Encuentro anual de Grupos Locales de El Parto es Nuestro. Santiago de Compostela, 2014.
Finalmente, decidimos ir la familia al completo, para no perder la costumbre. Era un buen viaje, cinco horas y media de tren hasta Santiago, pero el Encuentro de Grupos Locales de El Parto es Nuestro siempre merece la pena, así que nos lanzamos.
Llegamos de noche, no llovía, menos mal. Nos esperaba parte del grupo de O Parto é Nosso, nuestras anfitrionas gallegas, Teresa y Patricia, que se habían organizado estupendamente para poder llevarnos a todas en sus coches. Ese momento en que bajas del tren y te encuentras con ellas, los abrazos, las sonrisas… y una extraña sensación de familiaridad, como si hubiéramos estado juntas ayer mismo.
Nos fuimos directamente a cenar. Tapeo por Santiago, menudo lujo. Habían reservado en un sitio del centro y al llegar ya estaban casi todas… una larga mesa de mujeres unidas por una causa común y venidas de diferentes puntos del país, algunas acompañadas por sus familias, muchas con sus bebés en el regazo, con el cansancio reflejado en el rostro pero también con la ilusión y la determinación fijas en él.
Tras la cena nos llevaron al lugar donde pasaríamos el fin de semana. Un complejo situado en el monte, en una zona preciosa en plena naturaleza, que cubría todo aquello que pudiéramos necesitar sin necesidad de desplazamientos, algo muy de agradecer cuando vas con los pequeños, como era mi caso. Se notaba que las gallegas habían cuidado con esmero todos los preparativos. Aquella noche, ya en la cama y con la emoción puesta en la reunión del día siguiente, me dormí acunada por el suave canturreo de una mamá que se paseaba por el pasillo durmiendo a su bebé.
Desayunamos todas juntas a la mañana siguiente y abrazamos a las que habían llegado de madrugada. Y rápidamente fuimos a la sala de reuniones a trabajar, éramos cerca de 30 personas. No voy a entrar en los detalles que discutimos en la reunión, prefiero hablar de mis impresiones, del modo en que yo lo viví.
Irene y Edurne, las coordinadoras nacionales, tenían previsto un orden del día con diferentes temas a tratar, muchos de ellos relacionados con asuntos formales, burocráticos, de esos que hay que cuidar especialmente cuando una asociación crece y se hace grande, para favorecer un orden y un correcto funcionamiento. Las más veteranas se sonreían viendo cómo había evolucionado la asociación, se sorprendían incluso. Vi mucho trabajo, mucha dedicación y mucha honestidad. María, como siempre, estaba encargándose de la parte técnica, de los vídeos y los cables para poder dejar todo grabado, aunque asegure año tras año y sin descanso que ella de estas cosas no tiene ni idea.
Fue una mañana intensa en la que no paramos de trabajar. Después fuimos al comedor y a las 4, tal y como estaba previsto, llegó uno de los momentos para mí más emotivos del encuentro: la conexión con nuestras hermanas de Ecuador y de Argentina. Gracias a las nuevas tecnologías y sobre todo al tesón de Marta, nuestra coordinadora internacional y ex presidenta, que no cejó en su empeño hasta que encontramos el modo de llevarlo a cabo, gracias también a la ayuda de María, que «no sabe de esas cosas» pero siempre nos las solventa, pudimos por primera vez compartir el encuentro de grupos locales con el grupo de Ecuador, el primero de los internacionales, y con María Moreno de los Ríos, una de sus coordinadoras. Fue sin duda un momento emocionante que hizo todo mucho más real, más tangible. El Parto es Nuestro es ya internacional.
Después conectamos con Argentina, el que será probablemente el próximo grupo internacional de la asociación, y allí estaban reunidas las chicas argentinas y la uruguaya, que se había desplazado para la ocasión, guiadas por nuestra Leda, que había aprovechado un viaje personal a Buenos Aires para reunirlas y hacer de nexo. A través de la pantalla fuimos conociendo el rostro de todas ellas, sus motivos, sus historias… mujeres sensibles y tremendamente fuertes a la vez, con sentimientos idénticos a los nuestros, con vivencias que bien podrían ser de cualquiera de nosotras pero a miles de kilómetros. Muchas se conocían desde hace años a través de las listas de Apoyocesáreas… Y después de tanto tiempo esperando por fin vieron hecho posible su deseo, el deseo de formar parte de esta asociación con su propio Grupo Local. No sé si quedó alguien sin llorar en ese momento; yo desde luego no pude contenerme. Ni quise.
Después siguió el encuentro, con el reparto de materiales, las ansiadas muñecas y folletos para hacer los talleres de Descubriendo la Maternidad, y el tema y las actividades que realizaremos en la Semana Mundial del Parto Respetado. Hubo largos, larguísimos debates para poder llegar a los mejores acuerdos, siempre poniendo el acento en encontrar la mejor fórmula para todas las mujeres, cuidando cada detalle, con diferentes aportaciones de las asistentes que, desde su conocimiento profesional y personal, enriquecían el debate y nos hacían afinar al máximo en cada decisión tomada. Después la cena, de nuevo todas juntas, y las charlas de después de la cena hasta las tantas y siguiendo con el monotema, que nunca nos cansa…
Siempre me dura varios días la sensación de grandeza. Tras un periodo duro en que me sentía baja de energía, vuelvo con las baterías cargadas, decidida a seguir trabajando para esta asociación y orgullosa de pertenecer a ella.
A todas las que hacéis posible El Parto es Nuestro, GRACIAS.
Para leer más:
¿Y la emoción de teneros a vosotras al otro lado de la línea??? Porque derrocháis energía, cariño, buen rollo, ganas y bondad. Ver vuestras sonrisas, escuchar vuestros saludos, ser durante un rato parte de la reunión, pese a encontrarnos a miles de km. de distancia...
Es un privilegio compartir camino con vosotras, sois fantásticas.
Abrazos desde Ecuador
Gracias Paula, has descrito muy bien el bonito fin de semana en Santiago.
Es siempre maravilloso encontrarnos, aunque la carga de trabajo es tambien grande.
El momentazo de conexiones iberoamericanas no lo olvidaré nunca: lo guardo como uno de mis recuerdos más intensos y bonitos en la asociación.