Sentirse apoyada y acogida
Cuando me quedé embarazada no tenía acceso frecuente a internet, así que conseguí lo que hoy consideró unas nociones muy básicas sobre el parto fisiológico y nuestros derechos como usuarios del sistema sanitario. Mandé un mensaje a las listas abiertas y una socia, Francisca Fernández, hizo algo que en aquel momento me llenó de emoción: me llamó por teléfono sin conocerme de nada y estuvo mucho tiempo hablando conmigo, dándome la información y el apoyo que no tenía y que tanta falta me hacían.
La lista de socias fue toda una sorpresa: allí encontré el apoyo que necesitaba y era todo un pozo de sabiduría, de experiencias y estudios. Poco a poco El Parto Es Nuestro fue haciéndose importante en mi vida y descubrí que hacer algo todos los días para que la gente tenga la información adecuada para decidir, era sanador, curaba mis heridas y con el tiempo consiguió que me perdonara por no dar un parto y un posparto mejor a mi hija.
Ahora, cinco años después de tener a mi hija, lo que significa esta asociación en mi vida no puedo expresarlo; es algo que está ahí en mi día a día de forma rotunda. Puedo decir que soy socia de El Parto Es Nuestro porque, si no, no sería yo.