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La historia de Patricia. Parto vaginal con Kristeller, en Lugo.

Testimonio 32 de la Campaña Stop Kristeller

Por Patricia López Izquierdo. Recibido el 15 de enero de 2013.

Mi testimonio es probablemente de los más suaves sobre esta maniobra.

Por "suerte" me la realizó un ginecólogo bajito y menudo que no debía pesar más de 70Kg, y sólo se apoyó con los antebrazos una o dos veces. No me hizo daño. Aunque fue un momento muy violento.

Yo llevaba puesta la epidural y una cuantas horas (unas 12) de parto, pero todo estaba saliendo estupendamente, en el paritorio me atendían una matrona y una auxiliar jóvenes y amables, los potros de ese hospital eran con el respaldo elevado de forma que para el expulsivo estabas sentada, aunque con las piernas en los estribos.

Yo no sentía dolor aunque sí tenía sensación de pujo, me encontraba muy cómoda y tranquila, llena de energía, de hecho acababa de pasar la anestesista a preguntar como llevaba la analgesia y yo bromeando le decía que estaba de maravilla, rodeada de mujeres que me estaban ayudando a parir...

En éstas aparece el Dr. Aldana (quiero que se publique su nombre expresamente porque es un ginecólogo conocido de Lugo). Sin mediar palabra, se puso a mi izquierda y apoyando sus antebrazos echó todo su peso sobre mi vientre, poniéndose de puntillas.

Mi primera reacción fue de asombro..¿pero qué hace este hombre?...y así se lo hice llegar preguntándole qué hacía, o qué pasaba, no recuerdo. El sólo dijo algo así como "No pasa nada, te estoy ayudando"....Diría que lo hizo un par de veces...yo estaba mirando la cara de la matrona y no pude dejar de captar su expresión de contrariedad, casi de censura...aquello era muy raro.

Acto seguido, el hombre dio la vuelta por detrás de mi, rodeando el potro, y salió del paritorio sin un saludo ni una explicación...

Por suerte, tal vez un par de pujos más tarde, nació mi hijo, y "solo" sufrí una pequeña episiotomía puramente protocolaria.

Incluso antes de saber nada sobre fisiología del parto o sobre violencia obstétrica, aquella actuación me pareció claramente una forma de invasión de mi cuerpo y de mi parto, que lejos de ser necesaria tan sólo era una especie de "marcaje territorial" para dejar clara la jerarquía. Mi parto era bueno, era de "matrona" y el gine(saurio) tuvo que venir a poner su granito de arena, no fuera que se le pasara una "señora" sin "atender" en ese turno.

Este hombre ya ejercía cuando mi suegra tuvo a sus hijos hace unos 40 años, así que espero que a estas altura esté ya más que jubilado, y yo fuera una de sus últimas "victimas".

Patricia López Izquierdo