por temas de pandemia. Sólo un celular para comunicarnos, sola en una habitación con personal idóneo para realizar el procedimiento pero a la vez sin un guía o apoyo emocional. Muchos hospitales no están capacitados para atender la parte emocional y sicológica de las pacientes que afrontamos este duro momento. Sólo Dios sabe como saqué fuerzas para estar consciente. No pude ver a mi bebé, decidí no quedarme con esa imagen, quería imaginar su carita y un llanto que nunca pude escuchar, no pude tener ni sus huellas como recuerdo, conservo las cenizas que son parte de él. Siempre seré la mamá de un Ángel llamado Matías.