Babyblues, ¿leve depresión posparto?
Por Iliana París García
En muchos blogs sobre maternidad traducen esta “tristeza del bebé” como una “leve depresión posparto”, lo cual es un error que puede llevar a confusiones y a que algunas madres no soliciten la ayuda adecuada de manera temprana. Además, desde el punto de vista del lenguaje no es lo mismo decir que una “está triste” a que “está deprimida”, lo segundo lleva una connotación patológica o de enfermedad y, desde el punto de vista cultural y social, es otra forma más de encasillar el período del embarazo-parto-posparto dentro del rótulo de “enfermedad a ser tratada” que sigue colocando a la mujer en una posición pasiva y sumisa frente al otro que sabe. Si tomamos en cuenta que cerca de un 80% de las mujeres puérperas han padecido en algún grado está “tristeza del bebé” o babyblues, estamos hablando de muchas mujeres “enfermas” o, siendo fieles a la traducción, “levemente enfermas”. No perdamos de vista que el campo de la salud mental, al igual que el obstétrico, ha sido a lo largo de la historia, uno de los que más se ha prestado como lugar privilegiado donde ejercer control social sobre los miembros de cada cultura, con lo cual todo matiz es importante y necesario.
Ahora bien, ¿qué es un babyblues?
Muchas lo sabemos por experiencia propia. La descripción hace referencia a cambios súbitos en el estado de ánimo de la recién madre, que aparecen más o menos a partir del tercer día de haber tenido al bebé, y que incluyen episodios como sentirse muy feliz y de repente sentirse muy triste, llanto sin razón aparente, sentimientos de impaciencia, fatiga, irritabilidad, inquietud, ansiedad y/o soledad, pérdida del apetito o del sueño. Los babyblues pueden durar sólo unas horas o de hasta a 1 a 2 semanas después del parto (o incluso más tiempo), y no suelen requerir ningún tipo de tratamiento por parte de un agente de salud. En realidad el babyblues a menudo puede ser un síntoma de que la madre no está recibiendo el suficiente apoyo efectivo y el acompañamiento cálido necesario en este período de la vida. Otra razón de la aparición de los babyblues son los grandes cambios hormonales que, en las primeras de cambio, pueden generar desorden en el organismo. O, simplemente, que la llegada de un hijo nuevo trae consigo cambios y exigencias vitales inesperadas, que requieren de una entrega inmensa por parte de la madre. Este cambio, marcado por un amor enorme, requiere de un período de adaptación.
Si te sientes así es vital no estar sola, puedes compartir estos sentimientos con tu comadrona, con una doula o con cualquier persona que pueda ofrecer una escucha cálida y sensible y que tenga cierta experiencia en la vivencia de los cambios que conlleva la maternidad. Los grupos de apoyo a la lactancia o los grupos de crianza son un espacio perfecto para rodearte de madres que están viviendo situaciones similares y buscar así el apoyo de los pares.
Otro elemento importante es hablar con la pareja (si es posible antes de que se dé el nacimiento del bebé) sobre la posibilidad de que algo como esto suceda. A veces el entorno familiar puede inquietarse con las sensaciones extremas que pueden tener las madres cuando acaban de parir y en lugar de acompañarla y protegerla, se angustian y corren a buscar “soluciones” rápidas, queriendo también dar nombre a lo que está sucediendo y así, el rótulo más común pero errado es el de depresión postparto.
La depresión posparto es un estado psicológico generalmente caracterizado por varios factores. Suelen influir episodios de depresión, trastorno bipolar o un trastorno de ansiedad anteriores al embarazo, vivir un embarazo no deseado, experimentar una fragilidad emocional pronunciada durante el embarazo o incluso sufrir ya depresión durante el mismo, y el haber vivido hechos muy traumáticos en la gestación. Otras claves para la depresión posparto es el perfeccionismo materno y experimentar un cuadro de estrés importante por una situación social concreta.
Pero también la vivencia de un parto maltratado y/o violentado, un parto prematuro y la desprotección emocional durante y después del parto aumentan el riesgo de sufrir depresión posparto.
Incluso si esta vivencia se prolonga o si resulta muy desconcertante o desolador para la mujer se ha de buscar apoyo, pero un apoyo que dé compañía, calidez, ayuda, fortaleza emocional, alguien que haya transitado un camino similar y pueda acompañar.
¿Y cómo se puede diferenciar un babyblues de una depresión postparto?
Los síntomas de la depresión postparto son parecidos a los del babyblues pero mucho más intensos: llanto, irritabilidad, falta de energía, sentimientos excesivos de culpa y el sentirse incapaz de cuidar del bebé, trastornos de sueño y apetito, problemas de concentración, aislamiento social y dificultad para funcionar mínimamente en el día a día, lo cual conllevaría una pérdida de interés o indiferencia hacia el bebé, o se expresaría a través de actitudes intrusivas u hostiles hacia éste. También puede ir acompañada de síntomas hipocondríacos, somatizaciones, temores y fantasías de dañarse a sí misma o al bebé. Estos síntomas suelen aparecer en algún momento entre las primeras 2 semanas y el primer año.
La recomendación es solicitar ayuda de un psicólogo, psicterapeuta o psiquiatra, -preferiblemente perinatal o formado en temas de maternidad. No es recomendable que este diagnóstico sea dado por alguna otra persona que no sea un especialista de la salud mental.
Finalmente, otra cosa a tener en cuenta es que, de ser necesaria alguna medicación para aliviar los síntomas, la mayoría de los antidepresivos son compatibles con la lactancia materna. Para más información sobre este tema puedes consultar aquí.
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