25N La episiotomía que no consentí
Esta semana en nuestro blog, con motivo del "Día internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer", publicaremos una serie de fotografías cuya autora Claudia Sarra, nos ha prestado amablemente para visibilizar la violencia obstétrica como una forma más de violencia contra las mujeres. Acompañamos cada fotografía con un relato, experiencia real, de mujeres que la han sufrido durante el nacimiento de sus hijos.
Foto 2: "Te voy a dejar como de 15"
Me mandó pujar, pero no podía, era inútil, no sentía nada y sus palabras no ayudaban en absoluto. Cogió las tijeras, y aunque le pedí que no lo hiciera, me cortó.
La Episiotomía que No consentí.
Hospital Universitario de León, 19 de agosto de 2017.
Por Z.M.G
¿Cuánto tiempo pasará hasta que al recordar mi parto no me recorra un escalofrío de pies a cabeza?
Me costó un tiempo poder hablar de ello, aún hoy, después de casi 2 años y medio, no puedo evitar sentir una mezcla de alegría, rabia, frustración y tristeza cuando me traslado a ese día.
El 19 de agosto de 2017, con 38 semanas, ingresé temprano con bolsa rota, plan de parto en mano y contracciones de baja intensidad, aunque notaba a mi pequeña muy abajo. Sobre las 5 de la tarde me realizaron un tacto y estaba comenzando a dilatar. Las matronas, que fueron un verdadero encanto, me sugirieron ducharme junto con la pilota de pilates, incluso hablamos de hacer el expulsivo en la sala de dilatación. En ese mismo momento, sentí contracciones muy seguidas que me partían al medio, fue una sensación brutal y muy intensa. Pasé de 3 cm a 7 cm en cuestión de 5 minutos.
En ese momento pedí la epidural y en cuanto vino el anestesista me volvieron a realizar otro tacto y estaba ya en completa. Ahí se comenzó a torcer el parto, estuvimos de pujos 4 horas en la habitación, mi pareja intentando despertarme la pierna con masajes, pero era inútil, la anestesia me había anulado por completo la sensibilidad.
Cambio de turno y cambio de mi suerte. Entró una ginecóloga y sin más explicación me llevó a paritorio. Allí nada más llegar, me mandó subirme al potro, aunque le dije que no podía moverme tuve que arrastrarme hasta allí pues no intentó ni ayudarme.
Me mandó pujar, pero no podía, era inútil, no sentía nada y sus palabras no ayudaban en absoluto. Cogió las tijeras, y aunque le pedí que no lo hiciera, me cortó. En ese momento entró mi pareja y me sacó literalmente a mi pequeño con fórceps, acto seguido cortó el cordón (también en contra de mi voluntad) y me cosió.
Me llevé una gran episiotomía y un buen cosido, realizado porque quiso, cuando quiso y como quiso, que desencadenó en unos dolores brutales los cuales en un inicio no me hicieron caso tratándome de quejica, hasta que eran como contracciones inaguantables y un temblor incontrolable en todo el cuerpo. Vuelta a quirófano corriendo por un coágulo enorme que estaba taponado y se hacía más grande.
Estaba informada, fui preparada, llevé mi plan de parto, y no bastó. Episiotomía, corte inmediato del cordón, instrumental, posición protocolaria.
Duele mucho que hayan conseguido empañar el día más feliz de mi vida, que no pudiera estar las primeras horas junto con mi bebé, que ni siquiera pudiera hacer vida normal las primeras semanas porque no podía moverme de los hematomas que tenía, y sobretodo que tenga miedo a un futuro parto.