Una lucha de todos: erradicar la violencia obstétrica en Ecuador
Cuando iniciamos el camino de El Parto es Nuestro en Ecuador en 2012, en el país no se sabía lo que era la violencia gineco-obstétrica.
Miles de mujeres la habían vivido, pero muy, muy pocas habían podido identificarla como una forma de violencia ejercida sobre ellas y sus hijos/as. Más difícil todavía era encontrar mujeres que supieran dar un nombre a aquella experiencia tan dolorosa y alienante que habían vivido. Los profesionales tampoco eran capaces de identificar sus prácticas, aprendidas desde la universidad, como violentas.
Cuatro años después, las mujeres, sus parejas, las organizaciones sociales, los políticos, los periodistas, los profesionales e incluso los estudiantes, conocen los derechos de embarazadas, madres y recién nacidos, y reconocen las prácticas de violencia obstétrica. Todavía son (somos) una minoría, pero el camino se hace al andar.
En 2016, dos asambleístas presentaron sendas propuestas para legislar el embarazo y parto humanizados, y en diciembre otra asambleísta presentaba una propuesta de ley para erradicar la violencia de género. Todas sus propuestas incorporaban explícitamente la violencia obstétrica como una agresión a los derechos de mujeres y recién nacidos. El Parto Es Nuestro no ha participado en la redacción de estas propuestas de ley, pero sin duda, ha tenido mucho que ver en que la violencia obstétrica quede recogida para su legislación.
Y así seguiremos, trabajando desde nuestro activismo para que las mujeres y sus bebés tengan el parto y la llegada al mundo que merecen: con respeto, con amor, con paz.