La SEGO decidida a maquillar la violencia obstétrica
La semana pasada ha tenido lugar el congreso anual de la SEGO (sociedad española de ginecología y obstetricia), en el que se celebra la Asamblea General Extraordinaria de socios. En esta ocasión en la carta de convocatoria a la asamblea enviada a todos los socios se decía:
“Debatiremos en profundidad la injusta situación en la que nos encontramos por los ataques recibidos sobre lo que consideramos la mal denominada “violencia obstétrica”.
En dicha reunión contaremos con profesionales cualificados en diferentes ámbitos que nos asesorarán e informarán detalladamente sobre todos los asuntos que están relacionados con este tema
Muchas gracias de antemano por tu interés y participación. Lamentamos profundamente estos injustos ataques que estamos recibiendo desde diferentes ámbitos sociales y puedes estar seguro de que desde esta Sociedad no toleraremos faltas de respeto ni que se cuestione nuestro buen hacer y dedicación en el cuidado de las pacientes, especialmente durante el parto y puerperio. Igualmente pondremos todos los medios necesarios para poner fin a este despropósito”
Es decir, que a la SEGO no le preocupa poner los medios para erradicar el maltrato y la mala praxis en los partos, sino, una vez más y por encima de todo, proteger su imagen. No piensan escuchar a las mujeres, ni leer los estudios, ni seguir las recomendaciones de la OMS y la ONU. No, ellos siguen defendiendo su buen hacer, hablando de pacientes en vez de usuarias (las embarazadas y parturientas no somos enfermas) y negando toda la evidencia que demuestra que la violencia obstétrica es una realidad en nuestro país.
¿Y con qué profesionales cualificados van a contar?:
- Con publicistas que les diseñen una campaña “para acercarse a la población”, es decir, piensan maquillar la violencia obstétrica.
- Con abogados que les defiendan cuando las madres y familias les acusen, y les ayuden a evitar el incremento de los seguros previsible si la violencia obstétrica se incluye en el código penal.
Lo bueno es que dentro de la misma SEGO hay muchos obstetras que no lo ven de la misma forma. Médicas ginecólogas y obstetras que conocen bien la realidad de la violencia obstétrica, que escuchan a las mujeres, que actualizan y revisan sus prácticas, que sienten vergüenza ajena cuando ven esa convocatoria de asamblea, que se plantean darse de baja de la SEGO y fundar otra asociación, que nos hacen llegar esta información para que la sociedad sepa lo que se cuece en la SEGO, y que día a día apuestan por cuidar los derechos humanos y reproductivos de las mujeres.