Historia de Neus. Nacimiento de Bruno
Ciertamente, aunque después de 10 meses me considero 'curada' de la 'depre' (no diagnosticada, pero he pasado lo mío), de vez en cuando asaltan dudas. Ahora no es pena lo que siento -ya que ver a Bruno y cuidarlo me colma de felicidad-, sino la necesidad de resolver dudas, de comprender por qué las cosas se torcieron y pasar página definitivamente.
Desde el primer momento, mi impresión era que la cesárea se podía haber evitado y que fue fruto del agresivo protocolo hospitalario. Me explico. Me dirigí al hospital (Arnau de Vilanova, en Lleida) cuando sentía contracciones bastante regulares. Ahora no recuerdo el intervalo. No me demoré demasiado porque perdía algo de líquido y no era del todo claro; así que supuse que debía tener una fisura en la bolsa y que debía acudir pronto.
Ingresé con unos 3 cm de dilatación, a las 6 de la mañana (llevaba despierta desde las 3 am). Me sentía estupendamente bien y hasta esperaba con ganas la próxima contracción, que me acercaban cada vez más al momento de conocer a mi bebé. Tras el enema y rasurado de rigor, me instalaron en la sala de dilatación y me pusieron el gotero (sólo suero) y los monitores. Cuando pasó la doctora, al poco, me dijo que estaba con 4cm y todo tranquilo.
Cambiaron el turno. Hacia las 9 de la mañana me suministraron la oxitocina. A mí no me consultaron nada. ¿Tienen que hacerlo? Fui yo quien preguntó qué me ponían y no dije nada, ya que creí que dicha sólo iba a ayudar a que todo fuera mejor. Fue exactamente al contrario.
Al poco tiempo me rompieron la bolsa, lo cual me resultó muy, muy desagradable. Entonces todo empezó a sucederse como muy deprisa, aunque pasó bastante tiempo. Las contracciones se incrementaron súbitamente y cada vez eran más dolorosas. Vomité. Me sondaron. Yo me sentía muy mal. No conseguía controlar la respiración. Sentí que necesitaba ayuda pero que estaba sola ante algo completamente desconocido para mí. Me desanimé. Perdí todo control de mí misma y de la situación. A partir de ese momento ya no era consciente de que mi bebé iba a nacer y sólo pensaba cómo encarar la siguiente contracción.
Pasó el otro médico y quiso hacerme un tacto con los estudiantes de turno presentes. A mí siempre me ha costado relajarme y en ese momento no fue diferente. Me echó una bronca que ni os explico y mi ansiedad iba aumentando por momentos. Entonces el corazón de Bruno latía, parece ser, más deprisa de lo 'normal'.
Ellos hablaban y yo estaba completamente fuera de escena, retorciéndome sobre la camilla. De repente vienen dos comadronas y empiezan a manipular yo qué sé qué: monitorización interna del bebé. Y sin poderme mover. Yo pedía la epidural desesperadamente pero me decían que esperase un poco, a ver cómo resultaba la monitorización. No entendía nada.
Mi pareja me alentaba como podía, el pobre, pero estaba asustado al ver las caras de los presentes. Miraban al monitor, me pedían que pujase a ver cómo reaccionaba el niño, se volvían a mirar....
Cuando a eso de las 11 el médico me dice: "Nena, això no va bé". ¿¿Qué?? ¿¿¿Qué quiere decir eso??? ¿¿¿Qué le pasa a mi bebé????
Me dijo que el bebé en ese momento estaba bien pero que su corazón se aceleraba en las contracciones (creo recordar); que aún quedaba mucho trabajo de parto (estaba de unos 6cm) y que no sabían si aguantaría bien. Le pregunté que cuál era el motivo y me dijo que una compresión del cordón, una vuelta, que no sabía, pero que había sufrimiento fetal. Así que iban a practicar una cesárea de urgencia.
Bruno salió perfecto; con una vuelta de cordón, eso sí. Supongo que es normal preguntarse si fue o no necesaria la intervención ¿verdad? Tal vez no sea 'sano' intentar negar su necesidad pero es que en mi fuero interno sentía que mi descontrol había influido en todo el proceso y que fui yo misma quien pedía a gritos que aquello acabase pronto. ¡¡¡Qué papel!!! después de tanta preparación...
Y después de oír en este foro que una compresión o una vuelta de cordón no son determinantes para intervenir... Gracias, nuevamente, por vuestra amable escucha.