LaVozEsNuestra
3 Nov 2016
  •  
0 comentarios

Luces y sombras

La historia de Ana.
Texto extraído de la carta de agradecimiento y reclamación que puso en el hospital en el que fue atendida en su parto.

A quien corresponda:

En primer lugar agradezco en general la atención recibida en este hospital durante el embarazo y después.

Mi carta se refiere sobre todo a mi parto, con sus luces y sombras. Ahora que mi hija tiene un mes y medio tengo un rato para escribir lo que llevo pensando desde que nació. No me gustaría dejar pasar la oportunidad de agradecer los buenos cuidados que recibí, así como de expresar los aspectos negativos, muy mejorables, en su hospital.

Gracias a mi matrona. Lo primero que me mueve a escribir es precisamente una enorme gratitud hacia la matrona que me acompañó durante casi todo el parto, antes de pasar al paritorio, por su calidad humana y su profesionalidad. En todo momento nos trató con la mayor sensibilidad y rigor; su presencia sin duda mejoró muchísimo la experiencia.

Quiero dejar constancia de lo mucho que me alegro de haber pedido la walking epidural y no la tradicional. Mi expulsivo fue algo complicado porque la niña no rotó bien y salió en posterior. Tuve que empujar muy fuerte durante mucho rato; por lo que sentí y por lo que sé (hay evidencia de que la epidural dificulta el expulsivo y aumenta la probabilidad de parto instrumental), con una anestesia más fuerte probablemente no habría podido terminar un parto vaginal normal. Hago hincapié en esto porque sufrí en primera persona las reticencias verbales y el trato algo brusco de la anestesista: “para qué le pones la walking, en media hora está pidiendo la otra”.

Mi dignidad e intimidad se fueron al garete cuando me pasaron al paritorio, y se congregaron hasta 15 personas con pijamas verdes, sin presentarse y sin que nadie nos explicara quiénes eran ni qué hacían allí. Ahí se acabó el parto consciente y el respeto a nuestra información y decisión. Mencionaron cesárea, forceps, paletas...

Se pueden imaginar los nervios y la confusión. Esto ha sido lo peor de la experiencia del parto, además de que no responde a ninguna razón médica y es totalmente evitable con un poco de cuidado en el trato humano y de respeto. Fue especialmente grave la presencia allí de estudiantes u otras personas en aprendizaje sin pedirme mi consentimiento.

Kristeller. Es el nombre de la maniobra, contraindicada por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, que la matrona del paritorio me efectuó sin pestañear y por supuesto sin informarme ni pedirme permiso.

Entre los recuerdos netamente positivos tengo el que me pusieran a mi hija piel con piel y no se la llevaran en ningún momento. En las dos horas siguientes otra matrona vino a ayudarme con la lactancia y el personal del hospital ha sido durante el ingreso de gran ayuda para eso. En este aspecto sólo tengo alabanzas.

Me gustaría pensar que las vivencias de las mujeres que paren en su hospital cuenten con la empatía y el respeto por parte del personal sanitario. En medicina es algo fundamental. Me consta que es el caso de la mayoría de profesionales, pero queda camino por recorrer en la atención al parto.

Atentamente les saludo,

Ana

Campaña La Voz Es Nuestra

Imagen extraída de Freeimages.com