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El nacimiento de Vera

Este es el relato de mi primer parto, un parto maravilloso de principio a fin. El 12 de marzo de 2016 a las 17:49 nació Vera en el Hospital de Torrejón de Ardoz. El seguimiento del embarazo por parte del hospital empezó en la semana 20, y desde ese momento no tengo más que buenos recuerdos de todos y cada uno de los profesionales que nos acompañaron durante el embarazo y el parto. Decidimos acudir al Hospital de Torrejón por su protocolo de parto respetado y porque el 90% de las opiniones que habíamos leído eran muy positivas. Además fuimos a una visita guiada que el hospital organiza de vez en cuando y nos resolvieron muchas dudas, con lo cual lo tuvimos claro desde el primer trimestre. Sin embargo, el motivo principal para elegir este hospital fue la posibilidad de utilizar la bañera para parir en agua, así como la posibilidad de verme acompañada por una segunda persona, en mi caso una matrona de la familia del padre, que también estuvo siguiendo el embarazo muy de cerca y fue un gran punto de apoyo durante el parto. Hoy, dos semanas después del parto, puedo decir que la elección de hospital ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida. Rompí aguas estando de 37+4, en la madrugada del 12 de marzo (concretamente a la 1:30), que además coincidía con la fecha de mi cumpleaños. Tranquilamente, nos duchamos, cogimos la bolsa del hospital y marchamos, llegando alrededor de las 3:00. Mientras me hacían una primera exploración antes de monitorizarme, me explicaron que el protocolo ante una rotura de bolsa es dejar pasar 12 horas para que el trabajo de parto se inicie espontáneamente. En caso de que no ocurriera así, a las 12 horas se haría una evaluación para determinar si inducir el parto o dejar otras 12 horas. Algo me decía que no haría falta Ya en monitores, donde dejan al padre estar contigo (cosa que no ocurre en otros hospitales), empezaron a registrarse las primeras contracciones. Eran como dolores de regla bastante soportables que se sucedían en intervalos de 15 minutos. Tras el monitor nos llevaron a la habitación, donde nos dejaron descansar mientras la naturaleza hacía su trabajo. La mañana del 12 de marzo amanecía con contracciones cada vez más dolorosas, y transcurridas las 12 horas desde la rotura de bolsa ya había tenido que recurrir a las duchas de agua caliente y a algún que otro alarido por el dolor. Aun así, nuestra matrona, que vino en cuanto le avisamos que estábamos en el hospital, nos previno de que al parto todavía le quedaban unas cuantas horas, dado que yo era primeriza y las contracciones no eran tan seguidas como para haber dilatado lo suficiente. A las 14:00 vinieron a buscarnos para llevarnos al paritorio y monitorizarme, y así poder evaluar en qué fase del parto me encontraba. En el paritorio conocimos a Asun, la matrona que nos acompañaría durante las siguientes horas, si digo que nos tocó un ángel de persona me quedo corta. Tras una hora de monitor con contracciones tan dolorosas que ya había abandonado la idea de parir en agua y solo quería la epidural, Asun me pidió permiso para hacerme un tacto. Le pedí que por favor procediera, necesitaba saber si había dilatado y cuánto, porque no podía más con los dolores. Resulta que había dilatado 8 centímetros, no nos lo podíamos creer, había ido todo rapidísimo y el expulsivo estaba a la vuelta de la esquina. Ya no había tiempo para la epidural, lo cual agradeceré eternamente, de lo contrario no habría podido vivir la fabulosa experiencia de parir en agua. Durante el expulsivo en la bañera estuve todo el rato recibiendo palabras y gestos de ánimo y apoyo por parte de mis acompañantes y de Asun, que pidió a una auxiliar que sujetara un espejo delante de mi para que pudiera ver el progreso de los pujos. Cuando la cabeza de Vera empezó a asomar sólo quería más contracciones, pues cada contracción me aportaba la fuerza y las ganas de empujar para ayudarla a salir. Después de conseguir que sacara toda la cabeza, sólo hizo falta una contracción más para que saliera el resto del cuerpo, lo que ocurrió al minuto. Tras un último empujón Asun recogió el cuerpecito de Vera y lo colocó encima de mi, piel con piel, por fin mi hija, su padre y yo estábamos juntos. Me dieron a cortar el cordón, después alumbré la placenta, y las siguientes 2 horas nos dejaron a solas haciendo piel con piel. Dejamos que Vera fuera reptando hasta conseguir engancharse al pecho, le costó apenas 30 minutos, aunque tal vez era muy pronto para ella para succionar, con lo que no empezó a comer hasta la noche. Todavía no me creo que el parto fuera tan perfecto y rápido. Se cumplió mi plan de parto a la perfección, pudiendo dar a luz en agua y sin ningún tipo de intervención, un parto eutócico en toda regla. No me dieron ni puntos, pues no tuve nada de desgarro y me sentí respetada en todo momento. No tengo más que palabras de agradecimiento para todas las personas que estuvieron a mi lado en este momento tan especial, en especial para Asun, que es una profesional como la copa de un pino y una persona encantadora, ojalá todas las madres tuvieran la posibilidad de ser asistidas por alguien como ella. Gracias a ella, a mi compañero, a nuestra matrona y al resto de personas que han tenido algo que ver en este embarazo, el 12 de marzo tuve el mejor regalo de cumpleaños que jamás hubiera podido imaginar. Virginia.