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Historia de Nina

Me llamo Nina. Estoy escribiendo este testimonio un poco como mi terapia de recuperación después de la horrible experiencia que tuve en el Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca en Murcia.

Lo primero que me gustaría decir es que me da muchísima pena saber que mujeres como yo hay muchas, y por desgracia habrá más. Tengo una pequeña esperanza de que si escribo mi historia y la comparto con otra gente (no solo futuras madres), añadiré mi granito de arena a la disminución del número de mujeres que lo van a pasar mal en el día de su parto.

Tuve el embarazo perfecto. Excepto por típicas molestias de lumbares o de sentirme pesada, todo lo tuve bien – no tuve anemia ni en mi último mes y los músculos los tuve tan fuertes que en ningún momento (ni durante ni después del embarazo) tuve pérdidas de orina y pude perfectamente, sin ningún esfuerzo, cortar el chorro de orina.

Rompí aguas a las 6:30 de la mañana del 28 de septiembre de 2014 (domingo). Una hora y media después (más o menos) mi marido y yo llegamos a urgencias del hospital Arrixaca de Murcia. En breve me exploraron y me dijeron que ya tenía una dilatación de 7cm y que el anestesista vendría en breve. Me dolía muchísimo. Las contraciones eran ya muy frecuentes (cada 2 minutos o menos), largas y cada vez más y más dolorosas. Me pusieron la vía, firmé el formulario/permiso de ponerme epidural y seguí esperando para el anestesita.

Ya me dolía tanto que quise morirme. No sé cuanto tiempo ha pasado pero cuando vino el anestesista (tranquilamente y sin prisas) me exploró (sin pedir permiso por supuesto) y anunció que ya había dilatado lo máximo y que tenía la cabeza del bebé en el canal. Su falta de darse prisa y su tranquilidad lo considero como que me negó la anestesia. Al médico no se le puede defender diciendo que había tenido muchos pacientes, ya que puedo decir que el personal médico que me estaba atendiendo dijo, que ese día fue muy tranquilo y prácticamente no tenían trabajo. También quiero decir que soy consciente de que con la dilatacion de 7cm la epidural podría no ser eficaz pero tomando en cuenta el dolor por el cual estaba pasando, quise arriesgarme. Nadie me informó que había otras formas de aliviar el dolor y como iba tan rápido, podrían servirme perfectamente.

Como por mi habitación pasaba mucha gente, no sabía quién era mi matrona. Me parece que ella vino junto con el anestesiólogo. No se me presentó ni nada. Me preguntaron si tenía ganas de empujar y me dijeron que empujar es como si quisiera hacer caca. Me llevaron al paritorio sin informarme de las posibilidades del parto (las posiciones cómodas, etc.). No me hicieron ninguna pregunta con respecto a las cosas que quiero o no quiero que me hagan. No se me informó de ninguna medicación que me administraron, ni de ningún procedimiento/tratamiento aplicado, de lo cual tengo derecho.

En el paritorio me dicen que tengo que bajar de la cama y subir al potro (los dos muy altos). Me resultaba difícil respirar así que me negué a bajar – no tuve confianza en mis piernas – tenía miedo de que me podría caer. El personal me dice que tengo que subir al potro (no me acuerdo quien) y no piensan ni un segundo en ningún modo de ayudarme, ni en la posibilidad de dejarme parir en la cama, de lo que tuve derecho. El método de pasar al potro sin bajar de la cama lo tuve que inventar sola.

Luego, con mi marido ya a mi lado, le especifico a la matrona que no permito que se me corte – no permito ni cesárea, ni episiotomía, ni nada.

Me duele muchísimo y lo único que quiero es que se acabe todo esto.

Intento seguir las instrucciones de la matrona pero son pocas y no me ayudan nada a la hora de empujar. Empujo tan fuerte que 3 veces pierdo la consciencia. Me da mucho miedo pero a nadie le preocupa. Hay muchísimo personal en el paritorio – al menos 10 personas. Cada uno tiene su teoría de cómo debería parir pero no hacen nada más que agobiarme. Cuando les digo cosas – no me escuchan. No me ayudan ni tienen compasión. La matrona es inútil.

Paso mucho tiempo de dolor, me hiperventilo (a la matrona no se le ocurre mandar a alguien que me traiga una bolsa para disminuir la hiperventilación) y el niño sigue sin salir. Oigo a la gente hablando de ponerme en la silla de parir. Me entra mucho miedo y casi pánico. Estoy preocupada por mi hijo porque soy consciente de que ya ha pasado bastante tiempo desde cuando me senté en el potro. A parte, con cada de mis empujones, una enfermera se me tira a la barriga para “ayudarme” sin preocuparse que esta practica (prohibida en algunos países) me puede causar incluso rotura de útero.

Entonces la matrona aprovecha uno de mis desmayos y me hace la episiotomía sin pedir permiso ni a mi ni a mi marido. Lo hace de manera descuidada dejando 4 arañazos en la cabeza de mi hijo, cortando de forma equivocada (recto para abajo en vez de hacia el lado derecho) y casi cortándome el esfinter anal. Ella mismo admite que se le fue la mano.

Por fin sale el niño. Me lo dejan encima mío pero mientras está tumbado encima de mi barrigua, nadie me presta atención. Después de tanto esfuerzo y dolor estaba ya a punto de perder el sentido, pero como la matrona me estaba cosiendo (me puso muchos puntos – más o menos unos 12 y los dos últimos sin anestesia) y nadie estaba al lado mío, hice un enorme esfuerzo por mantener la consciencia, abracé fuerte al crío para que no se cayese puesto que el caballete era muy alto.

La enfermera pronto se lleva al peque a medirle, etc., y ni se le ha ocurrido pedirme permiso.

La matrona no se espera que para la placenta, directamente tira del cordón y la placenta sale. No se le ocurre que me puede causar hemorragia o hacerme otros daños graves.

La matrona no solo me hizo una herida bastante grave en la entrada de la vagina, pero su falta de conocimiento de costura me dejó una cicatriz grande y peligrosa para el resto de mi vida. La forma que tiene la cicatriz me hace difícil las relaciones sexuales causando muchísimo dolor a la hora de la penetración. Encima del todo, al siguiente parto necesitaré una asistencia de un ginecólogo con experiencia de vaginoplastia, puesto que es casi seguro que por el mal corte y costura de la matrona, la cicatriz se romperá al parir arriesgando una rotura de esfínter anal (de eso me informaron en Polonia a finales de diciembre en la cita médica con el ginecólogo con mucha experiencia en cirugía). Siguiendo los consejos de la ginecóloga, estoy usando lidocaína para aliviar el dolor e intento estirar la piel de la entrada de la vagina. La ginecóloga ha dicho que si después de cierto tiempo sigo con dolor, hará falta hacer vaginoplastia (cortar la vagina de nuevo y coserla bien) – una cosa que no quiero y no puedo permitirme (aparte de coste en sí de la operación, operarse supone para mí por lo menos 2 semanas de baja, y por ser autónoma, cuando no trabajo, no gano).

Durante el parto la matrona no se dio cuenta que la gente puede usar otros músculos (y no necesariamente los abdominales) para hacer caca. Yo agarrada a las instrucciones (“se hace como si fueras a hacer caca”) estaba apretando los glúteos, músculos del recto y músculos lumbares – en vez de los abdominales. El esfuerzo de los músculos equivocados causó que hasta hace tres semanas tuve bastante dolor a la hora de defecar (a causa de posible desgarro del cóccix – tambien por esforzar los músculos equivocados). A parte, el esfuerzo que hice, me estiró el esfínter y ahora, al reírme, toser o estornudar se me escapan pedos que es muy vergonzoso y más para mi siendo profesora de inglés.

Encima del todo, ya en la planta, el ginecólogo quien vino a verme, me trata como un objeto y, o no se dio cuenta o no le importó el desastre que me había hecho la matrona. El mismo viendo como estaba podría haber ordenado que se me corte los puntos y cose de nuevo.

También las enfermeras en la planta trataron a mí y mi marido como si nosotros debiésemos saberlo todo sobre cuidado de un niño y siempre cuando les pedimos algo de información o un poco de ayuda, nos miraron como a unos intrusos o se comportaron como si les estuviéramos molestando con estupideces.

Además, después de pedir todo el historial médico, he encontrado falta en los apuntes, donde en un sitio está escrito algo (por. ej. administración de oxitocina en el informe) pero no hay nada en los formularios (no hay firma en ningún lado del médico o matrona quien instruyo la administración). A parte que si es verdad que me han administrado la oxitocina, lo han hecho de manera completamente innecesaria puesto que yo iba súper rápida por mi cuenta.

También en los formularios faltan firmas o las firmas son ilegibles.

Toda la experiencia, por culpa de la matrona y el anestesista, fue tan traumática que hoy, 7 meses después, no puedo hablar de los hechos con tranquilidad y no me deja dormir por las noches. Encima de todo tengo tanta aprensión de pasar otra vez por lo mismo que, aunque hemos tenido planificado tener por lo menos un hijo más, quizás dos, ahora tengo miedo a tener más hijos y es más que probable que Brian sea mi primero y último hijo. Lo considero que el personal médico que me atendió, me negó tener más hijos.