Adiós al uso de Haloperidol en el parto II
Resumen del trabajo fin de grado de Enfermería de Ana Polo Gutiérrez: "El uso preventivo del Haloperidol como antiemético en la analgesia opiácea durante el parto, ¿Es una práctica basada en la evidencia científica?". (Estudio completo)
El uso de analgesia parenteral opiácea para disminuir el dolor durante el parto ha sido investigado durante muchas décadas y es usada extensivamente. El uso de opiáceos sigue estando muy extendido para gestionar el dolor del parto, a pesar del limitado alivio del dolor que proveen y de los efectos secundarios que tienen en la madre y el niño ((1)-Anderson, 2011). Los diferentes opioides morfina, meperidina, fentanilo, remifentanil y nalbuphina, son similares de perfil farmacológico pero difieren en potencia, farmacocinética, farmacodinámica y efectos secundarios. La meperidina presenta una proporción de náuseas y vómitos del 35% vs 15% según un estudio que comparaba meperidina y tramadol, una duración del parto mayor en comparación con el tramadol, 190 vs 140 minutos en el primer estadio del parto y la percepción del dolor fue menor para el grupo de la meperidina. Ambos aportan a la madre moderada analgesia. (2) Khooshideh M, Shahriari A. 2009.
En comparación con otros narcóticos parenterales, la meperidina es:
- De duración corta. No existe acuerdo al respecto se referencian solo 2 a 3 horas (3)Jaffe y Martin, 1985, cuanto más joven la paciente, más corta tiende a ser su acción (4) Kaiko, 1980.
- Responsable de efectos neuropsiquiátricos como desorientación, alteraciones del comportamiento y alucinaciones mayor si administración parenteral.
- La meperidina se etiqueta de no recomendada en las tablas de equianalgesia de American Pain Society, 1987. (5) Margo McCaffery y Alexandra Beebe, 1993.
Actualmente, la anestesia parenteral más frecuentemente utilizada en nuestro medio es la administración de opioides. El opioide más empleado en obstetricia es la meperidina, que posee un inicio de acción muy rápido y tiene la ventaja de ser muy barato. Entre sus inconvenientes se encuentran que produce náuseas, vómitos, enlentecimiento del vaciado gástrico y depresión respiratoria. Su vida media en el neonato es de 21 horas y su metabolito activo, la nor-meperidina, tiene una vida media de 18 y 60 horas en la madre y el feto respectivamente, con un periodo de 2-3 días de depresión neonatal sutil. Además, al atravesar la placenta, ocasiona una disminución de la variabilidad de la frecuencia cardiaca fetal y una sedación en el recién nacido. Esto se debe a su metabolito intermedio, la normeperidina. Por todos estos motivos se ha llegado a cuestionar su uso durante el parto.
En España es conocido el uso como segunda opción de analgesia meperidina intramuscular y haloperidol, un neuroléptico para evitar la aparición de náuseas y vómitos, tramadol y en menor proporción el uso de fentanilo, agonista opioide, administrado por vía intravenosa. La meperidina presenta una proporción de vómitos y nauseas superior a otros analgésicos durante el parto, por lo que se cuestiona su uso como opiáceo de elección por vía subaracnoidea. (6) Booth J.V., Lindsay D.R., 2000.
El estudio del uso y efectos de la meperidina durante el parto en el Hospital Costa del Sol (7) Mesa Somé M. V.; Higuero Macías J.C. 1999, mostró que la administración de meperidina no se administraba según recomendación teórica, fase latente 51% y 49% en fase activa, la utilización de las otras anestesias fue masiva en las mujeres expuestas a meperidina y el 72% recibió oxitocina sintética. Concluyeron:
- El momento de la administración de la meperidina no ha influido en la duración del parto.
- El uso de la meperidina asociado a otro tipo de anestesia ha aumentado el número de partos instrumentados.
- El uso de la meperidina asociado a otro tipo de anestesia se ha relacionado con una mayor duración del parto.
- El uso de la meperidina administrada a dosis recomendadas 50/100 mg, 1 mg/kg. de peso independientemente del tiempo que transcurra desde el momento de la administración y el nacimiento no influye desfavorablemente en el puntaje del Apgar ni al primer minuto ni a los 5 minutos.
- Apgar al minuto, puntuación de 9, 90% y al quinto minuto puntuación de 10, 98%.
En España el uso de la analgesia opioide sigue representado un porcentaje importante, ya que la posibilidad de su administración intramuscular por parte de las matronas, sin necesidad de supervisión médica directa, favorece la extensión y perpetuación de su uso en áreas obstétricas. (8) Martinez Fernandez G, Plaza Moral A, 2004.
Dicen las matronas autoras de un estudio en 1998 sobre los efectos de la meperidina: “Este es un fármaco cuyo objeto primordial de analgesiar a las parturientas y conseguir un estado más relajado en aquellas mujeres que durante su parto tienen una excitación importante que llega hasta el descontrol” (9) Boga, A.; Barrios, B.; Sanz, F.; Hernández García, J.M. 1998.
La ginecóloga Catalán, M. explica su uso de otra manera:
“Había trabajado en España, en Tarragona, en el Hospital Juan XXIII, en la década de los años 80, que fue el tiempo en que se medicalizó el parto en España, con la administración endovenosa de oxitocina y se inmovilizó a las mujeres con la excusa de auscultar bien a los bebés. Se cerró la Escuela Universitaria de Comadronas durante 7 años. La clase médica se había hecho dueña del manejo de los partos. Y así se empezó a sobrevalorar el llamado “parto médico dirigido” como el parto ideal y el más seguro.
Cuando ahora empezamos a hablar de mutilación genital cuando nos referimos a la episiotomía rutinaria, también podemos referirnos a la dirección del parto en aquellos años, como situación de humillación y de tortura para las mujeres, que al no poderlo soportar gritaban para que se les administraran drogas tipo dolantina y haloperidol, para disminuir el dolor, cosa que les llevaba a situaciones verdaderamente denigrantes.”
“En el año 2010, un 16,9% de los partos tuvieron sedación con dolantina y haloperidol”, (Hospital de la CCAA de Andalucía).
El uso del haloperidol como antiemético preventivo asociado con la meperidina, (dolantina, petidina) es una práctica clínica que se está realizando en los paritorios españoles de centros sanitarios públicos y privados.
El Haloperidol es un antipsicótico convencional, neuroléptico, butirofenona, antagonista dopaminérgico tipo 2, prescrito comúnmente y aprobado para manifestaciones de los trastornos psicóticos, tics motores y vocales en síndrome de Torette, tratamiento de segunda línea de las alteraciones severas del comportamiento en niños con hiperexcitabilidad explosiva y combativa, tratamiento a corto plazo de segunda línea en niños hiperactivos y tratamiento de pacientes con esquizofrenia que requieren terapia antipsicótica prolongada vía parenteral.
El Haloperidol, ha estado disponible desde 1958 y recibió la aprobación de “Food and Drug Administration” (FDA-USA), como antipsicótico en 1967. Ha sido usado no sólo en psiquiatría, sino también en pacientes médicos y quirúrgicos para el control de la agitación severa.
Los neurolépticos y derivados tienen una capacidad antiemética que deriva del bloqueo de receptores que cuando se activan pueden causar náuseas y vómitos, incluidos receptores de dopamina tipo 2, de serotonina tipo 3, de histamina tipo 1, muscarínicos colinérgicos tipo 1 y neurodinona tipo 1. Pacientes con un riesgo moderado o alto de desarrollar náuseas y vómitos pueden beneficiarse de la administración de un antiemético profiláctico que bloquee uno o más de estos receptores implicados en la émesis.
El uso de este neuroléptico de la clase de las butirofenonas como preventivo de las náuseas y los vómitos producidos por la analgesia opiácea durante el parto, es una cuestión muy poco referenciada en la literatura internacional. Existe evidencia de la eficacia de haloperidol en la prevención de náuseas y vómitos tras anestesia de pacientes quirúrgicos gastrointestinales, (“postoperative nausea and vomiting”, PONV) y no existe evidencia de eficacia tras analgesia opiácea en pacientes oncológicos. No se ha publicado revisión alguna de su eficacia en la analgesia de los partos.
Estudios antiguos mostraron que el haloperidol era efectivo en las náuseas y los vómitos inducidos por la apomorfina. Posteriormente, el haloperidol ha sido usado con frecuencia como un antiemético durante más de 40 años, a pesar de la carencia de datos clínicos de eficacia y efectos secundarios.
La comunidad científica de anestesiología cuestiona el uso del haloperidol a pequeñas dosis y en 2007 la FDA emitió una alerta pidiendo que se revisara la ficha del haloperidol, sobre todo si es administrado intravenoso. Algunos de los estudios muestran efectos secundarios de la prolongación del intervalo QT, otros muestran efectos secundarios de sedación, síntomas extrapiramidales y clínica significativa de prolongación del intervalo QT. (Rosow et al).
Se usan pequeñas dosis de haloperidol para la prevención de las náuseas y vómitos posquirúrgicos en adultos. Una reciente revisión sistemática de los 23 ensayos clínicos controlados, producidos entre 1962 y 1988, expuso los datos de pacientes de gastroenterología, quimioterapia y radioterapia que recibieron haloperidol como antiemético. Ningún estudio se refiere a su uso en paritorios. La revisión expone que para prevención de náuseas y vómitos postquirúrgicos 0,25 mg no son efectivos; 1 mg aporta un beneficio 1,53 veces comparado con placebo; 2 mg comparados con placebo, aportan un beneficio de 1,73 veces. En gastroenterología, 2 mg de haloperidol fueron más efectivos que 1 mg. Para quimioterapia y radioterapia no se puede concluir eficacia.
Con 4 mg, un paciente tuvo síntomas extrapiramidales y con 5 mg la sedación se incrementó con un riesgo relativo de 2,09 veces de necesitar tratamiento. En resumen, dosis de haloperidol considerablemente más bajas que para el tratamiento de la psicosis y la agitación, son efectivas con mínima toxicidad para pacientes postoperatorios de gastroenterología. Para otros procesos clínicos y para niños los datos no permiten verificar eficacia. (10) Habib AS, Gan TJ. 2008. Se comunican gran variabilidad de proporciones de náuseas y vómitos en este tipo de pacientes. En el estudio (11) Dagtekin O.; Wiese P. (2009) la proporción de náuseas y vómitos fue 23% vs. 57%, comparando Haloperidol + Ondansetron/Haloperidol.
En un estudio para analizar si el momento de la administración del haloperidol influye en su efectividad, los autores concluyen que es similar recibir haloperidol 2mg/iv durante la inducción de la anestesia o 30 minutos antes del fin de la cirugía. Es muy interesante que la incidencia observada de PONV fue comparada con la proporción teórica (Apfel´s risk score) esperada de náuseas y vómitos que era del 60 % y en el estudio fue del 30% y 26% (12) Yao L. Yang MD, Hsien Y. Lai PhD, Jhi J. Wang PhD, Po K. 2008. Todavía hay muchas preguntas sin contestar respecto al uso de pequeñas dosis de haloperidol como profiláctico en PONV.
Este fármaco puede administrarse por vía oral o inyectable. Se realizaron algunas investigaciones que observaron cómo y cuándo funciona este fármaco en enfermedades causadas por cirugía y cuando se trata de prevenir la enfermedad provocada por tratamientos anticancerosos. Durante una búsqueda de literatura internacional no se encontraron estudios que consideren este tratamiento en pacientes gravemente enfermos o terminales. No hay suficientes pruebas para poder recomendar el haloperidol para el tratamiento de náuseas y vómitos en pacientes adultos que padecen enfermedades progresivas incurables.
¿Y para el grupo de mujeres parturientas y bebes a punto de nacer expuestos a haloperidol?
La búsqueda de artículos referentes a la efectividad del uso preventivo de haloperidol para el control de náuseas y vómitos asociados a la analgesia opiácea en el parto nos ofrece unos resultados inesperados: no existen publicaciones al respecto que no estén producidas en España, excepto un estudio producido en Alemania con datos del año 1990. Es decir solo hay un artículo publicado al respecto cuyos datos se hayan originado fuera de los hospitales españoles.
En un estudio comparativo en un hospital de Cádiz para evaluar la efectividad y la seguridad de Remifentamil vs Meperidina+Haloperidol con resultados intensidad del dolor significativamente menor y satisfacción materna mayor para el Remifentamil, datos 2006, las parturientas que reciben remifentanilo o meperidina mediante PCA intravenosa no presentan diferencias en la incidencia de nauseas. En el estudio la incidencia de náuseas y vómitos fue similar en ambos grupos de estudio, a pesar de que el grupo meperidina recibió profilaxis antiemética en todas las pacientes, lo que sugiere que quizás el uso del haloperidol no prevenga las náuseas y vómitos y si pueda producir efectos secundarios indeseables, tales como una reacción distónica aguda durante el trabajo de parto secundaria a haloperidol (13) E. Calderón, E. Martínez, M. D. Román, A. Pernia, R. García-Hernández, L.M Torres. 2006.
En una carta al director desde un hospital de Barcelona se relata un caso de distonia aguda asociado a dosis bajas de haloperidol en el parto + meperidina. Siendo la dosis habitual de haloperidol parenteral de 2,5 a 5 mg, con una vida media de 15 a 25 horas, la dosis administrada a esta paciente, 5 mg en 12 horas, estuvo dentro del rango terapéutico y sin embargo provocó distonia.
Una característica de los neurolépticos es que los efectos secundarios se atribuyen a una respuesta idiosincrática no siempre relacionada con las dosis de fármaco administradas y es a esta respuesta a la que atribuimos la reacción de la paciente.
En esta paciente los efectos secundarios aparecidos no llegaron a poner en riesgo ni a la madre ni al feto, y se pudo esperar a la finalización del parto para administrar el tratamiento. La especial situación de la paciente obstétrica, una persona sana pero en la que tenemos que tener en cuenta el paso placentario de cualquier fármaco y sus efectos en el feto, nos limita el margen de actuación sobre efectos secundarios. (14) Martínez Fernández, G. 2004.
Un estudio que compara diferentes analgesias en el parto en un hospital de Huelva, incluida dolantina más haloperidol; expone como resultados: la duración total del parto fue significativamente más corta en el grupo control (no analgesia ni anestesia) y en el de sedación (meperidina +haloperidol) que en los grupos de analgesia epidural e intradural. Esta diferencia no se modificaba al considerar la paridad de las pacientes. Los partos con terminación eutócica fueron más frecuentes en el grupo control y de sedación, con diferencias en relación con los grupos de analgesia.
Los partos vaginales instrumentales fueron más frecuentes en el grupo de analgesia (epidurales + intradurales) que en el resto de los grupos, mientras que la cesárea fue significativamente más frecuente en el grupo de analgesia epidural que en el resto de los grupos analizados. No se estudia náuseas y vómitos (datos 1999/2000). En este estudio unen el grupo control y el grupo de sedación vs el grupo de anestesia para exponer algunos resultados (15) J.C. Santos, A. Ruano, P.J. Beltrán, C. Álvarez y M. Cosculluela. 2004.
Un estudio en el hospital Costa del Sol de Málaga, datos 1999, donde no se estudian las náuseas ni los vómitos con el uso de la meperidina, ni se sabe si unieron o no haloperidol a la meperidina. (16) Hospital Costa del Sol, Málaga, 2003.
Y el estudio que compara Nalbupine vs el coctel Dolantina/Atosil/Haldol en un hospital de Colonia, Alemania, con resultados a favor de Nalbupine con número de partos espontáneos mayor, ph de la arteria umbilical mayor y menos disturbios respiratorios de adaptación en el bebé. No se estudian nauseas ni vómitos, datos 1990. (17) Schwickerath, J., Wolff, F. 1991.
Por lo tanto el único estudio que se acerca a la acción del haloperidol en la prevención de náuseas y vómitos tras administración opiácea en el parto, encuentra que las parturientas que recibieron meperidina+haloperidol presentan estos efectos secundarios en la misma proporción que las que recibieron el agonista opiáceo Remifentamil sin un antiemético preventivo.
En los hospitales y clínicas españolas la dolantina=petidina=meperidina se usa en los partos con una frecuencia aproximada del 17% (hospital CCAA Andalucía, 2010) y en un porcentaje de casos desconocido se asocia al haloperidol, antipsicótico de primera generación de la clase de las butiferonas que puede producir efectos secundarios severos en la madre y desconocidos para el bebé, además de potenciar la depresión y la hipotensión del SNC producida por los opiáceos.
La información del consumo hospitalario de Haloperidol no es posible obtenerla para el conjunto del Sistema Nacional de Salud de España; actualmente la Dirección General de Farmacia y productos sanitarios está trabajando en el desarrollo de este sistema de información. Únicamente podríamos obtener los datos de consumo del haloperidol en el ámbito de la atención primaria, información obtenida del procesamiento de recetas médicas del Sistema Nacional de Salud facturadas a través de las oficinas de farmacia
Respecto a los potenciales efectos adversos del haloperidol, se pueden producir por el bloqueo de receptores dopaminérgicos tipo 2 en el estriado, lo que causa efectos adversos motores y por el bloqueo de receptores de dopaminérgicos tipo 2 en la hipófisis, lo que causa elevación de prolactina, e incluyen somnolencia, alucinaciones, letargia, reacciones paranoides, nauseas, vómitos, hipotensión, urticaria, akinesia, síntomas extrapiramidales, diskinesias, síndrome neuroléptico maligno (rigidez muscular, trastornos de la transpiración hiperirexia e inestabilidad autónoma que puede amenazar la vida), arritmias cardiacas y torsades de pointes son reportados por vía oral, intramuscular e intravenosa.
Una característica de los neurolépticos es que los efectos secundarios se atribuyen a una respuesta idiosincrática no siempre relacionada con las dosis de fármaco administradas.
Las fichas técnicas de Haloperidol se refieren siempre a su efecto antipsicótico que es lo que está aprobado Puede presentar interacciones farmacológicas:
- Aumentando los efectos antihipertensivos de otros fármacos excepto la guanetidina cuya acción puede ser antagonizada.
- Puede producir un efecto depresor del SNC aditivo si se emplea junto a otros depresores del SNC; las dosis de lo otros agentes deberían reducirse.
- Puede disminuir los efectos de levodopa.
Su seguridad y eficacia no se han establecido en bebés. Se recomienda que se use durante el embarazo solo si es claramente necesario y tiene un riesgo de categoría C, es decir, algunos estudios en animales muestran efectos adversos y no hay estudios controlados en humanos.
Problemas potenciales con el Haloperidol
- Somnolencia, alucinaciones, letargia, reacciones paranoides, nauseas, vómitos, sudación hipotensión, urticaria.
- Síndrome neuroléptico maligno (SNM). Los pacientes más sensibles a efectos extrapiramidales pueden desarrollar SNM, cuyos síntomas son rigidez muscular, trastornos de la transpiración, hiperpirexia e inestabilidad autónoma que puede amenazar su vida. (18) Rodríguez Palomares, C., Garfias Arviz, A. 2007.
¿Qué dicen los profesionales respecto al uso de haloperidol + meperidina en los hospitales españoles?
Matrona A. J.
“Yo empecé a trabajar de matrona en los años 90 y ya se ponía en todos los hospitales por los que pasé, que fueron bastantes. Lo prescribían los tocólogos y lo tenían que firmar ellos en historia, al ser la dolantina un psicotrópico, la cual estaba en un botiquín especial bajo llave, con la correspondiente responsabilidad en su administración y en contaje de las ampollas vacías (se llevaba un recetario para farmacia).”
Matrona H. B. CCAA Andalucía.
“Creo que desde que terminé la especialidad la he visto usar (y la he usado) en varias ocasiones como método de alivio del dolor en mujeres en fase latente... En cualquier caso te digo, en mi hospital se pone (y en el anterior hospital donde trabajé también se ponía), lo administra la matrona aunque en algunos casos se "notifica" al obstetra de guardia, se pone en fase latente (aunque las hay y los hay más aventurados y la ponen al inicio de la fase activa). Yo actualmente, quizá una o dos veces al año... Pero en mi hospital así de cabeza pueden ser 6 o 7 veces al mes (60 partos al mes). […] La pondría en casos muy muy excepcionales y si he agotado otras alternativas.”
Ginecóloga C. P. CCAA Aragón.
“Yo acabé al residencia de gine en el 1994, y entonces se empezó a universalizar la epidural, y se dejó de usar eso. Las mujeres, algunas dilataban de golpe muuucho, tras horas de atasco y a punto de cesárea, por ejemplo, pasar de 4 cm a 9 o completa... y otras relataban experiencias de no poder expresarse pero sentir igual el dolor, o malestar. Era el recurso perfecto para las "descontroladas". Yo pasé a residencia dando la mano a mujeres "descontroladas", para no drogarlas... Y recuerdo aún mucho la sensación de hacer eso y más, de acompañamiento empático, pero a escondidas, a veces, y delante de compañeros que se reían de mí... Recuerdo la angustia que produce ser siempre la rara o mala profesional, lo peligrosa... o hippy o tal. Tú entonces ya no vales para todo lo demás.”
Matrona C.P. CCAA Madrid.
“En el hospital se suele utilizar el cocktail para las mujeres prodrómicas y para las inducciones durante la noche. Se administra 1/2 ampolla de Dolantina + 1/2 Haloperidol, generalmente intramuscular, pero algunas compañeras lo administran vía intravenosa. Mi experiencia es que las mujeres que están asustadas les sienta fatal, lo que se conoce como "un mal viaje" entre los consumidores de drogas. Si la mujer está confiada y se le pone para dormir a veces le ayuda a dilatar más rápido. Si se desencadena el parto y se produce poco tiempo después, el bebé cuando nace está deprimido y le cuesta trabajo adaptarse, pero funciona pocas veces. Siempre lo pauta el ginecólogo, aunque algunas compañeras lo administran por su cuenta y luego lo pautan los médicos para que conste en la Historia clínica.”
Matrona S.E. CCAA Aragón.
“He utilizado durante muchos años este cóctel. Los efectos más rápidos eran una inhibición del dolor del parto, con rapidez. La mujer entraba en somnolencia de forma rápida y, claro, el dolor no se percibía como tal. En otras ocasiones, por el contrario, se conseguía un efecto adverso: la mujer se descontrolaba de tal manera que no era ella, la que había conocido con el dolor de parto, antes de ponerle la medicación. Cuando tenía que pujar, las fuerzas se habían diluido, aunque no puedo decirte mucho sobre esto, porque tengo pocos recuerdos. Poníamos oxitocina en todos los casos, salvo que la mujer viniera pariendo. La oxitocina era obligada desde que empecé a trabajar, que fue en 1997. Y oxitocina, decúbito supino, era demasiado. Allí se ponía el coctel con muchísima frecuencia. Era el médico quien nos firmaba la medicación. No teníamos autonomía, salvo para poner Buscapina o Nolotil. Primero poníamos una Dolantina y medio Haloperidol intramuscular. Después hacíamos esta mezcla y poníamos media dosis intramuscular y media intravenosa. Esta última cuando la mujer tenía contracción. Se ponía despacio en tres, cuatro contracciones. Cuando se vio que si se ponía toda la dosis en una contracción suponía una reacción rápida, la mujer se quedaba tan dormida que comenzaba a tener una respiración fuerte como ronquidos, y respondía mal a los estímulos. La Dolantina necesitaba receta, la guardábamos en caja fuerte. No sé cuándo se dejó de utilizar en el hospital, quizás hasta que la epidural fue masivamente utilizada y cuando la mujer no quería que se utilizara analgesia (2000).”
Matrona A.J.
“Yo empecé a trabajar de matrona en los años 90 y ya se ponía en todos los hospitales por los que pasé, y fueron bastantes. Lo prescribían los tocólogos y lo tenían que firmar ellos en historia, al ser la dolantina un psicotrópico, la cual estaba en un botiquín especial bajo llave, con la correspondiente responsabilidad en su administración y en contaje de las ampollas vacías (se llevaba un recetario para la farmacia). Como en aquella época, los protocolos hospitalarios sobre el parto, lo habitual eran las "estimulaciones", nada más empezar a hacer efecto la oxitocina intravenosa y la inmovilidad "obligatoria" por la "necesidad" de una monitorización permanente, hacía que la mujer se subiese literalmente por las paredes. Con este cocktail, las mujeres perdían la consciencia de la realidad del momento y el dolor no se les quitaba, había gines que les añadían Valium. Se calmaban un ratito, pero las experiencias que luego contaban no eran agradables. Muchas de ellas se quejaban del dolor, más, se "destarifaban", tenían ataques de ansiedad... etc. Todo esto a veces sin la presencia de un acompañante, lo que suponía el miedo y además la tortura.A nivel profesional, a mí no me gustaba. Los bebés también nacían algunos bastantes deprimidos o con problemas de adaptación extrauterina, meconios y disstres respiratorios, en bastantes ocasiones se les separaban para ir a neonatos durante horas.”
El uso terapéutico y los efectos adversos de este antipsicótico llamado haloperidol, como fármaco de elección en la prevención de las náuseas y los vómitos tras la administración de la analgesia opiácea en el parto, es un fenómeno de interés para la comunidad enfermera ya que “la posibilidad de su administración intramuscular por parte de las matronas, sin necesidad de supervisión médica directa, favorece la extensión y perpetuación de su uso en áreas obstétricas”. (19) Martínez Fernández, G., Plaza Moral, A. 2004. Las palabras de estos especialistas expresan que el fenómeno lo relacionan con la práctica enfermera. El estudio de esta prescripción puede ser contributivo a la historia natural de la prescripción enfermera en España.
La petidina disturba la interacción madre-bebé y otros muchos efectos indeseables y el haloperidol, además de no conocer su eficacia como antiemético en la analgesia opiácea en el parto, puede potenciar la interacción disturbada, la hipotensión y presentar efectos secundarios atribuidos a una respuesta idiosincrática, no siempre relacionada con las dosis de fármaco administradas.
Son necesarios estudios que provean de conocimientos acerca de la efectividad, tiempo óptimo de administración, dosis-respuesta, seguridad y, sobre todo, probar su no toxicidad para el bebé, la mamá y el desarrollo del parto.
Mientras tanto, ADIÓS HALOPERIDOL.
BIBLIOGRAFÍA
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