Es normal que te surjan dudas en tu embarazo, de hecho, es positivo que te plantees cuestiones sobre el desarrollo del embarazo y el parto, para tener la posibilidad de tomar decisiones en lo relativo a la atención profesional que vas a recibir. Cuando vayas a la consulta del profesional de la salud, aprovecha el momento para exponerle tus dudas, y mostrar tus deseos sobre la atención profesional que te gustaría recibir, y si es el caso, comentar los miedos que pudieras tener.
Estás embarazada, no estás enferma, por eso no deben tratarte como si lo estuvieras.
Es bueno establecer una relación de confianza mutua con la persona que te atiende, ya sea un ginecólogo, una matrona u otro profesional de la salud. Si sientes que esa persona te comprende y es sincera contigo podrás confiar en su criterio profesional. Si consideras que el profesional en cuestión no te atiende correctamente, o no te proporciona la información que solicitas, puedes plantearte solicitar un cambio de profesional.
1.- PREGUNTAR NO ES CUESTIONAR
Preguntar es solicitar información. El acceso a esta información es nuestro derecho y proporcionárnosla es una obligación para el facultativo.
Como mujer embarazada o parturienta tienes derecho a solicitar del profesional que te asiste información sobre la atención que éste te va a prestar. Tienes derecho asimismo a tomar decisiones sobre la atención sanitaria que se te va proporcionar, en tanto en cuanto de dicha atención dependerá, en buena medida, la salud de tu hijo y la tuya propia. Algunos profesionales se sorprenden si la embarazada o la parturienta a la que están atendiendo formula preguntas. Algunos incluso se molestan, perciben esta curiosidad como un ataque a su criterio profesional y responden, en consecuencia, poniéndose a la defensiva o mostrando su reticencia a dar la información solicitada. Esta actitud responde a la consideración de sí mismos como "autoridad", y de la mujer como una paciente pasiva cuyo papel es limitarse a seguir sus indicaciones. También hay profesionales que acogerán de buen grado tus dudas. Pero en caso de que no sea así, te queremos ayudar en esta tarea:
"Aprende a preguntar a tu médico y toma tú las decisiones"
Durante el embarazo y el parto, las mujeres son sometidas a diversas pruebas e intervenciones. En ocasiones dichas pruebas o intervenciones son innecesarias atendiendo a las recomendaciones que sobre la atención al embarazo y el parto normales da la OMS, basadas en la evidencia científica. En muchos casos, someterse a una prueba innecesaria puede ser fuente de estrés en la embarazada o parturienta. En ocasiones, no se ofrece por el profesional información acerca de los riesgos de la intervención en cuestión, ni sobre la existencia de alternativas a la misma. Demasiadas veces, si no preguntamos, no se nos informa, y algunas veces, ni siquiera preguntando obtenemos toda la información.
Te ofrecemos una guía práctica de cómo preguntar a tu médico acerca de pruebas diagnósticas (pruebas de glucosa, ecografías, amniocentésis, tactos vaginales, etc) y tratamientos (reposo, toma de algún medicamento, etc).
Si estás embarazada y acudes a un profesional para una visita rutinaria o acudes a dar a luz y quieren hacer algo más que escuchar el latido de tu bebé de forma externa e intermitente o tomarte la tensión, saca esta guía y pregunta por qué.
Para pruebas diagnósticas:
- ¿Qué problema estamos buscando?
- ¿Qué nos va a decir la prueba? ¿Qué fiabilidad tienen los resultados?
- Si la prueba detecta un problema, ¿qué sugiere hacer?
- Si la prueba no detecta un problema, ¿qué sugiere hacer?
Para la aplicación de tratamientos:
- ¿Cuál es el problema? ¿Por qué es un problema? ¿Cuál es su gravedad? ¿Es urgente iniciarlo? ¿Por qué?
- ¿En qué consiste el tratamiento y cómo se lleva a cabo? ¿Cuál es la probabilidad de que solucione el problema?
- Si el tratamiento falla,¿qué paso sugiere?
- ¿Existen riesgos o efectos secundarios?
- ¿Existen alternativas, incluyendo esperar o no hacer nada?
- Repetir las preguntas 2, 3 y 4 sobre cualquier tratamiento alternativo
2.- CÓMO DISTINGUIR A UN PROFESIONAL RESPETUOSO DEL QUE NO LO ES
Un profesional respetuoso dedicará tiempo a escucharte y a explicarte todo lo que necesites saber. Te tratará como una adulta responsable, capaz de formular preguntas, de entender explicaciones y de tomar decisiones sobre la atención profesional en el embarazo y el parto. Ante tus miedos, te tranquiliza; ante tus preguntas, te responde; ante tus decisiones, te respeta. Un profesional respetuoso demuestra con sus palabras y con su actitud que te considera legitimada para tomar las decisiones que durante la atención al embarazo y el parto, afectarán a la salud de tu hijo y a la tuya propia.
Por el contrario, un profesional no respetuoso se molesta con tus preguntas, no dedica su tiempo a resolverlas y te disuade de formularlas. Ante tus miedos, te ridiculiza; ante tus preguntas, las elude; ante tus decisiones, te cuestiona, pues se considera a sí mismo "autoridad" para tomar decisiones sobre tu salud y la de tu hijo.
Estas son algunas de los comportamientos que puede manifestar en el seguimiento del embarazo:
- No te pide permiso para explorarte, sino que te da órdenes: "ahora desnúdese de cintura para abajo y túmbese".
- No te explica el porqué de una exploración o procedimiento.
- Le molestan las preguntas o da respuestas indirectas. Ante preguntas como "¿cuál es su índice de cesáreas?" o ¿cuál es su índice de episiotomías? da respuestas vagas e inconcretas, tipo "sólo la hago cuando es necesario".
- La información que maneja no está actualizada: no conoce los protocolos de la SEGO, la Estrategia de Atención al Parto Normal aprobada por el Ministerio de Sanidad, las recomendaciones de la OMS de Fortaleza (1985). Puede llegar incluso a negar su existencia, y si las llevas impresas y le ofreces la lectura del punto en concreto sobre el que muestra su desconocimiento, rehusar su lectura.
- No te da una respuesta concreta a una petición concreta: cuando comentas con él cómo te gustaría que sea atendido tu parto o le preguntas por su modo de actuar ante según que incidencia, te contesta con un "si todo va bien" o "según criterio médico".
- Te regaña o trata de infantilizarte en algunas circunstancias: por engordar "mucho", por rehusar realizarte una prueba...
- Te trata con paternalismo: "confíe en mí", "los médicos estudiamos para esto", "no se preocupe por nada", "la trataremos estupendamente".
- Tras cada consulta sales preocupada por la existencia de un nuevo problema o potencial peligro: Algunos "miedos" que se suelen utilizar es que el bebé está de nalgas, que es pequeño para la edad gestacional, o macrosómico... O tienes mucho o poco líquido, que te vas a pasar de semanas o que eres añosa…
- Aprovecha que te ha asustado para convencerte de programar una inducción o una cesárea.
El comportamiento de los profesionales durante el seguimiento del embarazo nos da pistas claras sobre cual es su filosofía de atención al parto.
Durante el parto, un profesional respetuoso te escuchará y podrás tomar decisiones en relación a la atención al mismo. Un profesional no respetuoso no te escuchará en tus peticiones, ni te preguntará sobre las intervenciones que planea llevar a cabo, sólo te "informará" de lo que va a hacer, o directamente lo hará sin informarte.
3.- LA JERARQUÍA EN LAS RELACIONES PROFESIONAL/USUARIO
En 1985 la Organización Mundial de la Salud declaraba "toda mujer tiene derecho a una atención prenatal adecuada y un papel central en todos los aspectos de dicha atención, incluyendo participación en la planificación, ejecución y evaluación de la atención","se debe animar a las madres y a sus familias a practicar el auto cuidado en el periodo perinatal, y a reconocer cuándo necesitan ayuda, y de qué tipo, para mejorar las condiciones del embarazo, parto y puerperio".
Es necesario dejar atrás la mentalidad que pone al médico en una posición dominante por encima del usuario y cambiar la tradicional y comúnmente aceptada relación de autoridad/obediencia por una colaboración estrecha entre ambas partes, cuyo fin no puede ser otro que la búsqueda del bienestar del paciente. La base de esta relación debe ser el respeto mutuo. Un respeto que va más allá del trato cortés y que implica necesariamente el conocimiento y aceptación de los derechos que otorga la ley a los usuarios del sistema de salud, como son: derecho a la información, derecho a decidir, derecho a la protección de nuestra intimidad y dignidad.
Sólo conociendo, ejerciendo y reivindicando nuestros derechos podremos asumir la responsabilidad en las decisiones relativas a nuestra salud y la de nuestros hijos.
Nadie esta más preocupado por tu salud y la de tu hijo que tú misma, por eso tú debes saber y debes decidir.
Más información:
Comunicación eficaz entre profesionales y mujeres de parto. Anexo 3 Guía Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal.