El nacimiento de Marcos
Hola, me llamo Alejandra, tengo 28 años, soy de Madrid y el 6 de octubre de 2006 nació mi hijo Marcos. Nació en el Hospital Universitario La Paz mediante cesárea.
Desde muy pequeña la ilusión más grande de mi vida era convertirme en madre. Siempre jugaba a que estaba embazada y eso me encantaba.
Me enteré que Marcos formaba parte de mí el día 19 de enero de 2006 y desde ese momento los miedos y dudas me invadieron.
Desde la primera consulta a la ginecóloga comprendí que yo solamente era un número para aquella señora y en todo este caminar. Falta de trato humano, falta de respeto, falta de tacto, falta de cariño.....eso es todo lo que puedo agradecerle a mi querida ginecóloga.
Mi embarazo era completamente normal y yo por si acaso me tomaban por la típica primeriza llorona no me quejaba de nada y no preguntaba demasiado. Cuando fui a la ecografía de las 20 semanas en el Hospital La Paz, el tan simpático señor ecógrafo, ni siquiera me saludó "túmbese y descúbrase la tripa" conversaciones con la enfermera dándole una serie de números que yo no sabía qué significaban y un frió "ya se puede vestir".... yo miedosa pregunté "¿Esta bien?" .... " lo que yo puedo ver sí" contestó.... y "¿Se puede saber qué es?" .... "parece un chico"... y “yo no lo puedo ver" gira la pantalla del ecógrafo con mala gana y señalándolo me espeta "ahí lo tiene".He de decir que durante toda esta corta conversación ni siquiera se dignó en mirarme a la cara.
Mi embarazo continuó normal y cuando fui a la segunda monitorización, estaba de 40,5 semanas, vieron que los latidos del niño bajaron durante unos segundos, un ginecólogo (el único amable que me había encontrado hasta el momento), me explicó que podía deberse a que estaba tumbada boca arriba simplemente, pero que por si acaso me ingresarían un día durante el que me monitorizarían en varias ocasiones para ver si estaba todo bien.
Así lo hicieron y comenzó el infierno. Como ya estaba cumplida me dijeron que iban a intentar (metiéndome la mano a lo bestia) que me pusiera de parto. Me exploraron en varias ocasiones. La primera ginecóloga que me exploró y que vino acompañada de 7 estudiantes cuando puse gesto de dolor (palabrita del niño Jesús que no me queje ni una vez) me dijo textualmente "como pongas cara de dolor te lo cobro con dolor".
Al día siguiente (jueves) me pusieron un gel que es una especie de tampón para que empezara a borrar el cuello del útero, a las dos horas se me cayó, avisé y hasta pasadas tres horas no volvieron a ponerme otro y no es que hubiera mucho jaleo. Avisé de que creía haber roto aguas, porque fue como si se me escapara el pis, me exploraron como a la hora de haberlo dicho. Me hicieron la prueba del color de las aguas sin ningún tacto, en dos ocasiones. Echaron a mi marido de la habitación por la noche (yo estaba sola porque no tenía compañera).
En fin, mucho mucho mucho mucho cariño (lo digo irónicamente, claro).
La mañana del viernes 6 de octubre, oigo por los pasillos “un enema a la de la 13” (esa era yo), llamé a mi madre, para contárselo porque estaba sola y me dijo “voy para allá que ya te están preparando”. Sin mediar palabra una enfermera me dijo "túmbate mirando hacía la puerta" y me enchufó el enema sin ni siquiera (por caridad cristiana) decirme para qué era aquello. Le pregunté que por qué me lo ponía y me dijo “te llevan a paritorio”. Al fin llegó mi marido, me llevaron al paritorio y me pincharon mal la oxitocina porque aquello caía cuando le deba la gana y la matrona después de movérmelo un poco para que cayera me dijo "es que no quiero volver a pincharte" (si yo lo prefiero, si quiero que caiga bien), me pusieron el monitor externo porque no había dilatado nada y no podían pinchárselo en la cabeza al niño. (La oxitocina seguía sin caer).
Cuando me iban a poner la epidural vieron que tenía 38,5 º (Llevaba muchas horas con la bolsa rota) y me dijeron que con fiebre no me la ponían, cada vez que me exploraban veía la estrellas porque solo dilaté 1cm.
Después de varias horas el niño empezó a quejarse y la ginecóloga insistía "vamos a esperar un poco más", aunque la matrona decía que el niño no podía más. Al final decidieron llevarme a quirófano para practicarme una cesárea y después de que me habían dicho que con fiebre no me ponían la epidural me dicen que para la cesárea sí me la ponen, 6 veces me pincharon para ponérmela, (parecía el descabello de los toros) y todo ello diciéndote “¡No te muevas!”, (¿Quién aguanta tanto rato sentada con la tripa sin moverse?). Después de mucho miedo y muchas lágrimas me dice la matrona "ahora vas a oír a tu peque" al niño no se le oía, pero sin embargo sí escuche "trae dos vueltas". Al ratito le oí llorar. En el primer test apgar su resultado fue 4 y en el segundo 8 (para que os hagáis una idea: mi sobrina nació 6 meses después y en el primero tuvo 8 y en el segundo 10). La matrona me lo mostró (qué sensación más fría) le miré,, le di dos besitos en el moflete pero ya está, no le pude coger en mis brazos, fue como si hubiera ido a la tienda a comprar y hubiera dicho “envuélvame ese que me lo llevo a casa”, ni pecho, ni abrazo, ni nada de nada. Nos robaron nuestro momento, nuestra conexión.
Después de todo ese calvario de día me llevaron a la REA y a mi marido no le dijeron adónde me llevaban ni le informaron de cómo me encontraba. Subí a planta a las 22h con fiebre, el niño estuvo en observación porque un índice que usan los médicos para ver el estado de los neonatos estaba muy alto. Mi niño nació muy sequito y con un color de piel muy raro.
Como después de tres días no se me pasaba la fiebre decidieron hacerme una ecografía para ver si tenía un hematoma. El ecógrafo dijo que estaba todo bien y cuando pedí ayuda para levantarme de la camilla me dijo "CLARO, COMO ESTAS GORDA" (No Señor, es que no me puedo mover porque me han hecho una cesárea, tengo fiebre desde entonces y me duele todo el cuerpo).
Resumiendo el resultado de mi parto fue UN MES entero con fiebre de media 38,7º sin saber por qué, pero todavía hay que dar gracias a DIOS porque Marquitos está VIVO y eso lo más bonito del mundo.
LO ÚNICO QUE DESEO LA PRÓXIMA VEZ QUE ME VUELVA A QUEDAR EMBARAZADA ES QUE ME TRATEN COMO UNA PERSONA, QUE VELEN POR LA SEGURIDAD MÍA Y DE MI BEBÉ Y QUE NO NOS ROBEN NUESTRO MOMENTO.