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18 Feb 2020
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El documental "Cuerdas" y el debate sobre los partos "culturalmente adecuados"

Hoy traemos las impresiones que nos llevamos, el pasado 13 de febrero, de la proyección y posterior coloquio organizado por Medicusmundi del documental “Cuerdas”, de la directora Marga Gutiérrez. Tuvo lugar en La Casa Encendida (Madrid), y nuestra socia Vir Murialdo fue invitada a participar como representante de El Parto es Nuestro.

El documental trata de mostrar, desde un punto de vista que pretende ser apaciguante, cómo un proyecto llevado a cabo por Medicusmundi en la región andina de Churcampa, en Perú, ha conseguido llevar la asistencia gineco-obstétrica a los embarazos y partos de las mujeres de la región. Muestra la historia del quinto parto de Victoria desde la semana 39 de su embarazo como un evento exitoso gracias a la intervención biomédica:

Enlace a tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=9xJ3oD8_Dac

A priori, los efectos técnicos pueden llamar la parte más optimista de la atención de la espectadora: una buena fotografía, la selección de planos, el uso de la música y el sonido… Y el reiterado uso de la palabra “respeto” hacia las tradiciones de las parteras y hacia los deseos de las mujeres puede llevarrnos, engañosamente, a interpretar el documental como una etnografía audiovisual estudiadamente cuidadosa con la cultura local y con las mujeres embarazadas. Tal es así que tras la proyección el público se mostró generosamente adulador y agradecido con respecto al trabajo que Medicusmundi había realizado, visibilizando, una vez más, esa perspectiva unilateral de incuestionabilidad de las supuestas “bondades” biomédicas y de blanqueamiento a lo que no deja de ser una expropiación de los saberes tradicionales que las mujeres han sabido mantener intergeneracionalmente sobre qué es un parto, cómo lo viven y lo experimentan, y cómo es acompañado por la figura histórica de las parteras.

La asistencia al parto de Victoria pretende transmitirse desde un punto de vista de mínima intervención, y desde el respeto a la fisiología del mismo y a la decisión de la madre. Pero no dejan de llamarnos la cuestión algunas prácticas o actitudes propias de la cultura biomédica que llevamos tanto tiempo denunciando:

  • La jerarquía: la madre es quien decide cómo parir, y el personal de salud “respeta”. Sí, pero somos testigos de cómo la obstetra inocula la idea de que el parto vertical impacta directamente en reducir el índice de muertes perinatales. Aunque consideramos que la verticalidad es una de las posturas que facilitan el expulsivo, no deja de sorprendernos que se utilice como un lavado de cara con respecto a la necesidad de intervenir. Además, durante el parto de Victoria vemos cómo de forma repetida e incesante la obstetra le da las indicaciones de empujar a un ritmo completamente desfasado de las contracciones, manifestándose, una vez más, esa tendencia biomédica a dirigir los partos de otras.

  • Las técnicas: el marido de Victoria es invitado a sujetarla desde atrás para permitir la verticalidad del parto mientras ella se agarra a una cuerda que pende del techo. En un momento del documental puede escucharse a la obstetra indicándole que, cuando note la tripa dura, apriete. Esta indicación estaría haciendo referencia a la temida presión fúndica que conocemos como la mal llamada “maniobra de Kristeller”. Sobra decir que, a pesar de estar prohibida en algunos países europeos y ser absolutamente desaconsejada por la OMS, su realización por personal civil por indicación del personal de salud nos parece altamente irresponsable.

  • La apropiación: cómo se justifica la intervención biomédica en base a una “necesidad de mejorar” los indicadores de morbimortalidad perinatal en comunidades pobres de regiones “en vías de desarrollo”. La interpretación cultural occidental de la muerte, una vez más, utilizada como argumento para vanagloriar una obstetricia moderna invasiva y patologizante.

El coloquio posterior no fue para menos. Una de las oportunidades que tuvo nuestra presencia en esta proyección fue la posibilidad de abrir un debate sobre la situación actual de la atención al parto en los hospitales madrileños.

Las alusiones a nuestra “falta” de criterio médico y a nuestra supuesta “cruzada” contra la medicina no se hicieron esperar. Aunque nuestra compañera pudo rebatir con argumentos sólidos y con datos veraces los puntos de vista patologizantes del parto de algunas intervenciones del público, no tuvo la oportunidad de hacer un análisis de la relación existente entre la tendencia por biomedicalizar los procesos reproductivos de las mujeres patente en el documental y los continuados intentos por justificar la medicalización del parto que algún profesional de la salud siempre considera oportuno hacer.

Desde El Parto es Nuestro creemos urgente lanzar una reflexión sobre cómo se ha venido construyendo la vanagloria tecnocrática de la biomedicina, cómo ha permeado culturalmente en el imaginario colectivo de las sociedades modernas y cómo es necesario entenderla más como un recurso que como una imposición.

Agradecemos sinceramente a Fran, Marga y Nacho la oportunidad de plantear nuestro necesario punto de vista en espacios que, como este, están cargados de una supremacía biomédica y una visión patriarcal y jerárquica de la atención al parto.