El Parto es Nuestro rechaza cualquier incentivo económico para la donación de cordón

Ante la noticia donde un ayuntamiento ofrece ayudas económicas para la congelación de las células madre del cordón umbilical de los recién nacidos de ese municipio, desde El Parto es Nuestro queremos remitirles a la evidencia científica actual que desaconseja el pinzamiento precoz, imprescindible para realizar la extracción de esa sangre.

El pinzamiento tardío del cordon umbilical (3 minutos o más) ha mostrado menor riesgo de anemia a los 8 y 12 meses de edad aportando efectos positivos en la salud y desarrollo de los bebés. En recién nacidos a término los beneficios incluyen mayor volumen de sangre y de las concentraciones de hemoglobina, lo que reduce la necesidad de transfusiones de sangre y previene la deficiencia de hierro en los primeros 6 a 12 meses de vida además de mejorar las habilidades motoras.

Los beneficios del pinzamiento tardío del cordón umbilical en prematuros incluyen mejor estabilidad circulatoria, menor riesgo de hemorragia intraventricular, reparación de órganos, y un menor riesgo de enterocolitis necrotizante. Todos estos beneficios desaparecen si el cordón se pinza para extraer la sangre y ser conservada.

Las investigaciones actuales dicen que hay un 1 posibilidad entre 2700 de necesitar las células madre del cordón para el tratamiento de un hijo o un pariente puesto que la mayoría de enfermedades no pueden ser tratadas con las propias células madre.

Los expertos y todas las recomendaciones internacionales incluidas la OMS, ACOG, RCOG, NICE, AAP, etc. recomiendan el retraso del pinzamiento del cordón umbilical, mientras que ninguna de estas asociaciones recomienda la donación o conservación en bancos privados.

Así mismo recordamos las dudas que plantea la efectividad y el coste beneficio de la donación y conservación del cordón apuntada por las compañeras de Dona LLum así como el negocio alrededor de la misma.

Por todo ello rogamos que el ayuntamiento de Cofrentes se plante dar esos 1000€ de ayuda a las familias para que ellas mismas lo gestionen según sus necesidades o inviertan ese dinero en fomento de cursos que promuevan la lactancia materna o el bienestar de los más pequeños. Evitando así la especulación y la comercialización de la sangre de los bebés.

(Fuente información científica: Laia Casadevall Castañé)