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25 Nov 2011
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9 comentarios

Día internacional contra la violencia de género

Primum non nocere

Por Claudia Pariente (Extracto)

"0 views", una acción de Amnesty International sobre la violencia obstétrica. Para ver el vídeo, pulse aquí.

La violencia obstétrica existe. No es tan solo el desconocimiento de la evidencia científica la que la ampara, ni la desinformación de las mujeres la que la sustenta, sino la manipulación, el trato deshumanizado y discriminatorio a la mujer por serlo. Estamos, de forma clara y contundente, ante un tipo de violencia de género. Para ejercerla bastan a veces sólo palabras: frases groseras y descalificadoras que despojan a la mujer de su poder femenino, reducen su autoestima y la convierten en un mero objeto de intervención. El agravante de la situación es la circunstancia en la que estos abusos se suceden: el parto. Pero además, la inobservancia de las recomendaciones internacionales y las múltiples violaciones a los más sencillos códigos de buena atención perinatal agregada al poder que se practica desde la jerarquía sanitaria, dejan en evidencia que el hecho de que la mujer esté informada, conozca sus derechos e intente ejercerlos, no es garantía suficiente para un parto seguro y respetuoso. Cuando leemos las principales recomendaciones que hace la Organización Mundial de la Salud respecto de la atención al parto y nacimiento nos damos cuenta del quebrantamiento continuo de las mismas en España. Y las pocas cifras que tenemos en este momento sobre la atención al parto en nuestro país demuestran cómo y de qué forma se están ignorando estas recomendaciones. Lo que no podemos ver, no es identificable en las tablas ni en las encuestas de satisfacción “a pie de cuna”, sino que se traduce a largo y mediano plazo en trauma, miedo, estrés postraumático y rechazo del proceso de parir, cuando no en depresiones severas y múltiples secuelas físicas y psicológicas imposibles de medir. Así es: es fácil ver en las estadísticas las consecuencias de prácticas e intervenciones innecesarias que se realizan a diario en los hospitales españoles, pero lo que no se puede ver es el maltrato institucionalizado del que, en demasiadas ocasiones, son víctimas las mujeres. La violencia de género más peligrosa es la que no se ve. Si bien es cierto que se están dando los pasos adecuados para mejorar la calidad asistencial de la atención al parto y que muchos profesionales se están esforzando por cambiar los números actuales, un cambio real sólo será posible cuando se devuelva a las mujeres su autonomía, cuando se las empodere y se les haga verdaderamente partícipes del nacimiento de sus bebés. Crear cultura de cambio no pasa de forma exclusiva por brindar información sobre derechos y libertades a las usuarias de este sistema de salud, sino por una transformación más profunda de los paradigmas existentes, el respeto al cuerpo femenino y el ejercicio de la profesión desde la vocación verdadera. Pero además, reconocer esta violencia como tal y entender que muchas de estas situaciones se hacen efectivas por comodidad y beneficio de los propios profesionales sanitarios y no del de las usuarias, puede ser un primer paso para avanzar hacia una mejor atención. ¿De qué forma podemos encarar estos cambios a futuro? La recomendación final es la de incluir el concepto de violencia obstétrica como una forma de violencia de género y por lo tanto, censurable ante la ley. Aportando desde nuestros espacios de decisión y de opinión a ese anhelado cambio cualitativo hacia la verdadera igualdad entre hombres y mujeres. Tal vez, a partir de ello, sean menos los testimonios de partos maltratados y mujeres rotas. Y tal vez, en un futuro, una asociación como El Parto es Nuestro deje de tener razón de ser, porque por fin se habrá conseguido que lo sea.
mamensa (unverified)
26 Nov 2011
Adri, enhorabuena por tu comentario podría ser otra entrada del blog, magnífico el artículo y el comentario.
Adri (unverified)
25 Nov 2011
Lo que aquí se denuncia como violencia de género hacia la mujer, en el parto, o violencia obstétrica, se reproduce en otros campos del día a día del ser humano, en todas las etapas de la vida. La violencia oculta contra los niños en los colegios. La violencia contra los ancianos en los geriátricos y residencias de la tercera edad...Cuando uno observa las múltiples formas de violencia y falta de respeto, empieza a encontrarlas en muchos lugares, y con muchas intensidades e intenciones. En el cole es el profe que muestra su superioridad ante niños y adolescentes, en los partos es el profesional que se hace el imprescindible, lo sea o no, para que tengamos una deuda impagable con él, y en otros lugares es de otra manera para conseguir otras cosas. Yo he analizado que en nuestra sociedad la violencia oculta, la violencia lenta, transformada, constante, se ejerce casi siempre con un objetivo claro: subir la autoestima del agresor en relación a costa de la del agredido...Es un mecanismo sencillo, pero eficaz. Y por eso socialmente tan perfeccionado, hay gente que sobrevive emocionalmente alimentándose de este tipo de situaciones. Si el otro es menos, o lo hago ser menos, automáticamente yo soy más. Pero no porque haya conseguido superarme, mejorar o crecer interiormente, sino porque machaco a los de mi alrededor. Es cultural, se educa en estos mecanismos y se perpetúan generación tras generación. Se enseña en el seno familiar, con el ejemplo; se adiestra desde las instituciones bajo falsos estandartes. Se promociona en el sistema económico. Quizá estas personas, que conscientes o no, ejercen diariamente dosis de violencia contra otros individuos, necesitaron ser más soñados, más amados, más amamantados, más sostenidos, más apoyados, más mimados, más acariciados... Más humanos, más criaturas. Quizá esta violencia es sólo el reflejo de una carencia profunda y básica. Quizá sea un círculo vicioso, y simplemente la violencia genera más violencia. Que crece, se multiplica y muta, de la misma manera que las sociedades y las circunstancias sociales en las que se desarrolla. En nuestra mano está sanar las heridas, romper la cadena y alzarnos en pro del respeto, de otro nivel de conciencia general, en el que el nivel de las personas sea más elevado por méritos propios. Me alegro de que esta Asociación haya identificado el tipo de violencia contra el que luchar, y que no claudique en el intento... Un saludo, Adri
María CS (unverified)
27 Nov 2011
En efecto, parece que todo el sistema depende de la sumisión de todos desde que nacemos. O incluso antes. Violencia para dominar y destruir, qué pena...
almudena (unverified)
25 Nov 2011
enhorabuena Claudia por esta sabia reflexión y a Adriana por el acertado comentario un abrazo!
Anabel (unverified)
26 Nov 2011
Se puede decir mas alto pero no más claro, hasta que no se reconozca la existencia de la violencia obstetrica, no sé crearán medidas para erradicarla.
Anabel (unverified)
27 Nov 2011
Por cierto el video me ha parecido hasta light, aquí en España te dejan tirada sola (nunca os vayais al hospital sin vuestra pareja) y jamás permitaís que se marche creyendo que hasta el día siguiente no pasará nada y ante la promesa que le llamarán (eso no sucederá hasta que el bebé no haya nacido). Luego tendrás que soportar sonrisitas burlonas toda una serie de engaños e intervenciones totalmente innecesarias y gritos sí muchos gritos, si a la orden de ya no expulsas al bebé te rajan y lo extraen con ventosa o forceps, en mi caso 10 minutos era el tiempo maximo que podia ocupar el paritorio. Que no salte el listo de turno que si lo hicieron es que el bebé corria peligro, no corria ninguno o mejor dicho si corrio mucho peligro pero por las actuaciones de las asistentes al parte. Como tu hijo es de ellos se lo llevan sin enseñartelo, mas tarde te lo ponen en la barriga un segundo para hacer el paripé delante del padre y te lo devuelven cuando a ellos les da la real gana
Judith (unverified)
27 Nov 2011
Claudia, brillante como siempre. En el día contra la violencia de género yo tampoco pude evitar acordarme de la obstétrica, la gran olvidada y además la más propia de nuestro género.Esa gran desconocida...
susana (unverified)
28 Nov 2011
La violencia obstétrica es violencia de género porque sólo se puede aplicar a las mujeres ( y a sus bebés, lo que ellos llegan a sufrir sólo Dios lo sabe) y además con ocasión del proceso que más nos pertenece. Al estar entre las paredes de un paritorio ocurren muchas cosas extraordinarias pero muchas, además de con nuestros bebés, nos hemos encontrado con violencia física (a las cifras de la OMS hay que remitirse) y psicológica en diferentes grados en forma de mentiras, ilegalidades y faltas de respeto. Tenemos el derecho de parir confiando en que nuestra dignidad humana va a ser respetada en forma de procedimientos acordes con la evidencia científica para no ser víctimas de abusos en forma de innecesareas, cortes vaginales rutinarios, separación injustificada del bebé, etc. La ley nos ampara pero no es suficiente porque simplemente ignoramos en esos momentos, estamos incrédulas, tenemos miedo, no tenemos pruebas y queremos olvidar... es necesario un reconocimiento específico, ponerle nombre es importante a nivel social y jurídico. Que la confianza que pones al acudir a un sistema, a un hospital, a unos profesionales al dar a luz a tu hij@ se vea recompensada con seguridad y salud para ambos es el objetivo y que acabe reflejándose en las cifras de erradicación de ese maltrato institucionalizado que parece no existir porque la gente normalmente cree que es necesario para parir con seguridad y que las mujeres tenemos que soportarlo como buenas niñas.
LuchiRG (unverified)
20 Mar 2012
Muchos de esos "irresponsables sanitarios" deberían recordar que somos mujeres, no animales en manos de matarifes. u_u

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