#OVO: 2 años
Por Lola Ruiz Berdún
No sé si es buena o mala noticia que nuestro Observatorio de la Violencia Obstétrica (OVO) cumpla 2 años.
La parte buena es que, aunque no se trate de una iniciativa estatal, que es lo que debería existir, el OVO permite visibilizar sucesos que parece mentira que aún sigan ocurriendo en un estado de derecho.
Sucesos que de otra manera quedarían ocultos en la esfera de lo privado y lo personal, que es lo que ha caracterizado siempre a la historia de las mujeres. La parte negativa es obvia: el día en que el OVO deje de existir, porque ya no sea necesario, será un día de celebración.
Pero desgraciadamente todavía queda mucho camino por recorrer, muchas mujeres y familias a las que intentar ayudar.
Cuando llegan los angustiosos testimonios de las mujeres que nos escriben, tanto yo como mis compañeras experimentamos muchas emociones encontradas. Horror, tristeza, angustia…
Tal vez una de las peores sea la impotencia de no poder hacer mucho más que «observar» y denunciar.
¿Habrá algún día en que también podamos prevenir?
Y si lo hay, ¿nos enteraremos de ello?
Preguntas de difícil respuesta.
Si me invitan a hablar sobre violencia obstétrica, como hace tan solo unos días, todavía me invade una ligera inquietud sobre lo que me voy a encontrar. Viejos fantasmas acuden a mi mente y mi cuerpo protesta sintiéndose más cansado que en otros momentos.
Cuando interrogo a la audiencia sobre la existencia o no de la violencia obstétrica y me confirman que, efectivamente, esta existe, comprendo que el problema es que precisamente las personas que suelen ejercerla nunca acudirían a un acto de esas características.
Pero me consuelo pensando que el solo hecho de sensibilizar aún más a las que sí acuden sobre este gran problema, poco a poco irá mejorando las condiciones de cada paritorio.
Pero el OVO también me da mucho más de lo que había esperado.
Me siento orgullosa de trabajar con unas mujeres tan valientes y valiosas. Susana, Fran, Jesusa, Ibone, Charo y todas las demás que nos apoyan. Sacando tiempo de donde no lo hay, aunando fuerzas e inteligencias. Esa es la potencia fundamental de nuestro Observatorio, alimentada por la de las mujeres que nos escriben.
La violencia obstétrica ha dejado de ser invisible, hoy en día cientos de publicaciones científicas hablan sobre ella… es el principio del fin. Estoy segura de que el cambio llegará tarde o temprano, estamos en el buen camino. Solo hay que seguir adelante, aunque sea despacio, aunque a veces te dé la sensación de que todo va marcha atrás.
Paciencia y perseverancia…es la única manera.
Si quieres más información sobre el Observatorio de la Violencia Obstétrica puedes encontrarla aquí