Historia de Loida. Nacimiento Romeo
"Cuando llegue a la nursery le tuve que preguntar a mi marido que cuál era nuestro hijo… Dios! No sabía quién era! Y cuando lo vi pensé: éste es realmente mi hijo? Porque yo no sabía si realmente lo era, había estado 2 días y medio sin verlo, no lo había visto salir de mí, y me puse a llorar. Lloraba de felicidad por al fin verlo, lloraba porque no sentía que realmente yo fuera su madre, lloraba porque él estaba en la incubadora no muy bien, desnudito solo con un pañal, y sin el amor de sus padres, desprotegido, sin poderlo tocar ni besar… Eran muchos sentimientos juntos, tanto tristes como alegres"
A finales del verano de 2005 Sergio, mi marido, y yo, decidimos que queríamos ser padres y en septiembre, después de dejar la píldora, nos pusimos a ello y ya en octubre me quedé en estado. Todo el embarazo fue bastante bien, pero no todo ha sido un mar de rosas y estuvimos mucho tiempo preocupados por culpa de tonterías. Pero empezaré desde el principio, desde el instante que sabíamos que estaba embarazada...
El primer mes que lo intentamos se me retrasó la regla 5 días, y ya pensábamos que estaba embarazada, pero el test de embarazo nos dijo que no y nos llevamos una gran desilusión. Yo acababa de dejar las pastillas y comencé a buscar información sobre el tema y el retraso era normal... Hay gente totalmente sana que tarda 2 años en quedarse “embarazados”.
El segundo mes también se me retrasó la regla pero pensamos que nos pasaría lo mismo que en el primero, que no nos íbamos a quedar “embarazados” tan deprisa. Cuando ya llevaba casi una semana de retraso fuimos los dos a la farmacia a buscar el test de embarazo. Estábamos nerviosos porque podía ser que diera positivo pero no queríamos hacernos ilusiones y que nos pasara como la última vez.
Nos fuimos los dos directos al baño, hicimos la prueba y no podíamos estar sin mirar ese "cacharrito" y empezó a salir la línea del embarazo... ¡¡¡NO NOS LO CREÍAMOS!!! Qué alegría más grande y qué sensación más extraña a la vez, ¡¡¡¡VAMOS A SER PAPÁS!!!! Me puse a llorar de la emoción y nos abrazamos muy fuerte... Aún hoy cuando lo recuerdo lloro de la emoción. ES UNA SENSACIÓN QUE NO SE PUEDE EXPLICAR, SOLO SABES LO QUE ES CUANDO TE PASA. ¡¡Que gran éxtasis de felicidad!!
Nos fuimos a casa de mi madre para contárselo y cuando la vi también me puse a llorar... ¡ES QUE AÚN NO ME LO CREIA!
Estábamos muy contentos y la familia también aunque algunos nos dicen que somos muy jóvenes... (tenemos 22 años), pero es que era lo que queríamos. Que más da que seamos jóvenes o no, si es lo que realmente deseamos, y nos vemos súper capaces para ello, ¿¿¿no??? Yo veo que ahora tengo mucha energía y mucha paciencia para sacar a un niño adelante y conforme me vaya haciendo más grande creo que no tendré ni tanta energía, ni tanta paciencia… y sobre el tema económico no tenemos problemas… Yo pienso que el mejor momento para tener un bebé es el que tú elijas…
Al poquito tiempo de saber que estaba embarazada tuvimos un pequeño susto. Después de… bueno ya me entendéis… tuve una pequeña pérdida de sangre y nos tuvimos que ir al hospital para ver qué pasaba. Todo estaba bien… y era la novatada de ser primerizos porque es algo normal tener a veces pequeñas perdidas los primeros meses… jejejejeje.
Cuando ya estaba de 3 meses me hicieron la primera ecografía y salió todo bien. Después me hicieron unos análisis para hacer la prueba del Triple Screening (prueba para detectar el síndrome de Down o espina bífida y creo que varías cosas más) y salió alterada. ¡¡QUÉ MAL TRAGO PASAMOS!! Esta prueba es solo estadística, pero nosotros no lo sabíamos y ya nos pensábamos lo peor...
Me hicieron una amniocentesis después de firmar un consentimiento y después de estar esperando casi 2 meses desde la primera noticia del triple Screening los resultados salieron bien, y supimos que tendríamos un niño, pero si hubiera salido unos resultados alterados no pensaba en abortar, yo sentía ya a mi niño, solo quería saber si mi hijo estaba completamente bien o no para poder prepararme en el tema y poder recibirlo de la mejor manera posible.
Sergio eligió el nombre y se llama ROMEO.
Gracias a Dios después de este “susto” todo fue muy bien en mi embarazo.
Las únicas molestias que tuve fue, la ciática, que la verdad es que se pasa bastante mal y por ello tuve que coger la baja desde que estaba de unos 6 meses, algún que otro ardor y un poco de anemia por lo que iba más cansada de lo normal, pero son cosas que suelen pasar durante el embarazo...
Romeo debía nacer entre el 1 de Julio y el 30 de Julio, y la fecha media del parto era el 15 de Julio, pero mi niño no quería salir... Y pasaban los días y los días y nada de nada.
Las 2 últimas semanas tenía a veces leves dolores de parto, pero luego se me pasaban y ni siquiera tuvimos que ir ningún día al hospital pensando que ya estaría de parto.
Mi barriga cada vez estaba más y más gorda, solo me engordaba de barriga y en todo el embarazo me engordé 16 kilos, cuando solo me dejaban los médicos que me engordará 9, y los 2 últimos meses estuve a régimen. Recuerdo que cada vez que iba a consulta me pegaban la bronca por engordaba por días, y mi marido también y yo salía llorando porque juro que yo hacia el régimen, y sólo me permitía algún capricho los fines de semana, y no entendía cómo podía engordar tanto, además yo excepto de barriga cada vez estaba más delgada, pero ahora entiendo por qué cogía tanto peso.
El 20 de Julio empecé a expulsar el tapón mucoso, y estuve 5 días echándolo, y yo empecé a preocuparme porque no podía entender que fuera tanta cantidad cuando hay gente que ni se entera, pero el ginecólogo me dijo que no me preocupará, que era normal.
Las revisiones ya eran día sí, día no, y ya estaba hecha a la idea de que me provocarían el parto, aunque no me habían comentado nada pero prefería prepararme mentalmente. Y exactamente, el viernes 21 de Julio me programaron la inducción por si no me ponía de parto antes de las 42 semanas, para el jueves 27 que estaría de 41+5. Pero ahora comprendo que fue un error aceptarla ya que mi placenta y mi niño estaban perfectamente y tendría que haberle dejado que naciera cuando él quisiera…, pero me tenían engañada y yo pensaba que era malísimo esperarse más de la semana 42… Lo que hace la ignorancia…
El 27 de Julio de 2006 a las 8:00h de la mañana estábamos en el hospital. Mis padres y mi suegra también vinieron con nosotros. Tardamos un ratito en subir a la habitación. Yo no estaba nada nerviosa, porque sabía la rutina que iban a seguir y pensé que estaría en todo momento con mi familia, y ese apoyo yo creo que me tranquilizaba mucho.
Cuando llegamos a la habitación me cambie y me tuve que poner una bata de hospital. Era una bata de las que están abiertas por detrás y con gran barriga no me daba para taparme las bragas y así tuve que salir de la habitación para coger el ascensor y bajar a las salas de parto. Me dijeron que bajaría a la antesala de partos píra ponerme un gel para dilótar (gel de prostragladinas creo que se llama) y que volvería a subir. Así que solo bajo mi madre conmigo para esperarse en una sala mientras me ponían el gel y luego acompañarme para subir.
Cuando bajé me hicieron un tacto. El resultado fue que estaba dilatada 2 dedos y el cuello lo tenia borrado, así que me rompieron directamente la bolsa amniótica y me dejaron ya en una cama que hay en la antesala de partos y me pusiero oxitocina para empezar con las contracciones. Así que entre todo seria sobre las 9:00 de la mañana cuando empecé con las contracciones.
Recuerdo que pensé, joder… pero que rápido que va todo esto… Tenía entendido que entre el paso de la rotura de las aguas, y luego poner la oxitocina me dejarían un tiempo para ver cómo reaccionaba mi cuerpo a las roturas de las aguas… Pero no le di más importancia, ya que se supone que los médicos y comadronas saben lo que hacen y saben más que yo, que no soy médico ni nada, no??
Al principio no era muy fuertes los dolores, y los tenía cada 15 minutos. En la sala de partos había una chica que no veía, pero la escuchaba todo el rato gritar quejándose de los fuertes dolores de las contracciones. Esta chica pedía a gritos la epidural, y llamaba a las enfermeras y a la doctora pero no le hacían ningún caso. Tardaron bastante rato en avisar al anestesista y éste también tardó bastante rato en bajar, pero al fin se la pusieron a la pobre chica y ya no la volví a escuchar más durante largo rato. Después de esto dejaron pasar a su marido. Yo mientras estaba allí más sola que la una, no estaba ni mi marido ni ninguna enfermera... Y pensé que cómo podían haber dejado a esa chica chillando y no hacerle ningún caso…
Mientras, mi familia no sabia nada de lo que estaba pasando y ellos seguían pensando en que subiría a la habitación después de poner un gel como me habían dicho, pero cuando ya llevaban esperando un largo rato preguntaron y les dijeron que no, que ya me quedaría abajo.
En frente de mí tenía un reloj y yo veía que pasaban los minutos y los minutos y seguía estando más sola que la una, pero yo misma me consolaba pensando en que ya quedaba menos para ver a mi pequeño y que el mal trago que estaba pasando al día siguiente ni me acordaría.
A Sergio (mi marido) le dejaron pasar a verme sobre las 10:30, después de hacerme un tacto y de dejarme ir al baño después de haberlo pedido varias veces ya que necesitaba hacer pis. Es muy fuerte que se tenga que pedir permiso hasta para ir al lavabo…
Yo cada vez tenía dolores más fuertes pero aún eran aguantables. Al principio pude hablar con él, pero conforme fue subiendo el dolor y cada vez tenia las contracciones más seguidas no podía mediar palabra. No recuerdo cuántas bolsas de “suero” me pusieron…
Llegó un momento que eran tan fuertes y tan seguidas las contracciones que vomité, aunque es un decir porque no tenía nada en el estomago desde las 12 de la noche ya que a la inducción te hacen ir en ayunas. Y como allí no aparecía ni la comadrona ni la ginecóloga ni nadie en ningún momento sabían que me pasaba… menos mal que al menos tenía a Sergio, mi marido, a mi lado y le dije como pude que avisara a alguien porque iba a vomitar y que me pusieran algo para no manchar nada… Ahora pienso: ¡¡qué tonta que fui!! Yo preocupándome en no manchar el suelo…
Al principio cuando vieron la inmensa barriga que tenía me dijeron que el niño era muy grande y que lo más seguro era que me tendrían que hacer una cesárea, pero sin embargo tardaron 4 horas en llevarme a hacérmela. Yo a Sergio le comenté lo de la cesárea, pero los dos pensamos en que ojala no hiciera falta y que seguramente no me la harían porque si no no me habrían puesto la oxitocina para provocarme el parto. Pero qué equivocada estaba, la cesárea ya estaba cantada y yo estaba haciendo el trabajo de parto solo para hacer tiempo. Ellos tenían pensado en “tenernos preparadas a las 2 únicas chicas que teníamos pariendo antes de que se fueran a comer” (fue lo que escuché comentar a una enfermera o ginecóloga porque no les veía y además no sé quién era quién).
Recuerdo que al principio del embarazo le pregunté a mi marido si a él le iba a gustar estar en el parto y yo pensé que me respondería que prefería no entrar porque seguro que se desmayaría, pero me llevé una grata sorpresa… Me dijo que le encantaría pero que solo estaría a mi lado aunque no iba a estar mirando en “el ojo del huracán” como él decía… Y siempre soñábamos con ese momento, y temíamos que por algún problema me hicieran la cesárea pero pensábamos, y ¿¿¿¿por qué me la van a hacer si yo estoy sana y mi niño esta en cefálica desde el cuarto mes???? Qué ingenuos éramos entonces…
La última hora y media, las contracciones cada vez eran más fuertes y no tenía descanso ninguno porque eran seguidas unas de las otras y el dolor nunca paraba además de estar superincómoda tumbada en la cama sin poder moverme. Recuerdo que miraba la gráfica de las contracciones y la última vez que pude mirarla, porque ya no podía ni hacer eso, el gráfico se salía del papel, de lo intensas que eran, y casi ya no se diferenciaba cuando empezaba otra contracción nueva, porque cada vez la gráfica en lugar de ser una curva que sube, llega a un pico y luego baja, nunca llegaba a bajar cuando empezaba otra vez a subir. Después del parto me he informado y ha este hecho se le llama hiperdinamia y puede causar sufrimiento fetal y el desprendimiento del útero, todo provocado por la oxitocina. Y todo esto tumbada en la cama, sin poder moverme porque si no el gráfico del latido fetal y las contracciones no salía bien. Y en ningún momento chillé ni gemí ni me quejé por si me metían bronca. Y ahora sé lo que me habría ayudado el poder moverme, el poder chillar o quejarme… ¡¡¡CÓMO COJONES IBA A DILATAR TUMBADA EN UNA CAMA!!!
Cuando ya la otra chica parió, se dignaron en venir a hacerme un último tacto (después de estar 3 horas desatendida) y decía que estaba igual que cuando lleguÉ, así que echaron a Sergio y me llevaron a la sala de operaciones a hacerme una cesárea. Y yo me pregunto que ¿¿¿¿cómo es posible que sin oxitocina ni rotura de bolsa ni nada, llegara al hospital con el cuello borrado y 2 dedos de dilatación y ahora con la oxitocina y la bolsa rota no dilatara nada???? Seguramente me mintieron pero en esos momentos yo no estaba casi ni consciente para pararme a pensar en eso y me lo creí.
No recuerdo cómo me llevaron a la sala, no se si fui andando o me llevaron en camilla... ya que seguramente no estaba consciente. Una vez en la sala de operaciones, se comenzaron todos a preparar con sus batas verdes y me dijeron que me sentará en la camilla de operaciones que me pondrían la anestesia. El anestesista les comentó al resto del grupo que él siempre las cesáreas las hacía con epidural pero que a mí me pondría una intradural (creo que me pusieron esa porque la intradural hace efecto inmediato y si no me ponían la epidural se iban a retrasar para irse a comer..., aunque no sé si realmente estoy en lo cierto). Es de efecto inmediato, no me dio tiempo casi ni a subir las piernas a la camilla. Me tumbé del todo, y pensé que bueno, que no era lo que habíamos soñado, y mi marido no estaba a mi lado, pero que no debía atormentarme porque solo me quedaban unos minutos para ver a mi niño, y en ese momento era lo que más deseaba…, no estaba ni para pelearme, ni siquiera para hablar…
La verdad es que miedo no pasé por la cesárea, pero no lo pasé porque tampoco sabía lo que realmente era… Me ataron los brazos, me pusieron un trapo verde delante de mí para no poder ver nada y comenzaron a esterilizarme la barriga… Solo tardaron 15 minutos en "arrancarme" a mi bebe, eran las 13:15h. Se quedaron asombrados cuando lo vieron, nunca habían visto un niño tan grande. Sentí de pronto un gran vacío, y parece mentira que aunque se esté anestesiada se sienta perfectamente cómo te lo arrancan…
Y lo escuché llorar, qué gran alegría sentí en ese momento, pensé: ¡¡VAYA PULMONES MÁS BUENOS QUE TIENE!!, y qué poco me duró la alegría porque ¡¡¡me quede con cara de gilipollas cuando vi pasar a una de las enfermeras con mi niño envuelto en un trapo verde para llevárselo a otra sala y no le vi ni un solo dedo!!! Cómo era posible...
Pensé, bueno, van a limpiarlo y a hacerle las pruebas de rutina y ahora me lo traerán, pero no, no me lo trajeron. Todos estaban apostando cuanto pesaría el niño... y también se quedaron asombrados con la placenta que me hubiera gustado ver ya que según ellos también era descomunal.
Mi niño peso 4,900kg y midió 54cm.
Cuando acabaron de suturarme, me llevaron a la sala de recuperación. Y estuve hasta las 17,30h ya que la maldita intradural tarda muchísimo más en irse el efecto de anestesia. Yo pensaba, bueno Loida, ya falta menos para verlo, tranquila, que ahora estará con su padre y sus abuelos y bien cuidadito y cuando que llegue lo pondré al pecho. Y yo intentado estar feliz porque había tenido “al fin” a mi niño. Pero no era así.
Cuando salieron con el niño de la sala de operaciones mi marido lo vio solo de pasada, porque lo taparon para que nadie lo viera. No le dijeron nada. Empezaron a preguntar que qué pasaba... le dijeron a mi marido que fuera a la nursery a hablar con el pediatra y estuvo 2 horas esperando a que le dijeran algo.
Le dijeron que había salido con falta de oxigeno y que posiblemente tenía una bronquitis o una neumonía... ¡¡¡PERO QUE BURRADA ERA ESA!!! Lo que tenía el niño era una taquipnea producto de todo el sufrimiento que había pasado... Y mientras tanto mi marido como mi familia tampoco sabían nada de mí... Así que eran paseos hacia las habitaciones y paseos hacia abajo a quirófanos, y sin noticias mías, sin saber cómo estaba realmente el niño, y yo “tan feliz” en recuperación pensando que mi niño estaría con su padre…
Cuando por fin me subieron, mientras me ayudaban a pasar a la cama me preguntó una enfermera si quería dar el pecho a mi hijo, le dije que sí y me dijo que cuando saliera de la incubadora se lo podría dar. ¿¿¡¡¿¿¿QUE??!!!??? ¿¿¡¡¿¿DE LA INCUBADORA??!!?? ¿¿¿¡¡¿¿¿PERO QUE DICE ESTA TIA???!!???, pensé. Yo no sabía absolutamente nada y le dije: ¿¿¿cómo que cuando salga de la incubadora??? y me dijo: ahh, ¿no te han dicho nada? bueno, ya vendrán a explicarte, y se fueron.
Entró mi marido a la habitación y mis padres y mi suegra y me eché a llorar, ya no podía más... Había estado aguantando los dolores sin rechistar, sin un solo gemido... Me había callado cuando me dijeron que me iba a hacer cesárea y no iba a tener el parto que había soñado tener ni iba a estar conmigo mi marido para verlo, me había callado cuando no me enseñaron a mi niño, me había callado cuando estuve 4 horas en reanimación por culpa del capricho de ponerme la intradural... y ya no podía más...
Yo soy una persona que aguanto mucho, pero todo tiene un límite. Mi familia me dijo que no me preocupara, que lo habían podido ver un poquito y que se le veía bien, que solo necesitaba estar unos días con oxígeno y que le habían dicho a Sergio que a lo mejor podía tener una bronquitis pero que no era nada seguro. ¡NO PODÍA CREER NADA DE LO QUE ESTABA PASANDO! Si realmente mi niño estaba mal, cómo iban a decírmelo tan de sopetón después de haber pasado yo por una operación… Yo no sabía si realmente me estaban diciendo la verdad o estaban preparándome poco a poco el terreno para darme una mala noticia… Además a todo esto había que añadir la preocupación de que no podía darle el pecho a mi niño hasta saber cuando…
Intenté tranquilizarme y les dije que comentaran a ver si lo podía ver, porque no lo había visto. Todo el mundo lo había visto, porque todas las enfermeras y médicos del hospital habían ido a verlo por lo grande que era, mi marido, mi madre y mi suegra también lo habían visto y yo que soy su madre no le había visto ni un solo pelo.
Yo pensaba todo el rato en eso, cómo era posible que no lo hubiera podido ver, cuando se supone que es muy importante que al nacer tenga contacto piel con piel con su madre y además había que añadir que él estaba mal, que no le podría dar el pecho y luego me iba a costar muchísimo conseguir una buena lactancia ya que allí le daban biberones…
Por parte del personal médico siempre eran negativas para ver a mi hijo: no se puede ver porque tiene que estar en la incubadora, solo lo podía ver mi marido entrando a la nursery, pero yo como no podía levantarme de la cama pues tenia que esperar a poder hacerlo. Nunca me ofrecieron una silla de ruedas. Esa noche no dormí nada, no podía.
Yo solo pensaba en que necesitaba verlo, que necesitaba conocerlo, que necesitaba saber cómo estaba realmente… ¡FUE MUY DURO! Cada vez que recuerdo cada instante en aquella habitación sin estar con mi niño lloro desconsoladamente. Mi padre no quiso ver al niño hasta que yo no lo viera antes por respeto a mó. Esa noche me trajeron un caldo, y solo pensaba en poder levantarme lo antes posible para poder verlo.
Al día siguiente de nacer mi hijo, por la tarde me dijeron que ya me podía levantar, y justo cuando me lo dijeron lo primero que hice fue bajar de la cama, pero ¡joder! ¡Si no podía andar! ¡Y yo necesitaba ver a mi niño!
Qué gran presión y dolor sentía en el vientre, me era casi imposible dar un paso, pero poco a poco fui al baño, y cada cierto tiempo aunque no pudiera me iba levantando para poder recuperarme lo antes posible y verlo. La primera vez que fui a verlo fue el 29 de Julio, 2 días después de él nacer y la verdad que no sé ni cómo llegue a la nursery.
Cuando llegué allí le tuve que preguntar a mi marido que cuál era nuestro hijo… Dios! No sabía quién era! Y cuando lo vi pensé: ¿éste es realmente mi hijo? Porque yo no sabía si realmente lo era, había estado 2 días sin verlo, no lo había visto salir de mí y me puse a llorar. Lloraba de felicidad por al fin verlo, lloraba porque no sentía que realmente yo fuera su madre, lloraba porque él estaba en la incubadora y respiraba muy rápido… Eran muchos sentimientos juntos, muchos sentimientos tanto tristes como alegres…
Pero ¿qué habían hecho con nosotros? ¡¡¡Habían jugado como ellos habían querido con nuestras vidas y con nuestros sentimientos!!! Solo deseaba que mi niño se pusiera bien y poder marcharnos lo antes posible de allí.
Por la tarde fui otra vez a verlo y me dejaron darle en biberón y cambiarle el pañal y eso me tranquilizó mucho ya que era señal de que él estaba mejor, aunque fue muy incomodo ya que me dolía intensamente el vientre. Pero me tranquilizó bastante más el poder tener contacto con él. La tarde del 30 de julio me trajeron a mi hijo a la habitación para dejarlo conmigo. ¡¡¡Al fin!!! Recuerdo que la habitación estaba llena de familiares míos y yo estaba cenando y ¡¡vi llegar la cuna!! ¡¡Qué rabia no poder levantarme y poder salir corriendo para recibirlo!!
Enseguida lo puse al pecho, pero la verdad es que costaba muchísimo. No sabía cómo ponerme para estar cómoda y mi niño lloraba pidiendo su biberón de la nursery así que las enfermeras me trajeron biberones y fue lo peor que pudieron hacer.
Y respecto al trato que tuvieron hacia mí durante toda mi hospitalización no quiero ni contarlo, estaba totalmente desatendida.
Mi niño ya en casa tomó poco pecho directamente de mi pecho pero toma mi leche en biberón porque yo me la saco para dársela, aunque hay noches que antes de dormirse le gusta que nos tumbemos los dos en la cama y le dé un poco de tetita y creo que es uno de los mejores momentos del día.
Siento mucho que mi hijo no haya tenido el nacimiento que se merece por culpa de mi ignorancia.
Es un cielo mi hijo, se porta muy, muy bien, y cada día esta más y más grande y ahora que tiene 2 meses parece que tenga 6, de lo grande que está… ¡Es precioso!
Él me da muchas fuerzas y hace por momentos que me olvide de lo mal que lo pasamos los dos ya que siempre se está riendo y apenas llora y me demuestra mucho que me quiere, no se cansa de mirarme e intenta siempre acariciarme aunque al pobre aún le cuesta porque está empezando a controlar sus manos. Siento que él ya sabe que yo soy su mama. Creo que hemos recuperado el vínculo que teníamos cuando estaba dentro de mí, pero nos ha costado lo nuestro.
Le dedico mucho tiempo a hablarle, a acariciarle, a cantarle, a hacerle tonterías y creo que eso nos ha ayudado mucho.
Es el mejor regalo del mundo. Lo amo con toda mi alma.
LOIDA SEGURA de GEA. Mama de Romeo Fernández Segura que nació el 27 de julio de 2006 mediante cesárea después de una fugaz inducción en el Hospital Sant Joan de Deu de Martorell (Barcelona).
Abrera (Barcelona), 15 de octubre de 2006