¿Por qué una matrona?

¿Por qué es importante que los embarazos y partos normales sean atendidos por comadronas?

Para responder a esta pregunta, describiremos brevemente los efectos beneficiosos que el modelo de atención tradicional de las matronas tiene para la salud de madres y recién nacidos, así como las ventajas que reporta a los sistemas públicos de salud.

En los estudios que han comparado la asistencia de las comadronas con la de los médicos en partos de bajo riesgo, los resultados neonatales fueron similares, lo que significa que, en este tipo de partos, intervenir más no reporta beneficio alguno. Los resultados de salud materno-infantil de los partos asistidos por comadrona son tan buenos o mejores que los de los asistidos por ginecólogo, pero con tasas de intervención y uso de medicación muy inferiores (estudios 1,2,3). Los resultados de la investigación confirman los beneficios del modelo de atención al parto propio de las comadronas, pero por razones de espacio sólo citamos algunos de ellos.

Para la OMS, la matrona es la profesional más apropiada y económica para ser asignada al cuidado de un embarazo y parto normal, incluyendo entre sus funciones el establecimiento de los distintos riesgos y el reconocimiento de complicaciones.

¿Por qué no deben los ginecólogos supervisar a las comadronas ni dictarles órdenes médicas cuando éstas atienden partos normales?

El trabajo de las comadronas puede verse afectado o limitado cuando se desarrolla en un entorno muy tecnificado o cuando son los ginecólogos quienes dictan las normas. No disponemos de estudios dedicados específicamente a evaluar cómo afecta a las comadronas el trabajar en lugares en donde se ha impuesto el modelo médico, pero podemos citar uno que comparó la tasa de intervenciones en un grupo de 1.750 mujeres ingresadas en el servicio de obstetricia de un centro docente supervisado por médicos de familia con la de un grupo de 2.800 atendidas en otro centro supervisado por ginecólogos (estudio 4). Tras tener en cuenta las diferencias en los factores de riesgo, el resultado obtenido fue que las mujeres atendidas en el servicio dirigido por ginecólogos tenían cuatro veces más posibilidades de sufrir una cesárea y un 50 % más de sufrir una episiotomía.

Hay además un estudio canadiense piloto sobre el trabajo de las comadronas en el que se comparó la tasa de intervenciones en 79 mujeres de bajo riesgo atendidas por enfermeras obstétricas con la de 373 atendidas por ginecólogos (estudio 5). El número de mujeres a las que se practicó la amniotomía fue menor en el primer grupo (33 % frente a 47 %), y también el uso de la epidural (34 % frente a 49 %). Los autores comentaron que estos resultados subestiman la dificultad de trabajar bajo supervisión médica para alcanzar resultados óptimos.

Francisca Fernández Guillén, abogada

www.franciscafernandezguillen.com

Estudios:

1 MacDorman MF y Singh GK. “Midwifery care, social and medical risk factors, and birth outcomes in the USA”. J Epidemiol Community Health 1998; 52: 310-7. En este estudio se compararon los resultados neonatales en 153.000 estadounidenses que parieron vaginalmente un único bebé nacido entre las semanas 35 y 43 de gestación atendidas por enfermeras especializadas en obstetricia con una muestra aleatoria de 685.000 mujeres de características similares asistidas por médicos. Tras tener en cuenta las diferencias en cuanto a factores de riesgo sociales y médicos, la probabilidad de muerte en la primera semana posterior al parto de los niños nacidos de mujeres atendidas por enfermeras especializadas resultó ser tres veces inferior a la de los nacidos de mujeres atendidas por médicos, la de morir durante el primer año de vida fue inferior en un 20 %, y la de nacer con bajo peso tres veces menor.

2 Fullerton JT, Hollenbach KA, y Wingard DL. „Practice styles. A comparison of obstetricians and nurse-midwives”. J Nurse Midwifery 1996; 41(3): 243-50. Entre 1981 y 1992, 36.400 mujeres de nivel económico bajo fueron atendidas por comadronas en una casa de partos instalada dentro de un gran hospital de Los Ángeles. Sólo el 2 % de ellas dio a luz por cesárea y otro 2 % tuvo partos instrumentales. Sólo el 5 % sufrió una episiotomía y casi el 60 % conservó el periné intacto (sin ningún tipo de lesión o con daños insignificantes). Los resultados neonatales fueron excelentes.

3 Blanchette H. “Comparison of obstetric outcome of a primary-care access clinic staffed by certified nurse-midwives and a private practice group of obstetricians in the same community”. Am J Obstet Gynecol 1995; 172(6): 1864-71. Este estudio se llevó a cabo en un centro hospitalario en el que se compararon los resultados perinatales del servicio público, atendido por comadronas que asistían a mujeres de escasos recursos, con los de las clientes privadas asistidas por los mismos ginecólogos que supervisaban a las comadronas. Las mujeres con pocos recursos económicos tenían más factores que las predisponían a sufrir complicaciones. A pesar de ello, la tasa total de cesáreas de las 500 mujeres atendidas por las comadronas fue del 13 %, la mitad que la de las 600 mujeres atendidas por ginecólogo, que fue del 26 %. La tasa de primera cesárea (cesárea primaria) de las mujeres atendidas por comadrona fue del 11 %, frente al 19 % de las atendidas por ginecólogo. Los resultados neonatales fueron similares en ambos grupos.

4 Hueston WJ y Rudy M. “Differences in labor and delivery experience in family-physician- and obstetrician-supervised teaching services”. Fam Med 1995; 27(3): 182-87.

5 Kaufman K y McDonald H. “A retrospective evaluation of a model of midwifery care”. Birth 1988; 15(2): 95-99.