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NACIMIENTO NATALIA. MI CESAREA INNECESARIA

Morelia Michoacán México, noviembre de 2014.

Soy de México (Morelia Michoacán), tengo 35 años, 10 de casada, y una bebé (Natalia) de 18 meses.

Lo titulo así "Mi cesárea (in)necesaria", porque médicamente creo que era totalmente innecesaria, pero yo necesitaba pasar por algo así para tomar las riendas en la crianza de mi hija.

Debo decir también, que muchas veces quisiera ser como tantas amigas mías que pasan por una y otra cesárea sin cuestionarse nada, sin que su mente les haga reproches sobre intentar un parto natural. Pasan sin más por el quirófano y no se preguntan si fue lo mejor, si había otra opción.

En fin, cuando me embaracé y durante el primer trimestre yo tenía claro que Natalia nacería por cesárea, a mi francamente eso de tener dolor y entrar en trabajo de parto por horas se me hacía como un dolor innecesario, como del siglo pasado. Yo pensaba que lo mejor era una cesárea programada.

Cuando cumplí 16 semanas, me inscribí en clases de yoga prenatal. La instructora era también doula e impartía cursos psicoprofilácticos, me invitó y no se porque razón, pero me inscribí. Mi esposo en este punto me decía que no me entendía, que si yo siempre había dicho que cesárea, por qué ahora quería que asistiéramos a un curso en donde te preparan para un parto natural, pero igual me acompañó.

Cuanto más me informaba y leía sobre el tema, más insegura estaba sobre mi brillante idea de una cesárea. La verdad es que hacia los 6 meses de embarazo no quería que Natalia saliera por ningún lado! ja ja ja (era algo inevitable) pero yo decía no por favor! Me aterra un parto normal, y me aterra aun más que me hagan esa incisión taaaaaan impresionante en la panza.

Hacia la consulta de la semana 32 con el ginecólogo yo tenía claro que quería un parto vaginal, pero con la guía del médico. Si él me decía que necesitaba oxitocina, anestesia, episotomía etc, yo aceptaría ya que él era el profesional y él sabía de lo que estaba hablando (luego entendí que esto fue mi punto de quiebre) porque le cedí las decisiones y el control al médico, en lugar de tomar las riendas del proceso y ser yo quien decidiera escuchando a mi cuerpo lo que tenía que suceder. Lamentablemente creo que el gine se dio cuenta de que yo estaba vulnerable e indecisa y sucedió lo obvio, me convenció de manera fácil que una cesárea era lo mejor.

Todo el embarazo fue totalmente normal y en calma, nunca tuve ninguna complicación. Siempre me decía el doctor que todo iba perfecto y todo marchaba correctamente para tener un parto vaginal.

En la semana 37 me entrevisté con el neonatólogo que recibiría a la niña, y me pareció bueno, me dio confianza, nos explicó todo lo que pasaría y su intervención en el parto. Me explicó también, que habría contacto piel a piel, que si todo iba bien, su intervención sería mínima y que la intención era comenzar la lactancia desde el primer minuto. Salí feliz de la consulta pre-natal.

Llegando a la semana 38 yo era la más nerviosa, mi mamá me hablaba diario para ver cuando nacía, me decían ella y mis hermanas (mis hermanas todas tuvieron cesáreas) que se me iba a pasar el parto, que era peligroso, me contaban historias terribles, toda la gente solo hablaba de "mejor una cesárea" "la niña sufre menos y tu también", en fin, yo quería que naciera ya en ese momento para saber que todo estaría bien. Pero pues no era su tiempo y yo no entendía eso. Tuve cita con el gine y me dijo que de acuerdo al ultrasonido tenía 39 semanas (pero yo llevaba perfecto mis cuentas y estaba en la semana 38 estoy segura), que la niña estaba muy arriba (obvio era la semana 38 que esperaba?), que no estaba bien acomodada y que tenía circular de cordón, que mi pelvis no era normal, que sería un trabajo de parto complicadísimo, y con muchas posibilidades de que terminara en cesárea, pero que YO decidiera. Que coraje! por qué hacen eso los doctores? como te pintan un panorama así y se atreven a decir: pero TU DECIDE. En fin... decidí que me hicieran cesárea en esa semana.

Entré al quirófano muerta de miedo! Pero ya el doctor había decidido por mí, y seguro era lo mejor para las dos. Durante la cesárea no tengo queja del gine, me explicó lo que haría, el anestesiólogo me fue explicando paso a paso lo que sentiría. Al cabo de unos minutos nació Natalia!! el pediatra me la enseñó, 5 minutos conmigo y se la llevó... eh?!? pero todo esta bien?.. pregunté... sí todo perfecto! pero la niña va a cama térmica (o como se diga) por un par de horas (que queeeeee) pues sí, parece que el pediatra trabaja de manera diferente si trabaja con un ginecólogo pro parto respetado y un médico común... porque me separaron de Natalia por dos horas y cuando me la llevaron ya le habían dado fórmula. pff! bueno, pues dije yo, intentaré darle pecho... mmm... mmm... mmm... visitas y más visitas y todas le querían dar el biberón...

En fin... me dieron de alta con una receta que decía que le diera pecho por 10 minutos de cada lado y completara con fórmula, al sexto día de nacida le dio un cólico espantoso que me hizo parar con otro pediatra. Gracias a Dios! porque él me abrió los ojos.

Me explicó todo lo que desencadena que un niño nazca por cesárea o que no sea amamantado. Y muy serio me dijo que la mujer debe imponerse al ginecólogo para que respeten su decisión de tener un parto respetado.

Me dijo que le quitara de inmediato la fórmula, que fuera lactancia exclusiva y a libre demanda, aun cuando me pidiera cada hora de comer, que así era eso y que había niños que duraban comiendo una hora, y pedían cada hora y media, así que no importaba si solo teníamos media hora libre entre toma y toma. :)

Revisó a Natalia y me dijo: tu niña esta perfecta, pero no es una niña a término, a esta niña le faltaron unos días, sus palabras exactas fueron: a esta princesa la sacaron antes de tiempo.

Salí del consultorio hecha un mar de lágrimas, porque entonces me cayó de golpe el peso de no haber tenido un parto respetado, de no haberle permitido a Natalia que ella eligiera el momento en que quería nacer y haber trabajado cuerpo a cuerpo para lograrlo.

Lloré meses. El puerperio fue de muchas lágrimas, porque las hormonas me volvían loca y yo me cuestionaba una y otra vez por qué no había luchado por un parto normal. Y por otro lado me reprochaba el por qué lloraba si mi niña estaba bien, si yo estaba bien. Sentía que me volvía loca!!!

Pero cuando estaba a punto de renunciar a lactancia materna exclusiva, me recordaba que era lo único que me quedaba, que era sobre lo que yo y solamente yo tenía el control y la decisión final, aunque toda la gente dijera que no tenía suficiente leche, que me ayudara con fórmula. Y recordaba que ya había sido cesárea por presión de los demás y entonces me aferraba con más y más ganas a darle solo yo, y a practicar el colecho y la crianza con apego aunque me criticaran.

Como pueden ver, médicamente me fue muy bien, no hubo contratiempos, ni sustos, ni nada. Pero yo todavía me pregunto por qué no fui capaz de defender mi postura y decidir YO lo que quería en esos momentos con mi parto.

Me queda la tranquilidad de que esta decisión no tuvo consecuencias en la salud de la niña.

Me queda el aprendizaje para saber que nadie puede tomar decisiones sobre mí o sobre la educación de nuestra hija más que mi esposo y yo. Y me queda la convicción de que cuando me vuelva a embarazar necesito consultar un médico que sepa respetarme a mí y a mi bebé y que sepa y quiera respetar los tiempos del trabajo de parto. Y sobre todo que me deje intentar un PVDC.

Y por último me queda media cicatriz que casi ni se nota y media cicatriz que se hizo queloide, tal vez es el recordatorio de que nuestras decisiones siempre tienen consecuencias y algunas son permanentes.

Sofía.

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