El nacimiento de Lucía en el Hospital 12 de Octubre
Lo recuerdo como si fuera ayer mismo…era día 3 de agosto, habíamos madrugado mucho porque me tocaba monitores en el 12 de octubre y llegamos a casa sobre las 10 de la mañana así que me tumbé en el sofá un rato a echar un sueñecito. Cuando me levanté a las dos horas más o menos fui al baño con unas ganas tremendas de hacer pis y cuando fui a limpiarme vi el papel manchado de rosa, muy claro y seguidamente empecé a romper aguas…salí del baño sonriendo y avisé a mi marido, no sabíamos que hacer así que bajamos al centro de salud a ver a la matrona (gracias por todo Victoria), me hizo un tacto y me dijo que estaba de parto que me fuera para el hospital (si lo sé me quedo en casa)… Así que fuimos a casa a por la bolsa, mi chico se afeitó y yo me puse a avisar a todo el mundo, estaba feliz y ansiosa por ver a mi princesa…
Llegamos e ingresé sobre las 2 de la tarde, me hicieron otro tacto (qué dolor) y sólo estaba de "2 cm" y con el cuello borrado, así que ahí empezó el desfile, antes de seguir quiero decir que a mí en ningún momento me informaron de NADA, nadie me dijo que es lo que me harían, ni me pidieron consentimiento para nada…Vino una enfermera con el enema preparado, yo era una tonta ingenua que me dejé llevar porque pensaba que todo eso que hacían era lo “normal” y que ellos sabían como tenían que tratar a una embarazada…Dios, ¡¡¡cuánto me arrepiento!!!.. Total, enema, me tumbaron en una camilla, me prepararon para ponerme el suero, me preguntaron si quería la epidural y yo dije que sí… Me pusieron la oxitocina, sin preguntarme ni avisarme, vino una matrona para monitorizar internamente al bebé, sin motivo ninguno, y para sondarme también sin motivo, mientras ella lo intentaba, un enfermero me echaba un líquido a chorro en la vagina, no se si era agua o suero o qué, y otra enfermera le preparaba los trastos a la matrona, yo la decía que me dolía pero parecía no escucharme, lo intentó 3 veces, la segunda vez se le enganchó el guante con algo y se le quedó dentro, así que aún hubo una tercera vez, lo recuerdo como el rato más desagradable que he pasado en toda mi vida, me sentí como un conejillo de indias expuesta a lo que ellos quisieran hacerme.
Después del mal trago me dejaron un rato tranquila hasta que vino otra matrona y me dijo que me llevaban a ponerme la epidural…¡¡¡en qué hora!!! Me quitaron la oxitocina momentáneamente y me tumbé en la camilla en posición fetal, yo estaba cagadita de miedo y no hacía más que decirle a la matrona que me sujetara porque no dejaba de temblar, la pobre me trató con mucho cariño y me sujetó lo que podía porque me vió realmente asustada y porque la anestesista no fue muy amable conmigo y no hacía más que decirme que si me movía me iba a hacer más daño y no quería…El resultado fueron 4 intentos de pincharme y ya en el cuarto fue cuando me dijo que me sentara y me inclinara hacia delante y ya pudo pincharme sin problemas… Ahí si que respiré porque pensé que se acababa el martirio... Me pasaron a la sala de dilatación, ya con mi marido acompañándome porque hasta ahora le había visto unos segundos.
Pasaba el tiempo y dilataba muy despacio, muy poco a poco, pasaban a verme de vez en cuando y yo estaba agotada, me daban temblores porque me subió la fiebre y llegó un momento en que me dio un bajón tremendo y me puse a llorar porque pensaba que no llegaría el momento nunca, que no sabría empujar y dar a luz a mi hija porque no sentía las contracciones, en ese momento entró la matrona y me tranquilizó con buenas palabras diciéndome que ella me ayudaría cuando llegara el momento y que no me preocupara de nada, que me durmiera un rato y descansara, ¡¡¡pero por favor!!! ¿¿¿Cómo me iba a dormir??? Nadie me decía nada, nadie me informaba de cómo iba… Yo ya había perdido la noción del tiempo cuando empecé a tener ganas de empujar, estuve empujando unos minutos hasta que entró otra matrona, me metió la mano hasta dentro, me estiró el periné y me dijo que ya estaba completa y que me pasaban al paritorio. Yo no sabía si reír o llorar, sólo pensaba que ya me quedaba poco para verle la carita a mi niña pero aún me quedaba lo peor… Me colocaron en el sillón con los pies en los estribos y me indicaron que a los lados había dos soportes para apoyarme cuando tuviera que empujar… Había muchísima gente allí, muchas mujeres, una se puso en frente de mi, metiéndome la mano y estirándome de una manera bestial, parecía que estuviera asomándose a un balcón haciendo fuerza para abajo mientras otra compañera suya me gritaba que empujara cuando ella me decía…Yo no sentía las contracciones, yo no sentía cuando tenía que empujar, no sentía nada, ahora lo recuerdo y me siento inútil pero en ese momento me dejé guiar por las “expertas” y cada vez que me indicaban, yo empujaba con todas mis fuerzas pero la niña, cada vez que dejaba de empujar, todo lo que había bajado, lo subía de nuevo por lo que ya no hubo más remedio que, primero, hacerme la episiotomía, y segundo hacerme la maniobra de Kristeller, previo aviso de que eso me iba a doler mucho, la tía más grande que había en el paritorio se preparó para subirse encima de mi tripa y a la que me vino una contracción y empujé, se subió y me estrujó con todas sus ganas, yo pegué un grito que parecía que me estaban matando, me salió del alma y seguidamente me puse a temblar sin poder parar, mi marido se asustó y preguntó si era normal y le dijeron que si, claro que era normal, no era dueña de mi cuerpo… Como la primera vez no salió bien, hubo una segunda vez, más dolorosa si cabe pero definitiva porque gracias a dios salió la cabecita de mi niña y pude respirar un poco tranquila, parece que todo se tranquilizó pero aún me quedaba un ratito, yo no sabía decir otra cosa más que me la sacaran ya por favor, y en un segundo empujón que ni me dolió siquiera, nació mi niña preciosa, ya me olvidé del mundo, me la pusieron encima unos segundos y me pesó como una losa, mis lágrimas no me dejaron ver lo bonita que era y enseguida me la quitaron para hacerle el protocolo de rigor, acompañada de su padre eso sí… Me quedó un último empujón para expulsar la placenta y ya se pusieron a coserme tranquilamente, me dieron a mi niña un momento y me dijeron “dale un besito que nos la llevamos a lámparas” yo me asusté pero me dijeron que es que había nacido fría por la fiebre que a mi me había dado y estuve sin ella una hora y media aproximadamente, yo no paraba de llorar y de decir lo bonita que era, lo guapa que era, su padre y yo no podíamos dejar de llorar mientras la matrona estaba a lo suyo presumiendo de la buena costura que estaba haciendo, y yo encima agradecida de lo bien que me iba a quedar la cicatriz…
En definitiva, estuve casi dos horas sin mi niña, cuando me la devolvieron me la puse al pecho enseguida y mamó fenomenal y desde entonces no me he separado de ella nada más que por fuerza mayor (dichoso trabajo) en los casi 23 meses que tiene.
Los dos días que estuve ingresada fueron “normales” comparados con el trato inhumano que recibí en paritorio. Gracias a las enfermeras de planta que me trataron con muchísimo cariño y cuidaron y miraron por mi lactancia, por mí y por mi hija, sólo de ellas me llevo un grato recuerdo, supongo que la edad, porque pasaban de 50 años y el trato diario con mujeres recién paridas, les daba esa ternura que hacía que estuvieras tranquila y a gusto con tu bebé.
En ese paritorio murió la mujer que yo era antes y nació la que soy ahora, he cambiado tanto que mi marido a veces no me reconoce y se sorprende de mi forma de pensar y ser de ahora. Ahora, gracias a vosotras, a este foro y mis incansables ganas de saber y informarme he descubierto que hay otras formas de traer a tu hijo al mundo y me he jurado a mi misma que no volveré a pasar lo que pasé y que seré dueña de mi cuerpo y yo, y sólo yo, daré a luz siendo consciente de mis actos.
Cuando cuento mi parto en mi círculo de “amistades” y concluyo diciendo que la próxima vez daré a luz yo sola sin que me toque nadie, me dicen que no es para tanto, que ellos sabían lo que hacían, que soy muy radical y que exagero…¿Vosotras pensáis que exagero? Yo creo que ninguna mujer debería pasar por esto, pero en fin… Ahora intento olvidar y he aprendido mucho de esa experiencia, pero tengo mucho miedo de idealizar un segundo parto como me gustaría y que tampoco pueda ser como deseo, tengo miedo de desear quedarme embarazada sólo por pasar por la experiencia de parir de forma natural, por desquitarme de mi primer parto, tengo miedo pero soy feliz por ser la mujer que soy ahora, por ser la madre que soy y aún tengo que dar gracias a la vida por haberme hecho pasar por esto y haberme ayudado a comprender y saber lo que quiero y lo que no quiero. Tengo toda la fuerza del mundo gracias a mi hija.
Gracias a todas las que halláis llegado hasta aquí, me ha servido de mucho escribir mi parto y desahogarme como no he podido hacer en 23 meses porque nadie a mi alrededor puede llegar a entenderme, espero que también pueda servir a otras mamás para evitar estos tratos tan inhumanos.
Gracias por estar ahí… Detrás de unas líneas que te dan fuerza cuando lo necesitas…
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