‘INNECESÁREA’
COLECCIÓN FILNAC DE FILOSOFÍA DEL NACIMIENTO
Micro-píldoras de pensamiento en el blog de El Parto es Nuestro
Continuamos la colección FILNAC de filosofía del nacimiento ––micro-píldoras de pensamiento en el blog de El Parto es Nuestro–– con una reflexión sobre el término “innecesárea”.
‘INNECESÁREA’
por Stella Villarmea
“innecesárea
Una cesárea innecesaria, especialmente la que se coacciona sin indicación médica basada en la evidencia.
Ej.: Su doctor la convenció de una innecesárea.
por Unnecesarean 17 enero 2009”
(Urban dictionary, consultado 9 diciembre 2019)
Al hablar hacemos distintas cosas. Como argumentó J. L. Austin en su teoría de los actos de habla, el lenguaje no sólo describe, también prescribe e incluso produce. Describimos cuando decimos cómo son las cosas; prescribimos cuando decimos cómo deben ser; producimos cuando, al expresar un enunciado, realizamos la acción que expresa el enunciado. Se entiende mejor con ejemplos. Si digo, “Prometo devolverte el dinero”, realizo una promesa en ese mismo momento. La promesa no existía hasta que la hago realidad al enunciarla. No solo digo que prometo, sino que realizo una promesa. No solo digo que prometo, sino que mi promesa se hace realidad (lo cual no quiere decir que la cumpla, pero sí que existe como promesa a partir de ahora). Otro ejemplo: cuando inscribimos a una hija en el registro civil y le damos su nombre, no sólo le comunicamos a la funcionaria el nombre que hemos elegido para nuestra hija, sino que, en ese mismo acto de pronunciar su nombre al registrarla, producimos su nombre, es decir, la nombramos. Como estos ejemplos muestran, más allá de pronunciar palabras, a menudo cuando hablamos estamos construyendo el mobiliario, no físico, pero sí simbólico e institucional del mundo. Por eso a este tipo de actos lingüísticos los denomina John Searle “hechos institucionales” en su último libro, La construcción de la realidad social.
De manera similar ––propongo–– cuando declaro “Esto es una innecesárea”, no sólo describo un hecho (se trata de una cesárea innecesaria) sino que también lo repruebo y además lo ofrezco para juicio público. Calificar una intervención quirúrgica como “innecesárea” es, a la vez, las tres cosas: clasificarla como alejada de las buenas prácticas médicas basadas en la evidencia; denunciarla como ilegítima; y revelarla como una prueba de respeto debido y no obtenido en el proceso de parto y nacimiento. El modo en el que las palabras son utilizadas para aclarar significados importa. Quienes decimos, “Son innecesáreas”, damos fe de que así son y nos comprometemos a explicar por qué lo decimos. Al fin y al cabo, y por decirlo con Robert Brandon ––uno de los filósofos vivos más potentes––, los actos asertivos (aquellos en los que afirmamos o negamos algo) explicitan compromisos: al afirmar que fue una innecesárea acepto participar en la práctica racional de dar y pedir razones sobre por qué, cómo, cuándo, dónde, a quién, por quién y para qué esta cesárea es o no necesaria, fue o no necesaria.
2. Imaginar, descubrir, encontrar, inventar, utilizar y promover el uso de un término ––acuñarlo–– es una habilidad que poseen los hablantes de una lengua. La idea de que es posible acuñar nuevos términos ––‘innecesárea’ en este caso–– puede sugerir, equivocadamente, que quien quiera puede poner en circulación nuevos vocablos cuando así lo decida. Pero el lenguaje no funciona de esa manera. Los cambios que propongamos no pueden ser invenciones voluntaristas sino que se basan en el análisis riguroso de las formas de vida y cultura de los hablantes que pueden movilizar el encaje de las propuestas innovadoras en las reglas de uso de las expresiones.
Los motivos para reformar el lenguaje son de tipo práctico y pragmático, además de teórico. La reforma requiere decisiones políticas, sociales, educativas, económicas, entre otras. El éxito o fracaso del proyecto de los derechos humanos para las mujeres depende de nuestra capacidad para aclarar los significados concretos de muchos términos relevantes, a partir de las formas de vida en las que se integran. En este sentido, precisar que, en cierta situación particular, aquello que se llamó “cesárea” fue ––también o más bien–– una “innecesárea” es de una eficacia lingüística insuperable. Un solo término enuncia, valora y orienta, de manera expedita, sobre la razón de un número significativo de hechos: aproximadamente dos tercios del total de cesáreas practicadas ––según estimaciones de las instituciones que estudian y regulan la salud de la población y el desarrollo de los derechos humanos de las mujeres, como la Organización Mundial de la Salud o la ONU, entre otras––, no se justifican en razón de la salud de la madre o de la bebé. La epidemia de cesáreas de la que hablan los organismos nacionales e internacionales es, vista con esta lupa, en realidad una epidemia de innecesáreas.
Que haya tantas innecesáreas como para hacer relevante el término nos enfrenta a cierto patrón de comportamiento en las prácticas médicas en torno al parto y nacimiento. Hablar de innecesáreas, nombrarlas como tales, declararlas, tiene entonces un valor semántico y pragmático extraordinario. Es cierto que el valor semántico (el que se refiere al significado o sentido de la expresión) de “innecesárea” es idéntico al de la expresión “cesárea innecesárea”; pero la expresión “innecesárea” tiene la ventaja de comunicarlo de manera escueta, al descubierto y sin ambages dicho contenido. Su valor pragmático (el que alude al modo en que el contexto influye en la interpretación del significado) radica en situarnos ante la siguiente opción: pretender que la expresión denota simplemente malas prácticas o entender que apunta a un nivel de intervención y control del cuerpo de las mujeres cuya interpretación requiere ir más allá de la mera negligencia médica.
3. Cualquier lenguaje se relaciona con una forma de vida, con una forma de pensar y comportarse particular a una comunidad humana. No podemos cambiar el lenguaje sin cambiar al mismo tiempo el mundo en el que se inserta. Esta es la lección fundamental que nos enseñan los movimientos emancipadores.
No teman, pasará tiempo hasta que veamos esta palabra incluida en los diccionarios de uso común. Tanto tiempo como necesitemos para cambiar el mundo en el que parimos (y decimos).
En el entretanto, los activismos en torno al parto respetado seguirán usando este término y promoviéndolo: ‘’Sí, innecesáreas son’’.
"A un hombre le pueden robar todo menos una cosa: la última de las libertades del ser humano, la elección de su propia actitud ante cualquier tipo de circunstancias, la elección del propio camino."
(Viktor Frankl, El hombre en busca de sentido)
Stella Villarmea es Catedrática de Filosofía, Universidad de Alcalá
Marie S. Curie Fellow, Universidad de Oxford
Agradecimiento: esta contribución ha sido posible gracias a los proyectos de investigación “Filosofía del nacimiento (FILNAC)” AEI/FEDER/UE (FFI2016-77755-R) y “Controversies in childbirth: from epistemology to practices (VOICEs)” EC-H2020-MSCA-IF-2017.
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