Sara Salguero
19 Oct 2017
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En la sala de espera

Hoy he ido a una consulta rutinaria de ginecología, compartía sala de espera con las mujeres de obstetricia. El estómago se me ha llenado de mariposas revoloteando, se han agolpado recuerdos de mis dos maravillosos embarazos e imagino que mi sonrisa sería más que evidente.

Después me he puesto a imaginar lo que estas mujeres esperarán de su parto y posparto... Y no he podido evitar emocionarme. Es el mismo lugar donde yo misma he soñado mis partos. En el primer embarazo vivía en una nube, pensando que todo tenía que ser de color de rosa, no lo concebía de otra manera; En mi segundo, sin embargo, ya no era tan inocente, los pies los tenía bien anclados en la tierra y sabía que me lo iba a tener que trabajar mucho para conseguir mi parto soñado. Yo pasé por eso. Sé lo que es tener unas expectativas para el momento más importante de tu vida, sé lo que son los planes inocentes de una primeriza que confía en su cuerpo pero también en la institución médica...Y sé lo que es que el parto no llegue, ni de lejos a estas expectativas.

Y me encantaría pensar que a ninguna mujer de las que ahora mismo estoy viendo les va a pasar, que a todas las mujeres que están en esta sala les van a respetar íntegramente, que la suerte del profesional que le toque no va a influir en el desarrollo normal de su parto…

Me encantaría pensarlo, de verdad, pero no puedo. La verdad es que es más que probable que alguna de estas mujeres poderosas, mujeres dadoras de vida, mujeres que saben parir como lo han sabido sus antecesoras, se vean ninguneada y maltratada. Es muy probable que alguna sufra Violencia Obstétrica, porque por desgracia, hoy y aquí esta violencia está presente. Con lágrimas en los ojos entro a mi consulta rutinaria deseando fuertemente que todo esto sea producto de mi mente pesimista de hoy y que estas mujeres puedan parir como las diosas que son!!!