El nacimiento de Sergio
El nacimiento de Sergio
Hospital Puerta de Hierro, Majadahonda. Madrid
14 de febrero de 2018
El mío fue un embarazo envidiable, alguna nausea si se me ocurría comer arándanos (ya ves tú menuda tontería) pero nada más. Hacía gimnasia todos los días y seguí saliendo a correr hasta la semana 38 que ya sé que es horroroso para el suelo pélvico, pero con muchos ejercicios de kegel solucionado y a mí me daba la vida. Estuve informándome mucho y al final me decidí por el Hospital de Majadahonda y como todo lo que quería en mi plan de parto estaba en sus protocolos al final no lo hice. Total, si iban a ignorar los protocolos mucho más mi plan.
El 13 de febrero, de 40+5, sonó el despertador a las 6 de la mañana para que el futuro papá se fuera a trabajar y al abrir los ojos dije “Uyy”. “Cariño vete al trabajo, pero igual te tienes que volver”. Recuerdo que en ese momento pensé que era genial ponerme de parto tempranito por la mañana porque así el bebé nacería por la tarde y yo podría descansar. Ingenuidad de mamá primeriza. Por suerte pude dormir un ratito y luego me pasé la mañana organizando todo por casa, preparando la bolsa, sentada en la pelota… A media mañana a mi chico lo echaron del trabajo y le dijeron que se viniera conmigo. Las contracciones eran cada 5 minutos pero soportables y no llegaban al minuto así que tranquilos. Llamé a la matrona del centro de salud y le conté como estaba, me dijo que ya me podía ir al hospital así que comimos (ni muerta pasaba por lo que se me venía encima con el estómago vacío) y nos fuimos a por el coche.
Llegamos al hospital hacia las 3 de la tarde, yo andando por mi propio pie y en la ventanilla como una idiota: “No, es que creo que estoy de parto”. Me pasaron, me preguntaron si quería silla de ruedas, pero preferí ir andando y me llevaron a una sala con una matrona que me hizo una exploración. “3 centímetros, ponte la bata que os quedáis ingresados”.
Me llevaron a la sala y una de las cosas maravillosas de este hospital es que dilatación y expulsivo son en el mismo cuarto. Llegué, les dije que no quería medicación, me pusieron la vía por protocolo, pero sin suero ni nada, me trajeron la pelota y me pusieron seguimiento portátil con lo que podía moverme y todo. La matrona me dijo que si quería parto natural tenían que haberme mandado a andar porque por protocolo si a las 3 horas no había trabajo de parto activo me iban a tener que poner oxitocina. Efectivamente, 3 horas después, con contracciones poco regulares y sin haber ganado ni un centímetro, me tuvieron que poner medicación. En esto, como en todo lo que ocurrió después, no era lo que yo quería, pero siempre fueron muy amables y me lo explicaron todo genial.
Después de ponerme la medicación las contracciones se fueron haciendo cada vez más fuertes, la matrona vino hacia las 8:30, un poco antes del cambio de turno a ver cómo iba y a pesar de la medicación solo había ganado un centímetro, creo que me vio la cara de “no me jodas” y me dijo “bueno, uno y medio”. Al rato yo ya estaba muy cansada y decidí tumbarme. Error, para la próxima no lo vuelvo a hacer, empecé a tiritar y no podía quedarme quieta. En las contracciones me tensaba de dolor y cuando pasaban en vez de relajarme y descansar tiritaba sin parar. Mi chico llamó a la enfermera porque no sabíamos qué pasaba y vinieron a verme las del nuevo turno. Me dijeron que la tiritona era del dolor pero que ya estaba de 6 centímetros. El problema era que el bebé miraba para arriba así que me dijeron que intentara ponerme en distintas posturas para que se girara, pero cada vez que giraba se perdía el latido y venían a ver qué pasaba.
Nos dejaron solos un rato más, volvieron a entrar hacia las 11 porque yo ya estaba gritando muy fuerte. Seguía con tiritona y me entraron náuseas, justo cuando me estaban mirando vomité y me volvieron a decir que era por el dolor. Por suerte me dijeron que ya eran 8 centímetros y que todo parecía ir bien. Pero que el niño seguía girado y el latido seguía perdiéndose así que había que romper la bolsa para poner monitorización interna. Por desgracia algo no fue bien y el monitor interno no daba latido, lo tuvieron que poner 2 veces y el segundo tampoco daba las lecturas muy allá.
Pensé que con la bolsa rota se aceleraría todo, el dolor desde luego fue en aumento pero cuando volvieron a la 1 me había estancado en 8 centímetro y el bebé no bajaba. Además, la monitorización no funcionaba y ya me pusieron las correas tradicionales a ver si entre el portátil, el interno y ese conseguían no perder la señal. Me dijeron que la cosa podía alargarse varias horas más y ahí claudiqué y pedí la epidural. En un momentito me sentaron, sacaron al papá, me pincharon y en cuanto volví a tumbarme el dolor había pasado, pero tenía fuerza en las piernas de sobra para cambiar de postura y notaba las contracciones aunque sin ese dolor. Gracias a la epi me amodorré un poco y cuando volvieron a las 3 por fin estaba de 10 centímetro y el bebé se había girado, pero aún estaba muy alto así que a esperar.
A las 5 por fin me dijeron que podía empezar el expulsivo. Me explicaron como pujar en apnea e hice un par de pujos de prueba que dijeron que hacía muy bien. Me miraron y opinaban que me iba a librar de la epi. Vino un celador, colocó la cama y me dejaron ponerme casi sentada que era como me sentía más cómoda. En la sala estábamos solo la matrona, una enfermera y nosotros. Por desgracia, por mucho que yo empujara “genial” y por más que les preguntara si tenía que empujar más fuerte o más tiempo o qué, no había manera de que el bebé saliera. La enfermera puso su mano en la parte alta de mi tripa, para ayudarme, en ningún momento noté dolor ni presión, era una ayuda, yo lo visualizaba como la pared de la piscina para que mi niño apoyara los pies y empujara, pero ni así salía. Mi chico con toda su buena intención me decía lo que él pensaba que quedaba, “ya ha salido la mitad”, la matrona debía partirse de risa porque luego él se dio cuenta de que lo que pensaba que era la mitad no era ni la quinta parte. La matrona me dijo que sintiéndolo mucho me iban a tener que cortar. Le pedí que me dejara un intento más y me dejó, pero me dijo que no iba a funcionar. Efectivamente no sirvió de nada, cortaron y al instante nació el bebé entero de un tirón. Sin que yo me diera ni cuenta la enfermera me quitó la bata y en medio segundo yo tenía al bebé haciendo piel con piel. Todas las pruebas se las hicieron encima de mi mientras alumbraba la placenta casi enseguida y la matrona me cosía 4 puntitos de nada porque se esforzó muchísimo en que fuera lo mínimo imprescindible. La explicación de por qué no salía el bebé llegó cuando le midieron, percentil 89 de cabezota, ¡así no había quien lo sacara! Al final nació a las 5:55 casi una hora después de empezar a empujar.
Nos dejaron en esa sala mucho tiempo, tranquilos y solos, e incluso me dieron de desayunar allí. La única pega es que esas habitaciones no tienen ducha y aunque lo sabía y no la eché de menos para aliviar el dolor, sí la hubiera agradecido después del parto porque lo que más necesitaba era ducharme. Nos dijeron que habían empezado a instalarlas y que uno de los cuartos sí tenía, pero estaba ocupado cuando yo llegué. Luego nos trasladaron a la habitación, todo el tiempo el bebé con nosotros, jamás se lo llevaron a ningún sitio, y por fin pude ducharme. En el hospital nos dieron de todo, nos enseñaron a bañarlo y fueron siempre muy amables con nuestras dudas de primerizos.
El postparto fue muy bueno, sin dolores ni nada. A la semana la matrona del centro de salud no se creía que había tenido epi, pensaba que era un pequeño desgarro, a los 30 días me dio el alta para hacer “lo que quisiera” y la fisioterapeuta de suelo pélvico que visité 5 días después me dijo que porque me había visto antes y sabía que había estado embarazada, porque por mi suelo pélvico no lo parecía. ¡Recuperación inmediata!
En resumen, no fue mi parto soñado, pero no porque el hospital no pusiera todos los medios para que lo fuera. Quizá no fue un parto 100% natural pero sí fue informado y respetado. La matrona que estuvo en el parto me dijo que el próximo seguramente conseguiría tenerlo sin medicación ni corte y espero tenerlo en ese mismo centro.