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El nacimiento de una estrella
Leí que durante el proceso de parto, la psique de las parturientas sale de su cuerpo y navega por el universo para recoger la estrella más brillante del firmamento y que ésta sería el alma de su hijo .
Así me sentí durante las 4 horas de trabajo de parto. Navegando por el cosmos al ritmo de las respiraciones que conectaban mi glotis con mi útero... suaves, dulces, intensas al final...
Me siento tan agraciada de ser mujer, de poder parir, de dar vida a una estrella...
Una semana antes de todo, celebramos en casa el Blessingway de mi niño Aníbal. Donde mujeres potentes bendijeron a mi hijo, a mi útero y a mi misma. Bendijeron el camino de luz, a mi feminidad...fue hermoso.
Mi madre, mis hermanas...¡gracias! Sentí que conectaba con todas ellas y su energía de mujer en cada contracción. Me daban paz, confianza en mi poder de mujer. No hubo dudas, preocupaciones...todo fue agua y fluía al son de los tambores.
Algo dentro de mí siempre supo que Aníbal iba a nacer en la semana 36, coincidiendo con la luna llena. Como su hermano y todos mis ciclos menstruales... a la luz de la magia de la luna llena.
El 30 de enero dejé a mi hijo en el cole. Algo brillaría ya en mi porque la seño de mi peque lo notó. Ese día tenía la barriga más baja de lo normal y decidí quedarme en casa descansando en el sofá cuando mágicamente noté como una burbuja se adentraba en mi desde la vagina hasta mi ombligo y al momento empecé a gotear.
Al principio me asusté por ser la semana 36, pero viendo que no había marcha atrás me dejé fluir yo también y recogí un poco en un vaso de líquido amniótico para explorar su color, era claro así que volví a fluir más y más fluía mi útero. Probé el líquido como cualquier mamífera esperando así que funcionase de buen estimulante del parto.
Escribí a mis benditas comadres ¡Ya viene Aníbal! Podéis encender la vela.
Regalé una vela en el blessingway para que la encendieran durante el trabajo y parto y así estar mas fuerte conectadas con nosotros.
Manu llegó pronto a casa y entre besos y risas sabíamos que hoy conoceríamos a nuestro bebé, a mi pequeña estrella.
Estaba eufórica, me invadía una felicidad hormonal de quinceañera, no podía sentirme más feliz.
Comí algo y con una empapadera entre mis bragas conduje hacia el hospital.
Al llegar vi a @@@@ que la reconocí de momento y le dije que la conocía de oídas por haber sido matrona en el parto en casa de una amiga. Sabía que ella y su equipo sostendrían mis deseos de un parto de baja intervención, respetado, humanizado...
Entré en monitores sobre las 12:30 y allí hablamos @@@ y yo. Me presentó a la que sería también mi matrona y la ginecóloga de guardia. Ella muy amablemente me estuvo explicando que esperaríamos a que todo transcurriera sin intervención y que iban a leerse mi historial y mi plan de parto...Al oír tanto respeto me vi envuelta en un aura mágica con el que poco a poco las contracciones empezaban suaves como las olas del mar que iban y venían.
Nos dieron la habitación 122 y la dejamos en penumbra, me pusieron el antibiótico y me dieron de comer (cocido, por cierto). Al principio iba y venía con calma, pensando que Aníbal llegaría al día siguiente, que iba para largo y que no podía estar pendiente del reloj.
@@@@ me enseñó paritorio y estuvimos hablando de las posturas y como podía ponerme con la ayuda de las barras, silla de partos y demás. Estuvimos acordando peticiones mías y hablando en caso de o en circunstancia de como actuaban y todo lo que me iba diciendo me iba pareciendo bien....más relajada volví a la 122.
Manu me acompañó en todo momento; a mi lado, abrazandome acompañandome intimamente sin nadie más que nosotros tres. Me duché y notaba como iban y venían mas olas de contracciones.
Subí a la pelota y me abrí, Manu me masajeaba la espalda aunque donde notaba las contracciones era en mi bajo vientre. Yo frotaba mi vientre invocando a Aníbal, transmitiendole amor.
Nos pusimos a cantar para abrir mi garganta y expandirme.
Pusimos Manu Chao y los dos ibamos cantando. Iban y venían las contracciones y paraba de cantar para poder tomar aire y abrirme a ellas.
Notaba que ardía, me ardían las mejillas fui a lavarme en agua fría y al levantar la cabeza tenía la cara radiante, con las mejillas y los labios rojo fuego, me ardía el pecho y me embriagaba una sensación de amor única.
Me tumbé en la cama y Manu me abrazaba la barriga transmitiendo amor...paz.
Puse en el móvil canciones chamánicas y femeninas que había escuchado durante el embarazo y que Aníbal ya conocía porque las contracciones se hicieron oleaje intenso y ya no podía estar tumbada durante las contracciones, eran salvajes, intensas pero cortas... o eso me parecían a mi después de un parto previo con oxitocina... Después de cada contracción volvía a tumbarme, a dormirme en brazos del Papá de Aníbal .
A las 16:00h ya no podía estar tumbada, estaba dando vueltas como una leona y me agarraba a la pared de la habitación y aullaba al cielo mientras Manu me frotaba la barriga.
Me ducho, hago caca, aúllo y más aúllo, las contracciones me llevan al agua fría del grifo, a las olas... me calman... una contracción menos mi amor, ya mismo.
Salí de mi psique al ver gotitas de sangre, y pedí a Manu que llamara a la matrona para que me explorara y por primera vez viene ella.
Me explora y se le cambia la cara... me asusto y le pregunto si he borrado el cuello y ella me mira y me dice que estoy en completa.
Me vuelvo a relajar, vuelven las contracciones...aullidos, andar y mis ganas de empujar empiezan. Me acompaña la matrona en mis aullidos .
Camino hacia paritorio y al llegar allí me agarro de las perneras de la silla de partos y estiro mi cuerpo hacia mis pies mientras aúllo a lo salvaje, no son gritos de dolor, son aullidos para abrir paso a Aníbal.
Se va la contracción, camino en círculos recuperandome... esperando a la siguiente. Viene otra y me vuelvo a agarrar de las perneras y vuelvo a ponerme en cuclillas empujando mientras aúllo, intento tocar algo y aún no toco nada, solo noto un aro eléctrico. Pruebo posturas entre contracción y contracción y subo a la silla de partos, pero estoy incómoda y se lo digo a Manu, él coge y me pone de lado y me sube una pierna y una auxiliar me coge la otra .
La sensación que tengo es que estoy volando, abierta y empujo y en dos contracciones noto como Aníbal va abriendose paso por ese camino mágico bendecido hasta llegar a mis brazos.
Aníbal, mi niño arcoiris, mi amor, mi pequeña estrella que guapo es... lloramos todos papá, mamá, bebé... son las 5 menos cuarto ,3'100 kg he parido libre, consciente, con amor, sin miedo, sin violencia... esto es parir, que placer...
Gracias Gracias Gracias Gracias...no me cansaré de decirlo... Gracias a EPEN por todos estos años que me han curado mis heridas, me ha enseñado a parir libre y me han hecho guerrera.
Gracias a mis comadres...a todas ellas.
Gracias a mi amor, mi Manu que me ha acompañado todos estos años en esta liberación de parir libre, en la crianza, en la pareja...Te amo.
Gracias a mi hijo Joaquín por enseñarme lo que es el amor y a mi hijo Aníbal por demostrarme lo que se puede hacer con amor.
Y Gracias a todo el equipo del Hospital San Juan de Dios.