¿QUÉ PASA CON LOS HOSPITALES PRIVADOS?
Esta semana hemos descubierto el gran trabajo realizado por el equipo de investigación de elDiario.es que ha recogido en una base de datos las cifras relativas a las tasas de cesáreas de todos los hospitales públicos y privados de nuestro país. Ahora, por fin, es posible consultar con solo un clic el porcentaje de cesáreas de cualquier hospital de España con datos muy actualizados (recogen las cifras de entre 2010 y 2020).
Y de nuevo... algo pasa en la Comunidad Valenciana. En cifras totales, nos encontramos a la cabeza, con un 29,2% de cesáreas del total de nacimientos. Y aunque si observamos únicamente los datos de los hospitales públicos estos no son tan malos (24,1%), siguen estando muy por encima de las recomendaciones de la OMS y de los porcentajes de otras comunidades autónomas como Euskadi (13,1% en los hospitales públicos). Esto significa que, al menos a 1 de cada 10 mujeres que van a parir a un hospital público de la Comunidad Valenciana le van a practicar una cesárea innecesaria. Esto es inadmisible. En cualquier otro trabajo, en cualquier otra especialidad médica, “regalar” a 1 de cada 10 usuarias del servicio una cirugía abdominal mayor sería completamente inaceptable. Pero los señores de la SEGO (con la connivencia de nuestros políticos, que no se atreven a llamarla por su nombre en la legislación que debería protegernos) siguen negando la violencia obstétrica.
Y llegamos al melón. Sabíamos que en los privados se hacen más regalos en forma de cesárea que en los públicos, pero lo de algunos hospitales no tiene nombre. Tres hospitales, casualmente del mismo grupo empresarial, se encuentran en el podio de las tasas de cesáreas en los centros privados de la comunidad: el Hospital Perpetuo Socorro con un 60,8%, el Hospital Medimar con un 57,7% y el 9 de Octubre con un 48,3% de cesáreas.
Estas cifras son horrorosas, es un auténtico escándalo que haya dos hospitales en Alicante donde una mujer tenga MÁS probabilidades de llevarse una cesárea que de parir vaginalmente. Como señala el artículo, los motivos son múltiples y seguro que entre ellos vamos a leer y escuchar “que las mujeres elegimos mal”. Las mujeres, como cualquier ser humano, nos podemos equivocar, pero es inaceptable que a una mujer se le practique una cirugía abdominal mayor de forma innecesaria tanto en un centro público como en uno privado. Los profesionales que la atienden tienen un código ético y deontológico, ¿qué sucede con su profesionalidad y sus conciencias? Porque con su bolsillo más o menos intuimos lo que está pasando.
Estos datos son un regalo. Estos datos deberían estar permanentemente actualizados y a disposición de la ciudadanía, y deberían ser facilitados por las consejerías de sanidad. Y con ellos tenemos que hacer algo. Como asociación, remamos contra corriente: informamos, divulgamos, denunciamos... Pero es necesario que las instituciones tomen las riendas de la situación y se tomen medidas efectivas: ¿comités que evalúen los centros con tasas de cesáreas injustificables? ¿guías de práctica clínica de obligado cumplimiento para los profesionales? Desconozco la respuesta, pero es el momento de dejar de observar y de una vez ACTUAR.