Enfermedad hereditaria
Si nuestra madre no nos habla de sus partos, comencemos a sospechar...
Probablemente en su momento pensó que, guardándolos en un rincón del cerebro y disociándose, los olvidaría.
Probablemente no se ha atrevido a revisarlos, ya que sigue bloqueada, aunque hayan transcurrido décadas.
Probablemente sigue considerando que todas las intervenciones que entonces se le practicaron eran necesarias.
Mas compartiré con vosotras una hipótesis esperanzadora: el gen de la violencia obstétrica desaparece si rompemos ese silencio.
Si buscamos nuestro propio camino, si tomamos decisiones informadas, si nos unimos para mejorar la atención perinatal... Lo erradicaremos.
Es que, si me cruzase de brazos, le estaría transmitiendo a mi hija, por ejemplo, que una dispareunia de 21 meses causada por una episiotomía es una vulneración justificada de mi libertad sexual...
... Sería una herencia terrible... POR ESO ESTOY AQUÍ.
Sobre la foto: Yolanda, Patricia López y yo (con Eva en el pouch) en una mesa informativa en la Plaza Mayor de Lugo por la Semana mundial del parto respetado 2011.