El nacimiento de Gaia
Ha pasado un año y medio ya!, un año y medio en el que he tratado varias veces de sentarme a escribir la historia del nacimiento de la Gaia, muchos intentos fallidos… no he podido, no he podido expresar en palabras coherentes lo que viví, lo que significó ese momento para mí, como a partir de ese momento, y sin saberlo todavía, mi vida cambiaría, yo cambiaría, todo a mi alrededor cambiaría…
Comencemos... intento… mmmm… ya perdí la cuenta… vamos a ver que sale esta vez…
Se acercaba el final del embarazo, de eso estaba segura, luego de un par de semanas con contracciones esporádicas que iban y venían pero que siempre, a la hora de irme a dormir, desaparecían; mi plan C, que consistía en irme a la única clínica de Quito que me abrió las puertas para atenderme un Parto Vaginal Después de 2 Cesáreas en compañía de mi partera-psicóloga, mi esposo-médico-partero y el médico-dueño de esa clínica se cristalizaba más, estábamos listos luego de ese largo camino de búsqueda material (un lugar que nos aceptara) pero por sobre todas las cosas de búsqueda espiritual que resultó ser la preparación física y psicológica previa al idealizado, anhelado, discutido, temido, surreal, conflictivo, empoderante, rebelde, realizador, desconocido, mítico, motivo de discordia familiar etc, etc, PVD2C.
38+7 semanas de embarazo, ya había pedido el permiso de maternidad unos días antes para poder dedicarme a hacer nido y caminar y caminar todas las mañanas con el Fabián esperando la venida de la Gaia. Recuerdo claramente como ese miércoles por la mañana el Fabián me dijo que se iba a la tienda con el Saúl para ver las cosas para el desayuno y yo me quedé en la casa esperándoles… hasta que sonó el teléfono del Fabián… un mensaje, lo leí, decía algo así como “felicitaciones por el embarazo, cuenten conmigo para lo que sea”, no estaba grabado el remitente en la memoria del teléfono porque el Fabián había cambiado de teléfono, así que le conteste “gracias por tus deseos, pero, quién eres?”, y contestaron algo como “son el Raúl, cuenta conmigo”… casi me desmayo, cada sentimiento encontrado en el camino de búsqueda espiritual que describí, y lo mucho que me había costado hacer las paces con el Plan C!, de repente se convertía en incertidumbre: que significa este mensaje? Que quiere decir que el partero-médico de mi Plan A (parto en casa con él) y Plan B (parto en institución pero con él) mande este mensaje??... como antecedente, cuando estaba de 20 semanas de embarazo más o menos y el Plan A era la opción, él nos informó que se retiraba, iba a tomar un año sabático…
Me puse unas chanclas y salí corriendo cuesta abajo hacia la tienda, mi esposo y mi hijo ya estaban de regreso, “¿Qué pasó?” Me dijo el Fabián, “mira esto” le dije yo, “¿Qué significa?”… “que nos va a ayudar” dijo el… no puedo negar que mi corazón empezó a saltar y me sentí como dibujo de Anime, el típico en que la chica adolecente mira con embeleso al chico que le gusta… pero no sabía qué hacer, íbamos a intentar el Plan A? el Plan B? que iba a decir la María, mi partera? Estaría de acuerdo faltando tan poco?... en fin, el siguiente mensaje del Raúl fue que nos hiciéramos un eco de la cicatriz de mis anteriores cesáreas y que nos veamos el viernes en la casa de la María para conversar… conversar!, recién conversar y yo ya de 38+7.
39 semanas de embarazo, fuimos donde el ecografista de confianza, el que nos había hecho los ecos más difíciles que le puedan hacer a uno, los de mi primer embarazo, nuestro primer hijo, el Dante; esta vez con un embarazo de 39 semanas, le contamos que el eco era para ver el grosor del segmento de la cicatriz y para ver si la placenta no estaba adherida a la cicatriz o algo porque queríamos intentar el PVD2C. Se cuidó mucho en no decir que no estaba de acuerdo con nuestra intención, aunque se le notaba, y se cuidó mucho al decir que el segmento medía apenas 0.5mm… lo último que nos dijo es que si lo lográbamos que le vayamos a contar.
39+1 semanas de embarazo, llegamos puntuales a la cita en la casa de la María, el Raúl ya estaba ahí, mi corazón se aceleró nuevamente, creo que decía Plan A, Plan A, Plan A, y sabiendo que él es un convencido acérrimo del parto en casa, supuse que estaría del lado de mi locura, y es que era una locura botar a estas alturas el tan elaborado Plan C. Sin embargo, bastaron las firmes palabras centradas de la María para decir que este era el plan, ya estábamos listos con una clínica con quirófano por si fuese necesario… está bien, Plan B, pensé yo, no está nada mal… revisamos mi eco, vimos que no había nada de qué preocuparse, hable de mis expectativas y todo aquello que se habla en las primeras citas, solo que mucho más trabajado y recorrido para que el Raúl pudiera escuchar, era la primera vez que lo hacía… al finalizar el Raúl se dirigió al Fabián y le dijo que él sabe cómo son los partos en casa, que pueden ser a cualquier momento y que a veces la labor es rápida así que a pesar de que teníamos una clínica a donde ir (que nos quedaba casi a una hora de distancia, no se diga en hora pico, siquiera dos) sería bueno que al día siguiente fuésemos a recoger los equipos de parto en casa en la casa del Raúl para estar listos. Con esto el Raúl se despidió y el Fabián y yo nos quedamos en la casa de la María porque quería que estemos presentes, iba a llegar otra embarazada que no sabía bien la fecha de su última menstruación, no estaba muy segura de su edad gestacional, pero quería que la María le viera y la María quería la opinión del Fabián… no recuerdo el nombre de aquella embarazada, pero si recuerdo que la María al explicarle como eran las contracciones y como identificarlas me tomo de ejemplo y me dijo “pero si ya estas con contracciones” y yo le dije, “si, pero como estas 2 últimas semanas ha sido así no me preocupo”, la verdad es que eran seguidas, eran molestosas, pero ya estaba un poco acostumbrada por el ritmo de las anteriores semanas…
Saliendo de la casa de la María nos fuimos a las casa de mis suegros, así como para visitar, no por nada en especial, estaban ambos, mi famoso suegro ginecólogo, y mi famosa suegra pediatra, ambos rotundamente en contra de la descabellada locura de siquiera intentar el PVD2C; mi suegro me hizo las preguntas de rigor “de cuantas semanas ya está?”, yo “39+1”, el “vera que a las 40 semanas ya tiene que ser cesárea no?”, yo “aja” pensado un poco en los dolores aquellos molestosos, “les digo?” pensé, “no, para que” me respondí y seguimos con la visita normal… era 6 de septiembre del 2013, lo recuerdo bien… mi cuñado, el hermano del Fabián, desde que yo estaba de unas 16 semanas de embarazo decía que el 7, el número 7 le sonaba y desde ese entonces él dijo que mi hija nacería, según él el 7 de septiembre… cuando nos estábamos despidiendo mi cuñado apareció y me dijo riéndose “chuta, Eli, mañana ya es 7 que pasó”, y yo solo le dije “dobla tus apuestas, por favor” ya estaba un poco cansada de ese ritmo de andar con contracciones y que en la noche se me pasaran…
Llegamos a la casa, hicimos todo normalmente, le acostamos a dormir al Saúl y nosotros hicimos lo propio… las contracciones estaban un poco más fuertes, pero siempre que me acostaba como que se sentían más fuertes, así que no me preocupé, estaba cansada, pero me acuerdo que le dije al Fabián “me voy a dormir, pero si me despierto por el dolor, quiere decir que esta labor es de verdad”, con una sonrisa me acosté, cerré los ojos, eran como las 9:30 de la noche, a las 11:30 más o menos me desperté del dolor!... “Fabián!, me acabo de despertar por el dolor!”… ambos nos levantamos y con la penumbra le dije “hazme un tacto”, él me dijo “no, para que, se te ve súper bien, todavía falta, de gana vamos a hacerte un tacto, mejor te preparo un té”, bajó, me trajo el té, y en ese trayecto, sin mentir, me fui como 3 o 4 veces al baño, sentía ganas de evacuar lo mucho o poco que estuviera en el intestino, era incontenible… le volví a repetir “hazme un tacto”… el me volvió a decir “mejor no”, y entre estas y las otras a las 2 de la mañana más o menos como era costumbre ya, el Saúl se despertó y el Fabián (como era costumbre también desde que yo tenía la mega panza) bajó a dormir con él, el problema era que yo sabía que cuándo él bajaba a dormir en la cama del Saúl, ambos se quedaban dormidos profundamente y no los veía hasta las 7 u 8 de la mañana… “esto está avanzando rápido” pensé, y lo primero que se me ocurrió fue llamarle a la señora que le cuida al Saúl que vive por suerte a una cuadra de mi casa, le dije que venga que estaba en labor, que apenas llegue vaya al cuarto del Saúl, le despierte al Fabián (que roncaba jaja) y que le diga que suba… ella llegó en 10 minutos a lo mucho… cuando el Fabián subió me dijo “porque le llamaste a la señora Fátima?”, yo le dije “porque estoy en labor!, ya, en serio, hazme un tacto!”… al fin me hizo el tacto… “has dilatado 7!” me dijo, en ese momento él le llamó al Raúl y a la María y les dijo que estábamos en franca labor dilatado 7 y que nos veamos en la clínica… en ese punto se acabaron los planes del día siguiente de supuestamente ir a recoger el kit de parto en casa en la casa del Raúl, que parto en casa ni que nada, que día siguiente, ni que nada, ya era el día siguiente y yo en 7!... eran como las 2:30 de la mañana y nos fuimos para la clínica…
A eso de las 3 de la mañana llegamos a la clínica, el Raúl había llegado primero, nos dijo que ya nos estaba esperando, ya había hecho llenar con agüita caliente el jacuzzi de este lugar en donde su especialidad era el parto en agua y el hasta había tenido tiempo de ponerse a meditar… lo primero que le dije era que me haga un tacto!... yo la loca de los tactos, quería cerciórame de que estaba en 7, como si me lo pidieran los últimos resquicios de conciencia que me quedaban antes de sumergirme por completo en anhelado planeta parto y dejar de tener el control de la situación… no quiso, obtuve la misma respuesta que el Fabián, “para que”… insistí, me hizo el tan deseado tacto y me dijo “si, estas en 7”… creo que ese 7 significaba mucho para mí, y es que con el Saúl tuve una envidiable labor que progresó rápida y fluidamente hasta llegar a 7, pero en 7 ya estaba sobre la mesa del quirófano esperando que me cortaran por segunda vez, pero esta vez innecesariamente… sin más necesidad que la de aplacar nuestros miedos…
Deambule un poco por la habitación que me habían asignado, intente sentarme un momento en la silla holandesa, mala idea en ese momento, esto cada vez se ponía más y más fuerte, me paré y me sugirieron que vayamos a la tina de agua caliente, eso me ayudaría con el dolor, “si!” dije, recordando uno de los momentos más lindos que tuve en la labor del Saúl que fue cuando el Fabián y yo nos sentamos en el baño de la casa con el calefactor encendido, esperando que se calentara un poco el agua de la ducha, para después meterme en ella y aliviar el dolor de las contracciones, ese momento tan íntimo y lleno de complicidad de pareja lo llevo grabado en mi corazón y en mi mente… con esa visión me fui para la tina, llegue, me saque la ropa, todavía con un poco de pudor me deje puesto el sostén deportivo que llevaba puesto, y me sumergí en el agua… ahhh… que rico!... ya había llegado la María también…
Las contracciones seguían, rítmicas, dolor, distención, dolor, distención… a veces era difícil poder distenderme en el momento de la distención y mi cuerpo seguía contraído, pero recordaba lo que habíamos trabajado con la María, en este punto, y a pesar de que en todas las consultas en el embarazo ella trató y trató de que me dejara llevar e hiciera sonidos guturales, me riera, tosiera, en fin, todo aquello que es involuntario pero que ayudaría con el progreso de la labor en su momento, y que en aquel momento lo hacía más para seguirle la corriente que porque quisiera realmente o me naciera, en ese momento, en el momento de la verdad, me topé cara a cara con ello y entendí a lo que ella se refería, ruidos guturales? Si, por supuesto, sencillamente involuntarios… me escuche a mí misma alcanzo notas o haciendo ruidos que en mi vida creo voy a poder volver a repetir… pero que era ello?... movimientos casi involuntarios me contorsionaban con cada contracción, el temblor, el temblor involuntario que llegaba con cada contracción… girar un poco más… como si de una danza se tratara, una danza con mi misma, con mi inconsciente, con mi animalidad… sentir algo externo?, sentía cosas, varios sonidos a mi alrededor, a veces, no tengo un recuerdo consiente o cronológico de que era antes o que era después… recuerdo que un momento mientras danzaba conmigo misma, osea mientras me contorsionaba en la tina, el Raúl se acercó y me puso sus 2 dedos pulgares en mis ojos y decía algo como “oooom” me relaje en extremo… el momento de distención fue un verdadero momento de distención… y vino otra contracción…
En la oscuridad a veces percibía que estaban junto a mí estas 3 personas, algo deben haber estado haciendo, no recuerdo que, y eso sencillamente los convierte en los mejores acompañantes que pude haber pedido, no se hacían notar, era mi momento, era mi parto… a veces se acercaban con el doppler… toc, toc, toc, toc, toc… “todo está bien” alguien decía… otra vez se acercó el Raúl y me pidió permiso para hacerme un tacto… esta vez no pregunte en cuanto estaba, la verdad ya ni me importaba, hace rato también que ya me había desecho de la última prenda que me estorbaba, ese sostén deportivo… y en un momento de conciencia regresé a ver y solo el Fabián estaba junto a mí, ya entraba luz por la ventana velada, ya estaba amaneciendo… “Y el Raúl y la María?” pregunte, “hace algún rato que se fueron a descansar un poco”, “y tú?”, “yo me quedo”, “cuanto me falta, dime la verdad”… silencio, “te acuerdas ese video que vimos de la señora que daba a luz en el río, estas como ella”… me acorde de ese video, y me acordé de la parte en que yo percibí como que la señora estaba nuevita y le faltaba full según yo… “y en tiempo, cuánto tiempo?”, el Fabián solo me vio y me hizo un 3 con la mano… “3 horas!” dije… en ese momento me incorporé y dije “tengo que salir del agua”… sentí como si todo el trabajo que estaba haciendo se hacía más lento por el agua, y ya era físicamente agotante… me paré como bulto y le dije al Fabián que me llevara al baño que estaba junto… no sé qué fue lo que pasó, fue el salirme del agua, el cambio de aire de esa habitación que estaba calientita al baño frío o qué, pero me senté en el taza y sentí que quería algo, algo como vomitar… “quiero algo, siento algo aquí (me topé el diafragma) como vomitar” le dije al Fabián, él me dijo “vomita”, yo le dije “no, no!” y me pare “es otra cosa, creo que es pujar?”… regresé al cuarto del jacuzzi, calientito otra vez, no sé a qué rato pasó, pero ya estaban la María y el Raúl ahí, le vi a la María y le dije ya medio como que pujando “quiero pujar, puedo?”, ella me dijo “puja, puja si quieres”… no sé porque pero en ese punto creo que todavía tenía la imagen hollywoodense en mi cabeza de que alguien iba a venir a decirme “puje señora, puje!” y el bebé iba a salir al comando… pero al escuchar de la manera tan natural que me dijo la María así casi como argentino “y… si vos querés, che” jaja, me puse a pujar y era incontenible!... pujaba y pujaba y no era como en las películas, el pujo era de todo el cuerpo, que fuerza incontenible, la mayor de las fuerzas corporales que he experimentado diría yo… sentí unas manos que me fueron dirigiendo como si nada, me dejaba llevar… ahora sí, la silla holandesa!... en este punto lo máximo!... que gran silla!...
Pujaba, y pujaba, más y más sonidos guturales… y en mi espalda sentía como la María con unas toallas calientes bajaba con sus manos por mi espalda y llegaba a mis caderas y las abría… que delicia!... soy medio masoquista o qué?, pero ese es mi estilo de dolor!, exquisito!... que 50 shades of gray ni que ocho cuartos…
En este punto solo la María podía manipular mi cuerpo, y el Fabián no podía estar alejado de mi a más de 3 centímetros, yo no se lo permitía, si se iba un poquito, me desesperaba, creo que se convirtió en mi punto de enfoque, hay de aquel que se atreviera a moverme a MI Fabián de mi presencia, sentía como que si me lo quitaban se me pasmaba la labor y se acababa todo… que buen vuelo carajo!, que buen vuelo!, como las veces que he tomado Ayahuasca, pero del cuerpo, no solo de la mente…
El Fabián me dijo “quieres que te rompa las membranas?”, si, hasta ese punto no se habían roto espontáneamente, y yo sabía que eso aceleraría la labor… “si!!” le dije… el me las rompió con sus dedos… fuicc!! Sentí clarito la fuerza de embudo que hizo que la Gaia baje… “aaahhh!” grité (de ese grito si me acuerdo…
Recuerdo que la María se puso a cantar, una canción de cuna medio tribal ahí, linda canción, pero más me llegó la emoción con la que el Fabián se puso a llorar a moco tendido, de la pura emoción… más tarde me enteré que la María se puso a cantar porque estaba viendo en mi cuerpo como la Gaia si estaba bajando, esto se estaba dando!... los miedos al PVD2C y la famosa ruptura uterina (del 0,3% de los casos) iban desapareciendo, para ellos, los terapeutas me refiero… por mí, ese miedo no existía, nunca existió…
En un punto por aquí recuerdo que había pedido algo de comer, necesitaba energía, me trajeron un desayuno… ya era hora de que estuvieran preparando desayunos!!??...
“Ya están los pelitos” escuche que dijo el Fabián súper emocionado… “donde, donde?” dije yo, “quieres tocar?” dijo el… y sentí como me llevaron mi mano hasta los pelitos… que pelitos ni que nada… estaban lejiiiisimos según yo… “ya, ahora si ya estamos por Tambillo!!” dijo el Fabián, que gran frase!, que gran momento!, y es que Tambillo es un pueblo de paso para llegar a Quito y esta cerquita, como a 30 minutos o menos de llegar al destino… otra vez empecé a mirar hacia el espacio… escuche a lo lejos como el Raúl estaba cantando “Gaia, Gaia, Gaia, Gaia…” mientras chapoteaba en el agua del jacuzzi (que risa!, ya me moría de la risa internamente… insisto que buen vuelo en el que estaba, tenía de todo!), ya lo habían llenado nuevamente con agua caliente, el Raúl me pregunto si me quería meter... “NO!!” dije, no quería saber nada del agua, pero me empezó a llamar la atención una tela colgada en un gancho sobre el jacuzzi, la veía y la veía… la verdad, con qué cara la estaría viendo que me preguntaron si la quería coger… “si…” dije… y otra vez me deje llevar por las manos que en ese punto ya habían puesto una colchoneta en el suelo y extendieron la tela para que yo pudiera alcanzarla… de rodillas en el suelo y cogida fuertísimo del Fabián me las arreglé para que en la ecuación entrara la tela colgante, el Fabián estaba entre mis brazos y la tela… instintivamente empecé a hacer tracción y seguir pujando… el aro de fuego!!! Sentí el aro de fuego!!!... “Ya… ya está aquí” alcancé a decir… pero como todos estaban parados, más bien, estaban más arriba que mi posición al ras de suelo, tuve que decir “es en serio, ya está aquí la Gaia!”… el Raúl se acercó para ver, y lo confirmó, “ven Fabián” dijo, supuse que para que el la reciba… yo no sabía si soltarle, y al ver que el si quería ir, pero yo como que le estaba reteniendo le dije “anda… anda verle”… se soltó y se fue a verle, sentí que me quedé sola con la María que me dio una botella de vidrio gruesa y me dijo “de ahora en adelante el pujo es solo soplar en esta botella” y soplaba y soplaba hasta que le escuche al Fabián decir “y ahora?” y el Raúl dijo algo como “ahora nada…” como no sabía de qué se trataba lo único que se me ocurrió fue pujar más y si… salió la Gaia!!... (luego me enteré que ese “y ahora” se refería a que la Gaia salió con la mano en la cara, tal como le habíamos visto en todos los ecos del tercer trimestre que nos hicimos)… no lloró mucho, y en seguida me la pasaron por entre mis rodillas, me la puse en el pecho y le dije “Gaia!!”… el cordón umbilical dejó de latir casi de inmediato… lo cortaron y pacientemente empecé a esperar por la placenta… casi me desmayo, que paciencia ahí para esperar la placenta y convencerme de que no me iba a desmayar… me sentí medio como una debilucha, pero es que sentía que ya me desmayaba, no sé porque… a la final salió la placenta, mientras tanto la Gaia estaba con la María que le estaba haciendo relajarse en el agua del jacuzzi que yo no use…
Nació la Gaia!, a las 8:34 am del 7 de septiembre de 2013, le pesamos, 3650gr, exactamente lo mismo que pesó el Saúl y que me dijeron que era un bebé grande y que por eso ya tocaba cesárea… y no le medimos, pero para efectos de poner en la hoja de recién nacido vivo pusimos que midió 50cm…
Y esa es la historia básicamente…. algún rato me animo y les cuento como es que ha cambiado mi vida esta experiencia… o les cuento los detalles de lo que dijo mi suegro el ginecólogo que estaba en contra del PVD2C, o lo que dijo mi suegra la pediatra cuando se enteraron que ya había nacido la Gaia… curiosidad?... les adelanto un poco?, bueno… resulta que cuando le llamé a la señora que le cuida al Saúl para decirle que venga, también le llamé a mi mamá para contarle que ya estaba en labor, ella si sabía mis planes de ir a la clínica y todo, y al final, aunque les costaba, mis papás si nos apoyaban en la decisión de intentar el PVD2C… a eso de las 6 de la mañana, mi mamá había llamado a la clínica a preguntar si ya había nacido la Gaia, le dijeron que no y le pasaron el mensaje al Raúl de que había llamado mi mamá; el Raúl pensó que se trataba de la mamá del Fabián, así que le contó, y el Fabián asombrado de la intuición de su mamá o de la capacidad de difusión de información secreta de mi mamá jaja (ya que mis suegros no sabían nada, lastimosamente, y al ser ambos médicos y estar tan en contra del PVD2C, decidimos no decirles nada llegada la hora de la verdad); el Fabián llamó a su mamá una vez nacida la Gaia, y le dijo “que más mamá, ya nació la Gaia”… ella le había contestado “que lindo mijito, que bueno, y cuénteme, como fue la cesárea?”… y el Fabián le dijo “ya no se haga mamá, si usted llamó a la clínica a preguntar si ya nació la Gaia y ya le han de haber contado que nació por parto natural”… y ella “parto natural!!!”… y el Fabián “en serio no llamó usted?”… ella “no!”… ups!, entonces ahí si se tomó el tiempo de explicarle bien y contarle como fue la cosa… y mi suegro? Pues el cuándo llegó a visitarme, ya en la habitación, lo hizo con los ojos totalmente llenos de luz y me dijo realmente sorprendido y feliz “hasta que lo logró”… casi se me salen las lágrimas… si, lo logré!, lo logramos!, un logro familiar, o como diría el Fabián: “el PVD2C, la empresa más grande en la que nos hemos metido!”…
Podemos!
Elisa.