Historia de Jimena. Nacimiento Juan Cruz
El viernes 6 de enero del 2006 fui a la ultima ecografia 10 am , resultó ser que mi bebe era bastante grande, decían que pesaba 4.080 kg !!! Con esos resultados feliz de tener un bebote enorme en mí fui a monitoreo alrededor de las 11 am ( control de la semana 40 ), resultó ser que tenía contracciones de parto, la verdad , yo ni las sentía, la obstetra de turno que me vio dijo que llamaría a mi médico para comunicarle la situación y ver qué hacíamos, mi medico ( Obstetra y ginecologo XXXX XXXX ) dio orden de encontrarme con la partera ( XXXX XXXX ) en la guardia del Sanatorio de la Trinidad ( capital federal ) Buenos Aires - Argentina, me hizo tacto y dijo que estaba con 3 cm aproximadamente de dilatacion, que me quedaba internada. Mi emoción y ansiedad me jugaron en contra, porque entiendo ahora que debería haber ido a caminar o a mi casa a esperar un poco más, pero estaba tan feliz de que había llegado el momento que ni lo pensé ( ¡Oh! casualdidad, era la fecha que el obstetra había calculado como fecha probable de parto ). En seguida me colocó el suero y me hicieron desvestir, me tuve que colocar una bata casi transparente, la verdad me sentí muy avergonzada porque con esa bata tuve que ir al baño de la guardia donde había mucha gente. Luego de eso la partera me dijo que no podía moverme más, que debía permanecer acostada y colocó el monitor para ver los latidos de mi bebé, algo puso en el suero para regularizar las contracciones, nunca supe qué medicamento colocaron en mi suero (según me dijo las mías no eran demasiado fuertes). Llamó a mi obstetra , él llegó unas dos horas después, ya en el monitor se veía que a mi bebe le bajaban mucho los latidos con cada contracción fuerte, yo seguía sin dolor por suerte, pero esto preocupó a la partera. Ni bien llego mi obstetra, se retiraron de la sala de preparto para conversar de la situación, a todo esto llego mi marido con los bolsos súper feliz.
Hubo un par de tactos más, estaba en 4/5 cm de dilatación, sin dolor, ¡qué bueno! pensé yo . La alegría y la cara de felicidad se nos borró cuando entraron a la sala nuevamente el obstetra y la partera para comunicarnos que la situación no progresaba, que algo andaba mal, que el bebe no descendía, que estaba muy alto aún, así que lo más conveniente era una cesárea . Mi marido, como ya lo habíamos conversado, salió en defensa, habíamos quedado que él me ayudaría si se presentaba esta situación para ver la posibilidad de esperar un poco más y que el parto fuera natural, yo también consulté , pregunté, me amargué, se formó un nudo en mi garganta y no hablé más, continuó mi marido discutiendo con el obstetra intentando que nos diera más tiempo. La charla terminó ni bien el médico comenzó a nombrar todas las situaciones de peligro que existían si continuábamos así, argumentó que el bebe era un poco grande para mí, que el trabajo de parto iba a ser muy largo y que posiblemente se quedaría sin oxígeno etc., etc., una catarata de malas predicciones que simplemente nos asustó y ahí cedimos y me entregué a la cesárea. Con un nudo en la garganta y lágrimas de impotencia entre al quirófano, recuerdo que el anestesista fue muy amable y la partera no sé porque tal vez le remordía la conciencia me tomó de la mano y acariciaba mi frente, según ella no quería que terminara así, me dijo que ella como toda partera estaba preparada para llevar un parto natural adelante y que era lo que más le gustaba hacer, pero la que estaba tirada en la camilla inmobilizada, con sonda, suero y demás artefactos era yo.
Lloré en silencio, se cayeron un par de lágrimas pero ni bien llego mi marido al quirófano traté de calmarme porque él es muy sensible y sé que se hubiera puesto peor. Fue rápido, en 30 minutos salió Juan Cruz y se me olvidó todo mientras él estaba sobre mi pecho. Recuerdo su aliento, aire puro y sus ojitos mirándome y siento que me explota el corazón, volví a la realidad, cuando me lo sacaron para llevarlo a controles junto con su papá, ahí quedé sola en la camilla con todos los médicos trabajando en mi cuerpo, conversando entre ellos de cosas que nada tenían que ver con mi parto, tenía sed, me sentía atontada, atiné a estirar un brazo y tocar a alguien (mujer) para pedirle agua, casi no podía hablar. Muy tajante esta persona me pidió que no la tocara que estaba esterilizada, que esperara... lloré sola. Cuando terminaron me bajaron a mi habitación. Al rato llegó mi marido y bastante después nuestro bebé, seguí atontada toda la noche, mi bebé nació perfecto, no era tan grande como decía la ecografía, pesó 3.580 kg normal, era solo que tenía el cordón enroscado al cuello, por eso le costaba descender, muchos bebés nacen así y perfectamente normales también.
Yo estoy convencida de que hubiese podido tener a mi bebé por parto natural si hubiera tenido un poco de colaboración por parte del equipo mdico, en especial la partera ¡que para eso está!. No necesito pruebas de eso, lo sé, lo siento en mi interior, como que me llamo Jimena, conozco mi cuerpo y sé que podía, hice mucho deporte durante toda mi infancia y adolescencia (gimnasia deportiva, natación, voley) tengo mucha flexibilidad y elasticidad, por eso pensé que el trabajo de dilatación sería bueno pero por razones del sanatorio y del equipo medico resultó en cesárea para comodidad de todos ellos menos la mía, era viernes por la tarde, la gente quería terminar rápido e irse a casa. No sé los médicos pero el sanatorio obviamente cobra más ya que la estadía es de 4 días contra 2 por parto natural, es decir el doble. También siento bronca conmigo misma por haber permitido todo eso, la proxima vez no será así, por lo menos esperare mas tiempo en mi casa, decidiendo qué hacer antes de ingresar al sanatorio y no quedar semidesnuda tumbada en una camilla entorpeciendo el trabajo de parto. Me quedaría en mi casa o iría a caminar o ducharme y estar vestida o no pero por decisión propia no impuesta por reglas de un sanatorio que nada le importa más que cobrar dinero por MI PARTO. La verdad siento que me han ROBADO mi parto, yo colaboré en parte por inexperiencia , ¡¡¡¡la próxima vez no me agarran desprevenida!!!!
Espero que esta historia sirva para las mamis de Argentina que están pensando en tener a sus bebes en el sanatorio de la Trinidad o se atiendan con el obstetra XXX o su partera XXXX, obviamente hacen su trabajo porque los resultados están a la vista, mi bebe nació perfecto y sano, pero si tengo que ser sincera estas personas y el sanatorio de la Trinidad manejaron mi parto como un tramite más. Ni yo ni mi bebe somos numeros, somos personas y merecemos respeto como tales. En ningún momento se demostró confianza en mí y en mis instintos, aunque fuera primeriza, todas las mujeres instintivamente sabemos parir y estamos preparadas para ello, solo necesitamos gente capacitada y humana que nos acompañe en el proceso maravilloso de traer a nuestros hijos al mundo.