Experiencias de mujeres atendidas en los servicios de salud pública del Distrito Metropolitano de Quito durante su embarazo, parto y posparto
Escrito por María Moreno de los Ríos y Magriet Meijer
El pasado 24 de mayo presentamos los resultados del proyecto «Experiencias de mujeres atendidas en los servicios de salud pública del Distrito Metropolitano de Quito durante su embarazo, parto y postparto», que iniciamos hace más de dos años en una colaboración conjunta entre El Parto es Nuestro y la Universidad de las Américas (UDLA), y en la que hemos analizado las prácticas de violencia obstétrica en 13 centros de atención, entrevistando a más de 400 mujeres.
Recordemos que se entiende por violencia obstétrica “la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, que se expresa en un trato deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres” (Ley sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, Venezuela, 2007).
Ante más de 150 profesionales y estudiantes de la salud hemos analizado los resultados más llamativos de la investigación. Entre ellos destacamos los siguientes:
- El 30% de las usuarias NO pudo escoger la posición que deseaba en el trabajo de parto y el 40% de mujeres no pudo hacerlo al dar a luz.
- Al 38% de usuarias NO se le permitió estar acompañada por la persona de su elección durante su parto/cesárea.
- Al 73% de entrevistadas se le realizaron más tactos de lo recomendado. De ellas, al 65% se los realizaron más personas de las recomendadas.
- El 45,7% de bebés nacieron por cesárea, pese a que la OMS y el Ministerio de Salud recomiendan no sobrepasar el 10-15% de cesáreas.
- A más de la mitad (57%) de mujeres con cesárea previa (realizada con, al menos, 2 años de antelación) no les dieron la opción de un parto vaginal.
- A 51 usuarias (17%) se les realizó la maniobra de Kristeller. Esto ocurrió en 12 de las 13 unidades de salud.
- A casi la mitad de las primerizas (45%) se les realizó una episiotomía, pese a estar desaconsejadas por rutina o por prácticas de estudiantes.
- No se utilizó anestesia en: el 49,4% de suturas por desgarro, el 52,1% de episiotomías (ni para realizar el corte, ni para suturar), el 3,6% de raspado de útero.
- Más de la mitad (58%) de mujeres tuvieron unos pocos segundos, hasta un máximo de 5 minutos, a sus bebés piel con piel. Sólo el 3,11% tuvieron piel con piel la primera hora después de nacer, tal y como indica la norma técnica.
- El 22% de mujeres desconocía por qué se llevaron a su bebé inmediatamente tras el parto.
- El 35% de las mujeres asegura que NO le ayudaron a iniciar la lactancia materna después de dar a luz.
Estos son los primeros datos obtenidos, que nos servirán para realizar un análisis más profundo con cruces de variables, resultados que confiamos ver publicados en un futuro cercano.
Queremos dar las gracias a la UDLA por el financiamiento de la investigación y al Ministerio de Salud Pública y a los centros de salud en los que realizamos las encuestas por la apertura. Finalmente, queremos agradecer a todas las mujeres que nos ofrecieron sus testimonios, así como a las investigadoras e investigador de la UDLA Thais Brandao, Sofía Cañadas, Kirsten Falcon y Alejandro Galvis, así como a Lydia Andrés, por creer en el proyecto, por su compromiso, por su ética, y por las horas sin descanso dedicadas durante estos dos años para que esta investigación fuera posible. Gracias de corazón.
Porque otra forma de parir y nacer es posible. ¡El parto es nuestro!