Vía intravenosa (periférica)

Una vía intravenosa periférica (PIV, por sus siglas en inglés) es una sonda o un tubo plástico corto y pequeño, llamado catéter, que se coloca a través de la piel dentro de una vena. La cateterización venosa es una técnica invasiva que permite disponer de una vía permanente de acceso al árbol vascular del paciente y se utiliza para suministrarle líquidos y fármacos.

Para colocarla primero hay que limpiar la piel, después se inserta un pequeño catéter con una aguja en su interior a través de la piel dentro de la vena. Una vez que esté en la posición apropiada, se retirará la aguja y se conectará una sonda plástica al catéter. Se realiza con cánulas cortas semirrígidas de diferentes diámetros. Suelen estar hechas en teflón, lo que les permite ser muy bien toleradas por los tejidos.

Suelen colocarse en el brazo (dorso de la mano, antebrazo o flexura del codo), en el pié y en los bebés ocasionalmente en el cuero cabelludo. Aparte de las molestias que puede ocasionar su colocación, su inconveniente principal es que vierten a venas con relativo poco flujo, lo que facilita la aparición de tromboflebitis al inyectarse por ellas soluciones concentradas o irritantes.

En el parto la vía se ha venido colocando de forma rutinaria a todas las mujeres, en primer lugar para suministrarles suero para hidratarlas, dado que se les restringía el acceso a alimentos y bebidas, y para poder administrarles oxitocina sintética, ya sea para inducir el parto, alterar o acelerar las contracciones durante la fase de dilatación.

Sin embargo la “Estrategia para la Atención al Parto Normal” especifica que no hay que colocar vía venosa periférica profiláctica de rutina. Dado que en un parto normal no hay motivo alguno que impida a la mujer beber lo que necesite y tampoco es necesario administrarle oxitocina artificial, la colocación de la vía es innecesaria y no debería hacerse de forma rutinaria. En caso de que sea necesario recibir antibióticos u otros medicamentos, la vía puede colocarse en ese momento y no antes. De la misma manera que si optamos por un manejo activo del alumbramiento, la vía puede ser colocada en ese momento y no es necesario llevarla puesta durante la dilatación.

La vía es una puerta abierta a nuestro cuerpo. Es necesaria nuestra autorización para que nos la coloquen, así como es obligatorio que nos informen de cualquier sustancia que pretendan introducirnos con el gotero a través de ella.