El relato de Vicky, sobre su maternidad
La maternidad: Vicky, Curro y Carmen, y Paco, una historia de felicidad.
Soy feliz. Soy muy feliz siendo madre. Una vez me hicieron la carta astral. En ella me decían que venía a este mundo a ser Madre. Mi marido, Paco, me dice que yo he nacido para ser Madre, (es una de las cosas más bonitas que te puede decir tu pareja). Trabajo como educadora social y me dedico sobre todo a tratar con madres, en la asociación Mamilactancia, hablo cada día con muchas madres. Me gustan mucho los niños y casi todas las facetas de mi vida las dedico a la maternidad, la lactancia y la crianza.
Soy mamá de Carmen, de 3 años y de Curro, de 1, que tiene síndrome de down. Realmente no se si vivo o no una situación de maternidad "especial" por tener un niño "distinto". ¿Qué es lo especial y qué es lo distinto? ¿Qué es lo normal? Desde que te enteras que tienes un niño así te haces muchas veces esta pregunta.
Desde que nació Curro mucha gente me ha insistido en que estos niños son muy "especiales", que son muy cariñosos, que son almas muy limpias y transparentes, incluso me han llegado a decir los que creen en la reencarnación que son oportunidades que se les da a las almas para renovarse y limpiarse. Pues tampoco lo sé. No creo que tenga mucho rigor científico y que habrá de todo, sobre todo dependiendo de con cuanto amor hayan sido educados, como todos los demás.
Sin embargo Curro es un niño especial.
Fue un embarazo muy deseado. Tenía Carmen unos 2 años y estuve haciendo lactancia en támden, (sigo todavía). Esta experiencia, dar de mamar cuando estas embarazada es muy bonita, aunque dura porque duelen mucho los pezones.
El parto fue un desastre. Yo queria tener un parto natural. Después de una semana de contracciones fuertes me provocaron el parto, me pusieron la epidural, oxitocina después de una cesarea, el niño no pasaba por el canal, y al final cesárea. Después de estar empujando más de dos horas para intentar por todos los medios el parto vaginal, la noticia de la cesárea fue como un cristal punzante que te rompe el alma en añicos. Tampoco esta vez lo iba a conseguir, ya iban dos cesáreas.
Lo peor que recuerdo de esos momentos, el trato de los profesionales, se rieron de mi por querer tener a toda costa un parto natural, no me hacian caso cuando por ejemplo les decia que no me rompieran la bolsa o que no me hicieran episiotomía, "aqui se hace lo que yo diga", no pedían perdón cuando se les calló tres veces al suelo la prueba esta del oxigeno, estan que les hacen heridas en la cabeza al niño, tres veces me la hicieron. Que desagradable esta prueba, que desgradable el medico. Que humillación. ¿Que pasa? les preguntaba: nada, nada. No soy idiota, os pregunto y quiero respuestas reales y sinceras.
Está mal mi bebé, por qué no pasa por el canal? nada nada, no pasa nada. Puedo llegar a entender como se siente una mujer violada. Entré llorando al quirófano.
Y en ese dolor de la cesárea, cuando nace Curro, sin todavía ver al niño, el anestesista me enchufa tranquilizantes. Me enseñan a mi bebé. Le veo su carita abotargada y con heridas (las malditas pruebas esas del oxigeno) ¿Es un niño síndrome de down? grito. "no lo sabemos" Me duermen. O me intentan dormir, porque la fuerza de la mente o del cuerpo fue superior a las drogas que me iban metiendo. En la inconsciencia, no sabía qué era pesadilla, qué era real. Me desperté. Mi segunda pregunta fue, con la fuerza que sale no sé de donde, con la velocidad de pensamientos que tiene una madre en esos momentos,
¿CÓMO TIENE EL CORAZON? ,"no lo sabemos" ¿Qué Apgar ha hecho? "8-10" Ya no consiguen dormirme.
No quiero dormir. Lloro. Lloro mucho.
Cuando me sacan de quirófanos, en la puerta me dice mi gran compañero y siempre con sus términos marineros: "VICKY, NOSOTROS TENEMOS SUFICIENTE VELA PARA ESTE BARCO, NO TE HUNDAS". Es la frase del amor mas profundo que me han dicho nunca.
En reanimación alguien con más o menos habilidad me intentaban consolar, porque yo seguía llorando. Dejaron excepcionalmente entrar a Paco por situación especial. Cuando lo ví llegar lo primero que le dije fue: Paco yo te quiero mucho. Hablamos en ese momento de lo que nos queríamos, y de nuestras primeras sensaciones, de cómo nos habíamos enterado, y de incluso de cómo nos habían felicitado llorando el personal que nos atendió en el parto por la reacción tan humana que habíamos tenido. Llorar y llorar es una reacción muy humana? Nos felicitan por eso? Me aterra pensar como será las reacciones de otras parejas?
Pedí que me llevaran a la habitación, yo quería estar con mi niño. Me concedieron el deseo, saltándose protocolos. En la habitación hicimos las presentaciones con mi bebe. En seguida me lo puse al pecho y Curro protesto: ¿Dónde vas mamá con las bullas? Te sabes la teoría pero la práctica no es así. Tienes razón Currito, perdona hijo, quería recuperar la hora esta perdida. Lo puse encima de mis pechos y le hablé lo que una madre tiene que decir en esos momentos. Curro te quiero más que a mi vida. Seas como seas yo te voy a querer siempre. Ya si quiso mamar. No tuvo ningún problema de agarre. Es un buen técnico del amamantamiento.
Yo seguía llorando, y sin dormir. Estaba agotada después de una semana apenas sin dormir, un parto malo, una noticia mala. Por mas sedantes que me administraban no podía dormir, La cabeza me daba muchas vueltas. Es increíble la de cosas que yo llegué a pensar.
Lo primero que pensé: me ha tocado, la vida me era muy perfecta y muy feliz, esto es para compensar. Pero no dura este pensamiento mucho. En seguida te das cuenta de que la vida te plantea un reto, lo pone algo más difícil para darle más intriga y magia al camino que me toca recorrer.
Entonces deje definitivamente de llorar. Definitivamente, porque jamás lo he vuelto a hacer por la noticia del síndrome de down. Comencé a hacer proyectos toda la noche para mi Curro, a la de cosas que yo lo iba a llevar!. Esa noche estuve haciendo el proyecto de mi vida para ofrecerle lo mejor a mi hijo.
La familia, los amigos, los compañeros de trabajo se fueron enterando de la noticia. Nadie tuvo una mala reacción. Al contrario, todos llegaban con informaciones, libros, profesionales de apoyo, muchos regalos, muchos abrazos, mucho amor.
Lo más emocionante fue el encuentro entre hermanos. La presentación de Carmen y Curro. Carmen era la única que se presentaba a su hermano con la mirada limpia, sin saber qué pasaba. La cara de ilusión que puso cuando vio a su hermano es unas de las visiones más imborrables que tengo grabada en el corazón. Se siguen queriendo con admiración mutua. No han tenido celos el uno del otro.
Recuerdo la vuelta a casa muy dura. Qué cansancio. Qué difícil recuperarse después de una cesárea. Siempre he llevado peor lo de la cesárea que lo de Currito. Carmen se comportaba de una manera extraña llamando la atención, sentía que mamá iba a irse de nuevo. Me senté con ella. Le dije que ya no iba a faltar en casa, que todo iba a ir como antes, que la quería mucho y que ahora yo la necesitaba para recuperarme. Cuando se habla con los sentimientos los hijos te entienden perfectamente, es su lenguaje. Carmen volvió a ser la niña alegre y feliz de siempre.
En este año de Curro he aprendido mucho sobre síndrome de Down, atención temprana, estimulación precoz, fisioterapeutas, psicólogos, trabajadores sociales, pedagogos, natación,.... Es increíble como un hijo te puede enseñar tanto.
Y lo que mas se aprende es a aceptar, a disfrutar, a ver lo bueno que tiene el ritmo distinto que lleva un niño con síndrome de Down. Aunque algunas veces es inevitable que te duela el alma, cuando ves a niños de su edad avanzar mucho más que él.
También, por muy segura que me sienta en mi maternidad, es inevitable que me asalten las dudas traicioneras: ¿Lo estaré haciendo bien?, ¿Lo estaré estimulando lo suficiente? ¿Hasta donde estimular, donde el límite de respetar sus deseos y de forzar para que se supere a si mismo y no caer en la trampa de su flojera? Si, asaltan muchas dudas.
Es una exigencia constante de superación algo mas pronunciada que al tener un hijo "normal".
En cuanto a cariño, amor, crianza. Es lo mismo.
Curro es un niño especial, pero Carmen también lo es. Porque son mis hijos.