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24 Nov 2021
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La OMS, la ONU y la UE también dicen que esto ES violencia obstétrica

Imagen de Sofía Costa Sadagorky para El Parto es Nuestro

No solo nosotras, también la OMS, la ONU y la UE dicen que esto ES violencia obstétrica e instan a acabar con ella

“En todo el mundo, muchas mujeres sufren un trato irrespetuoso y ofensivo durante el parto en centros de salud, que no solo viola los derechos de las mujeres a una atención respetuosa, sino que también amenaza sus derechos a la vida, la salud, la integridad física y la no discriminación.” OMS, 2014

Así comienza la declaración de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 2014 sobre la prevención y erradicación del maltrato durante la atención del parto. En ella se advierte que “estas prácticas podrían tener consecuencias adversas directas tanto en la madre como en el bebé” y que es “más probable que las mujeres adolescentes, las solteras, las de nivel socioeconómico bajo, las que pertenecen a una minoría étnica, las inmigrantes y las que padecen VIH entre otras, sufran un trato irrespetuoso y ofensivo”. Por lo tanto, ya en 2014 la principal y más prestigiosa institución sanitaria internacional, que basa sus recomendaciones en la evidencia científica disponible, pide que se “garantice el respeto por la salud sexual y reproductiva, y por los derechos humanos de las mujeres” durante el parto.

En esta declaración la OMS menciona como manifestaciones de esta violencia, entre otras:

  • Un evidente maltrato físico.
  • Una profunda humillación y maltrato verbal.
  • Procedimientos médicos sin consentimiento o coercitivos.
  • Incumplimiento con la obtención del consentimiento informado completo.
  • Negativa a administrar analgésicos.
  • Negligencia hacia las mujeres durante el parto, lo que deriva en complicaciones potencialmente mortales, pero evitables.

Los testimonios que recibimos a diario en El Parto es Nuestro, tanto en nuestros grupos locales y redes sociales, como en nuestro servicio de ayuda legal, son un fiel reflejo del tipo de experiencias relatadas por la OMS.

Como estrategias para erradicar este maltrato, la OMS propone invertir en investigaciones, programas de salud y políticas basadas en el “derecho de la mujer a recibir una atención de la salud digna y respetuosa en el embarazo y el parto”, y que respalden “cambios en el comportamiento de los profesionales de la salud, los entornos clínicos y los sistemas de salud” involucrando “a todas las partes interesadas, incluidas las mujeres”.

Unos años más tarde, en 2019, Dubravka Šimonović, Relatora Especial del Consejo de Derechos Humanos sobre la violencia contra la mujer de la ONU, presentó ante la asamblea general de este organismo un exhaustivo y fundado informe sobre “maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica”, declarando desde el inicio del documento que ”se ha demostrado que esta forma de violencia es un fenómeno generalizado y sistemático”.

La Relatora destaca que la violencia obstétrica se produce en “el contexto más amplio de la desigualdad estructural, la discriminación y el patriarcado, y también son consecuencia de una falta de educación y formación y de la falta de respeto a la igual condición de la mujer y a sus derechos humanos.

Tras reunirse con diferentes organizaciones, gobiernos y asociaciones, este informe relata detalladamente cuales son los principales procedimientos y situaciones en los que esta violencia se manifiesta en diferentes partes del mundo: “uso excesivo de la cesárea”, “uso excesivo o rutinario” o “sin consentimiento informado” de episiotomías, “uso excesivo de oxitocina sintética” e inducciones, “maniobras de Kristeller”, “prácticas humillantes, agresiones verbales y observaciones sexistas”, ”falta de autonomía y capacidad de toma de decisiones”, etc... Ella misma dice que “la lista no es exhaustiva”. En varias ocasiones la Relatora define estos procedimientos con “violencia de género”, “tratamiento inhumano y degradante”, “violación de los derechos humanos” e incluso “tortura”. El informe hace especial hincapié en el consentimiento informado relatando que “a menudo se niega a las mujeres su derecho a tomar decisiones informadas” y que la “falta de consentimiento informado constituye una violación de los derechos humanos”. De nuevo, las mismas experiencias que a diario oímos de mujeres en nuestro país.

Entre las causas de esta violencia la Relatora apunta a “prácticas discriminatorias y estereotipos de género”, “dinámica del poder y el abuso de la doctrina de la necesidad médica”, así como “condiciones y limitaciones de los sistemas de salud”, un cóctel explosivo para la salud física y mental de las mujeres.

Finalmente, en junio de este año, el Parlamento Europeo aprobó la “resolución sobre la situación de la salud y los derechos sexuales y reproductivos en la UE, en el marco de la salud de las mujeres” en la que considera la “violencia ginecológica y obstétrica” como uno de “los obstáculos en materia de salud y derechos sexuales y reproductivos”. Esta resolución “pide a los Estados miembros que luchen contra la violencia ginecológica y obstétrica mediante el refuerzo de los procedimientos que garantizan el respeto del consentimiento libre, previo e informado y la protección frente a un trato inhumano y degradante en los centros asistenciales, entre otros, por medio de la capacitación de los profesionales médicos” y los insta “a que hagan todo lo necesario para garantizar el respeto de los derechos de las mujeres y su dignidad en el parto, y condenen enérgicamente y luchen contra el abuso físico y verbal, incluidos la violencia ginecológica y obstétrica, (...) que vulneran los derechos humanos de las mujeres”.

No solo nuestros relatos, nuestros cuerpos, nuestras secuelas físicas y psicológicas, atestiguan la violencia, maltrato y humillaciones a las que estamos expuestas. Las más altas organizaciones internacionales sanitarias, políticas y de derechos humanos, tras escuchar testimonios y analizar estudios científicos y fallos judiciales, concluyen que la violencia obstétrica existe hoy en nuestro país y en todo el mundo y que es urgente combatirla y erradicarla.