Quiero un lugar seguro
Por Amnistía Internacional España:
En 2015, casi 20 millones de personas huyeron de las violaciones de Derechos Humanos que sufren en sus países de origen. Se estima que la mitad de las personas refugiadas son mujeres y niñas. Huyen por motivos similares a los de los hombres, pero además, por el sólo hecho de ser mujeres, sufren la desigualdad de género, la discriminación y violencia.
A estas mujeres se les vulneran sus derechos en sus países en guerra, de los que huyen arriesgándolo todo para buscar un lugar seguro para ellas y sus hijos. Pero también están expuestas a explotación y violencia desde el momento en que inician el viaje y en los países a los que llegan pidiendo refugio, incluidos los europeos.
Amnistía Internacional entrevistó a mujeres refugiadas que habían ido de Turquía a Grecia para llegar al norte de Europa. Todas dijeron haberse sentido amenazadas durante el viaje. Muchas denunciaron que en casi todos los países de tránsito los traficantes, las fuerzas de seguridad u otros refugiados las habían sometido a malos tratos físicos, las habían manoseado o las habían extorsionado y presionado para que tuvieran relaciones sexuales con ellos.
Mujeres embarazadas hablaron de la falta de comida y de atención médica básica, y también denunciaron que habían sufrido empujones y aplastamientos en las fronteras y los puntos de tránsito del viaje. Una mujer siria, que estaba embarazada y amamantaba a su hija menor cuando realizó el viaje con su marido, afirmó que en los campamentos de Grecia no lograba dormir sabiendo que estaba rodeada de hombres.
Ni los gobiernos ni los organismos de ayuda humanitaria proporcionan las mínimas garantías de protección a las mujeres refugiadas que viajan desde Siria e Irak. Para empezar, nadie tendría que hacer estos viajes peligrosos, pero para evitar los abusos y la explotación a manos de los traficantes, los gobiernos europeos deben establecer rutas seguras y legales desde el inicio.
Sin embargo el Acuerdo que ha firmado recientemente la Unión Europea con Turquía supone todo lo contrario. Amnistía Internacional y otras organizaciones humanitarias han documentado en ese país malos tratos de la policía a las personas refugiadas, detenciones ilegales, condiciones inadecuadas de acogida y devoluciones forzosas a países donde sus vidas corren peligro.
España se ha comprometido a acoger a 15.888 personas refugiadas procedentes de Grecia e Italia pero hasta ahora ¡sólo ha reubicado a 18! Para cambiar esta vergonzosa situación el gobierno tiene que sentir la presión de toda la sociedad civil, y es lo que pretendemos con las firmas del Manifiesto #YoAcojo, en el que le exigimos cumplir con sus compromisos y aumentar las plazas, especialmente para las mujeres y niñas refugiadas que están sufriendo abusos y violaciones de sus derechos que nunca hubieran imaginado.
Si quieres apoyar esta campaña, súmate a nuestro Manifiesto, sólo tienes que firmar.
Más información: