#OVO: Poema de una matrona
Este texto lo ha escrito una matrona. Una matrona anónima que lógicamente no quiere salir de su anonimato para no tener que llorar más aún debido a su osadía. Pero probablemente haya bastantes profesionales sanitarios que podrían suscribirlo. La cuestión es ¿cuántas y cuántos?
Como en tantas otras situaciones inconfesables relativas a las relaciones humanas, empezaremos a avanzar cuando el problema se vaya haciendo más visible y se pierda el miedo a hablar de ello.
Gracias matrona, seas quien seas, espero que pronto puedas dejar de llorar.
La de veces que he llorado porque me dolía por dentro.
La de veces que he llorado porque mis propias compañeras no aceptaban ni respetaban mi forma de trabajar.
La de veces que he llorado por las malas palabras y gestos de mis colegas.
La de veces que he llorado porque te hacían una cesárea sin justificación clínica.
La de veces que he llorado porque te destrozaban la vida.
La de veces que he llorado porque tenían prisa innecesaria por que naciera tu bebé.
La de veces que he llorado porque te golpeaban la barriga a puñetazos para que así descendiera tu bebé.
La de veces que he llorado pensando en el dolor que tendrías en tu periné al dar de mamar a tu hijo, tras una episiotomía sin justificación clínica.
La de veces que he llorado porque un residente recién empezado toma decisiones equivocadas sobre tu salud y la de tu hijo.
La de veces que he llorado porque el personal médico no respete mi modo de cuidarte y me dejen mal delante de ti.
La de veces que he llorado porque se pusiera en duda mi actuación profesional por no intervenir como los demás.
La de veces que he llorado porque por una decisión absurda no pudieses tener a tu bebé sobre tu piel en el quirófano.
La de veces que he llorado porque te obligan a estar en litotomía, a pesar de que dices que así te duele más.
La de veces que llorado porque te exploraba cada media hora todo el equipo médico sin pedirte permiso.
La de veces que he llorado porque forzaban la llegada de tu bebé con un instrumento, solo para que no les molestasen por la noche.
La de veces que he llorado porque, a pesar de la información, te dejaste hacer sin pensar.
La de veces que he llorado porque, a pesar del maltrato físico y emocional fuiste incapaz de poner una queja hacia ellos.
La de veces que he llorado porque a pesar de mi acompañamiento , mi cercanía , mi respeto hacia ti, no fuiste capaz de decirme que querías que fuese yo quien le diera la bienvenida a tu bebé.
La de veces que he llorado porque a pesar la evidencia, la mayoría de mis compañeras se resisten al cambio.
La de veces que he llorado porque algunos colectivos de mujeres no comprendan lo duro que es estar aquí, y me metan en el mismo saco que a otros profesionales.
La de veces que he llorado porque todo esto pasa factura a nivel emocional, y afecta a tu vida personal.
La de veces que he llorado después de varios años aquí...
... y me temo que mañana volveré a llorar.