Informe Sombra de seguimiento a la implementación de las recomendaciones del comité CEDAW al Ecuador
La Coalición Nacional de Mujeres del Ecuador, de la que El Parto Es Nuestro es miembro, presentó el 1 de junio en Ginebra el «Informe de seguimiento a la implementación de las recomendaciones del Comité de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW)».
El informe contiene la visión de las organizaciones de mujeres de la sociedad civil sobre temas como la implementación del sistema de registro único de casos de violencia contra la mujer; la necesidad de información oficial especializada sobre violencias contra la mujer oficial, actualizada y veraz; información estratégica sobre violencias contra las mujeres y políticas públicas nacionales y locales, entre otros. Y da seguimiento al informe que se remitió a la CEDAW en 2014.
Igual que ya hiciera en 2014, El Parto es Nuestro ha contribuido con aportes sobre la problemática de violencia gineco-obstétrica, que sufrimos las mujeres, recién nacidos y acompañantes en nuestro país. Destacamos los siguientes aspectos:
- En el país no existen datos específicos sobre prácticas de violencia gineco-obstétrica (VGO), ni en el sistema público, ni en el privado; únicamente se encuentran estadísticas sobre cesáreas. Se requiere ampliar el registro con referencia al número de episiotomías rutinarias, inducciones involuntarias, maniobra de Kristeller, litotomía, impedimento del apego precoz, maltrato físico y psicológico, y violación a los derechos de autonomía, información, intimidad y acompañamiento, entre otros. Debido a esta falta de información, las mujeres ecuatorianas no tenemos acceso a la información que nos permita elegir libremente el lugar donde parir. Por ello, es urgente que el instrumento que el Ministerio de Salud emplea para registrar la violencia de género en el Sistema Nacional de Salud (RDACAA) incluya la violencia gineco-obstétrica.
- A pesar de haber aumentado el conocimiento de la violencia gineco-obstétrica en el país (gracias, principalmente, al impuso de El Parto Es Nuestro y la Coalición de Mujeres del Ecuador), esta forma de violencia de género sigue silenciada e invisibilizada. Es tiempo de cambiar esta mentalidad que naturaliza, acepta e institucionaliza la violencia como parte inherente a la vida sexual y reproductiva de la mujer. Esto es especialmente destacable en el área rural, donde la tasa de embarazos precoces y mortalidad materna es más alta, principalmente en mujeres indígenas y afroecuatorianas, quienes siguen sufriendo una triple discriminación por motivos de sexo, origen étnico y pobreza, lo que constituye un obstáculo para el goce efectivo de sus derechos humanos y su plena participación en todas las esferas de la vida.
Por eso, nos parece importante desarrollar campañas educativas y de comunicación sobre violencia gineco-obstétrica y derechos para el cambio de patrones socioculturales dirigidas a la población general, con énfasis en las adolescentes y mujeres, sobretodo del área rural.
- El Parto Es Nuestro propone incluir la violencia gineco-obstétrica en el Plan Nacional para la Erradicación de la Violencia de Género hacia la Niñez, Adolescencia y Mujeres (PNEVG), en su nuevo Plan de Acción Estratégico y en la estrategia de Territorialización del Plan. También es importante incluirla en el Protocolo de Atención Integral a Víctimas de Violencia de Género, reconociendo la violencia gineco-obstétrica como una de las formas de violencia de género más silenciadas e invisibilizadas, destacando que es fuertemente ejercida sobre las más vulnerables: niñas y adolescentes, indígenas, afroecuatorianas y mujeres en situación de pobreza.
- En la actualidad, las mujeres no contamos con una seguridad jurídica cuando nos encontramos frente a un caso de violencia gineco-obstétrica. Las acciones son ineficientes, los procesos largos, y las autoridades competentes carecen de formación con enfoque de género y desconocen los conceptos relacionados con la violencia gienco-obstétrica. Tampoco existen rutas claras de denuncia para las víctimas dentro del sistema de justicia.
Por ello, y como hemos venido solicitando desde 2014, es fundamental tipificar la violencia gineco-obstétrica como violencia de género, tal y como se ha hecho en otros países de la región.[1] Establecer mecanismos interinstitucionales claros de investigación y sanción, y medidas de reparación para las víctimas de violencia gineco-obstétrica.
- Es imprescindible desarrollar cursos formativos y campañas informativas sobre violencia gineco-obstétrica para el personal de salud que trabaja en el área de gineco-obstetricia, neonatología, anestesia y enfermería. En especial, el Ministerio de Salud Pública debe revisar el plan de estudios de dichas carreras universitarias para eliminar la enseñanza de prácticas constitutivas de violencia sobre la mujer y el recién nacido. Se recomienda incorporar la capacitación en erradicación de la violencia gineco-obstétrica en la malla curricular de las universidades que forman a los profesionales de salud en el país.[2]
Estamos vigilantes sobre el cumplimiento del COMPROMISO POLÍTICO POR EL DERECHO DE LAS MUJERES A UNA VIDA LIBRE DE VIOLENCIAS, pues la prevención y la erradicación de las violencias contra las mujeres es una tarea conjunta de la sociedad ecuatoriana.
El documento completo puede consultarse en el siguiente enlace
Otros enlaces de interés:
[1] Estos países son: Argentina, Bolivia, México y Panamá. Otros países han legislado sobre prácticas que incurren en violencia gineco-obstétrica, tales como Brasil, Colombia, Uruguay y Puerto Rico. En Ecuador, el proyecto de Código Orgánico de Salud y el proyecto de Ley Orgánica por el derecho a una vida libre de violencia de género incluyen la tipificación de violencia obstétrica, todavía no han sido aprobados. El proyecto de Ley Orgánica por la atención humanizada del embarazo, parto y postparto, de 2016, ha sido archivado.
[2] Desde 2016, la Universidad de las Américas con la asociación El Parto es Nuestro está desarrollando el proyecto Experiencias de mujeres atendidas en los servicios de salud pública del Ministerio de Salud Pública del Distrito Metropolitano de Quito durante su embarazo, parto y postparto. En este proyecto se ha logrado incidir para cambiar las mallas curriculares de las facultades de Medicina y Enfermería, eliminando la enseñanza de prácticas que perpetúan, institucionalizan y normalizan la violencia gineco-obstétrica