Parir no es un mal trago
Parir no es un mal trago.
El dolor no es sufrimiento.
Parir no es sometimiento, no es sumisión, no es restricción.
Parir es poder, es voluntad, es libertad,
es movimiento y no postración,
es reencontrar una fuerza desconocida, dejarse llevar por lo inexplorado.
Parir es ir más allá de lo inimaginable,
es sostener, acompañar, recibir,
es abrir el cuerpo, la mente y el alma.
Parir es vivir y es dar vida.
Parir sin chantajes, sin amenazas.
Parir sin miedo.
Parir con nervios o parir sin ellos.
Parir como transición,
como rito iniciático al resto de tu vida como mujer, como madre.
Parir, con o sin contratiempos, pero con libertad.
Parir con respeto, nacer con respeto.
Parir sin violencias, sin abusos.
Parir cantando, parir llorando.
Parir en el aire, parir en el agua,
parir en la tierra muy cerca del suelo,
parir recostada junto al fuego.
Parir a oscuras, parir de día.
Parir… tranquila.
Parir sin plazos, parir sin tiempos, parir sin prisas.
Parir sin pitos, parir sin gritos –ajenos-.
Parir sin miedo a las agujas ni a los goteros,
sin miedo a las correas ni a los instrumentos,
sin miedo a las camillas ni a los pasillos.
Parir sin nada que sea impuesto,
sin querer salir corriendo.
Parir, con una mano amiga y una mirada cómplice.
Marcar tus ritmos, seguir tu instinto.
Sentir que fluye, dejar que pase.
Parir sin más, parir sin menos.
Parir no es un mal rato ni un castigo divino.
Parir, no demasiado sola, no demasiado acompañada.
Parir como una loba, parir como una diosa.
Parir, simplemente, como tu abuela y su abuela y su abuela y su abuela...
Parir es abrir, fluir, sentir.
Parir no es cerrar, apretar, contener.
Parir NO ES CORTAR.
Parir es salir, avanzar, explotar,
es cantar con todo el cuerpo:
un canto a la vida que empieza,
un canto a la vida que dejas.
Parir no es un dolor, parir no es un sufrir.
Parir es agotador, cansado, extenuante.
Parir es reparador, vital, inolvidable,
es confiar en lo que no comprendes,
es creer que sabes, saber que puedes, aunque no lo entiendas.
Parir es liberar todo el poder ancestral de las madres
y al momento olvidarlo sin ser capaz de explicarlo.
Parir es química: oxitocina, endorfinas.
Parir con todo, parir sin nada.
Parir, sin más.
Parir, de tu barriga a tu pecho sin interrupción.
Gestar, parir, lactar.
Paridoras, parturientas, parteras, parideras.
Mujeres, todas, preñadas de vida que se les escapa.
Saludos al mundo que amanece al dar la luz, pasar el testigo, arrancar la nueva aventura para dos seres nuevos: su bebé, su mamá.
Parir no es un mal trago…
…es dar rienda suelta a un saber innato.
Parir es natural.
Y sí, es (o debería ser) genial.
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Texto: Laura Portolés
Voces: Ika Motis y Laura Portolés
Sonido: Borboleta Production
Imágenes cedidas de Barret Cooperativa y del Documental "Doctor, quiero parir en casa"
Montaje: Aída Máñez
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Nos dijeron que en la biblia nos condenaron a "parir con dolor".
Hace muchos años, una sabia mujer me contó un secreto. No era dolor, sino "esfuerzo, trabajo" la traducción correcta del arameo.
Y así, con sólo una palabra, todo cambió.
Parir ha sidola hazaña más catártica, la más salvaje, la más liberadora.... me puso los pies en la tierra y los ojos en el cielo. Ató mi alma al pasado y el corazón al futuro. Fui capaz de entender TODO en una mirada. Acepté confiar absolutamente en mi, en mis instintos. Me comuniqué con mi cuerpo. Por eso cuando veía a una embarazada simpre la decía "disfruta tu parto". Aunque me miraran como una loca. Por eso me pase meses con una sonrisa de "sabelotodo". Por eso me dolía tanto los partos que me robaron.