Adri (unverified)
12 Abr 2011

Enviado por Adri (no verificado) el

In reply to by Estrela (no verificado)

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wow! así que damos por hecho y asumimos tranquilamente que el trabajo de la enfermera sea denegar esa llamada de un hijo a su madre...El ser humano es lo más estúpido que conozco. Y la enfermera asume lo que le diga el jefe, y el jefe lo que se le ocurre desde su despacho, y así la rueda de errores prosigue. La enfermera hace su trabajo, sí, y la madre debe hacer el suyo, obligatoriamente, que es atender a su cría. Por otro lado no creo que sea comparable dejar pasar a una madre a calmar a su hijo, y evitarle el consuelo de una enfermera desconocida, que por mucho que sea enfermera jamás sustituirá a su madre, por muy cariñosa o cuidadosa que sea, repito, jamás conseguirá en el organismo de ese niño, lo mismo que consigue la presencia de su madre; con un mendigo que entra a pedir a un establecimiento...¿qué queremos decir?¿que a los padres hay que aleccionarlos con negativas como a un mendigo que "molesta" en un establecimiento?, por desgracia, sí, me temo que más de una madre y un padre se han sentido así. Verdades como puños, frases lapidarias de choque, a ver si tomamos consciencia de la gravedad ¿qué perverso sistema niega a unos padres estar con su hijo? frente a este hecho el único protocolo que debería existir es fuera barreras y limitaciones entre ellos. Claro que se cae en el extremismo, pero no por parte de quien reclama lo sensato, lo digno, lo mínimo; sino por parte de quien lo deniega. Si tu jefe se entera, se lo explicas; si tiene repercusiones las asumes;y si es lo que sientes, lo haces. Necesitamos una sociedad con personas menos acomodadas en sus puestos de trabajo, con profesionales más independientes y liberales, con personas más observadoras, humanizadas y competentes. Nos sobran todas las excusas, y todos los motivos a favor de no mover un dedo. Nos sobran los "yo no puedo hacer nada". Pensándolo "desde ahí" respondo esto a este comentario (aunque no fuese dirigido a mi), porque es el lugar en el que nunca he dejado de estar, el lugar de la observación, el lugar de las proposiciones, el lugar de la lucha, el lugar a favor de los cambios. Un saludo, Adriana