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Mi parto traumático en Burgos

Han pasado dos meses y medio del parto de mi primera hija y aún soy incapaz de recordarlo sin llorar... Ocurrió en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) en 2022. Fue un parto vaginal instrumental tras un embarazo perfecto sin complicaciones. Soy enfermera y trabajo en el mismo hospital en el que di a luz, cosa que nunca dije a ninguna de las personas que me atendieron por no dármelas de impertinente, pero al menos tenía idea de todo lo que me iba pasando y conozco todos los procedimientos que pueden hacerse y las indicaciones para los mismos. Y conmigo se pasaron tres pueblos. No hice plan de parto porque en clases de preparación al parto la matrona se deshacía en elogios hacia las matronas del hospital: un equipo joven, con técnicas novedosas, muy respetuosas... Incluso una compañera de esas clases había dado ya a luz y ¡Lo hizo de pie! Yo estaba encantada, era justo lo que quería: un parto lo más natural posible. Empecé con contracciones estando de 39+2 a las 11 de la noche, pasé la noche en la pelota de pilates y dando paseos por casa porque no soportaba estar tumbada, pero iba aguantando el dolor bastante bien. A las 9 de la mañana del día siguiente salimos mi chico y yo hacia el hospital y cuando llegué la primera matrona que me atendió me dijo que 'vamos a monitorizar a ver, pero me da que estás muy verde'. Me pusieron las correas y me dijeron que me tumbase un ratito sin moverme. Pasaron dos horas de contracciones que soporté como pude hasta que no aguanté más y llamé al timbre. Llegó una matrona explicando que se habían 'olvidado' de mí porque al parecer la única ginecóloga que había (un martes laborable a las 11 de la mañana) y que tenía que reconocerme estaba haciendo una cesárea... Por lo que la misma matrona que me dijo que estaba verde me hizo un tacto y resulté estar de 5 cm. A partir de ahí me pusieron vía para ponerme antibiótico (di positivo en estreptococo), me hicieron la PCR y me dieron el camisón para quedarme ingresada. La matrona que me atendió entonces era de las de 'la vieja escuela', y puso una cara muy rara cuando dije que en principio no quería epidural y que quería parir de pie, pues era la única posición en la que estaba cómoda. Me dijo que 'como mucho a cuatro patas sobre la cama, pero de pie nada'. No fue la matrona que le tocó a mi compañera al parecer. Ya al final de la tarde, con 9 cm dilatados a pelo y a base de caminar, viene la ginecóloga a explorarme, puso una cara un poco rara y se fue sin decir nada. Después entró la matrona con otra compañera y empezaron a darme a entender que el expulsivo podía durar hasta 6 horas (cosa que me parecía exagerado) y que si estaba segura de no querer epidural. Yo preguntaba que por qué tanto tiempo de expulsivo, que eso no es lo que me habían dicho y les pedí consejo y ambas se limitaban a encogerse de hombros. Al final cedí y pedí epidural porque no creía poder soportar 6 horas de expulsivo después de todas las que llevaba con contracciones. Cedí el control y en qué hora... Me tumbaron, me pincharon la epidural con cierta dificultad porque tengo escoliosis, me pusieron oxitocina, me rompieron bolsa y le pincharon un electrodo en la cabeza para monitorizar a la pequeña , todo en 20 minutos. Mi bebé no había descendido cuando me puse de parto y durante la dilatación lo había hecho, pero mal, de ahí la cara rara de la ginecóloga que me reconoció. Estaba en cefálica posterior y asinclítica, o sea que lo primero en salir no iba a ser la coronilla, sino un lateral de la cabeza (de todo esto me enteré después porque mi chico estuvo con la oreja puesta y escuchó lo que iban diciendo las decenas de personas que pasaron por allí a meterme la mano dentro). La epidural no me durmió del todo y se terminó el efecto del bolo antes del expulsivo. Las contracciones de la oxitocina me hacían retorcerme en la cama y la anestesista tardó una eternidad en llegar, para darse cuenta tras 3 bolos fallidos de que el catéter se me había salido y tenía la espalda empapada de sangre. A esas alturas yo estaba tan aterrada del desfile de gente sin que nadie me dijese nada que no podía dejar de temblar y tuvieron que sujetarme entre dos para que pudiese pincharme la epidural de nuevo (hicieron falta dos intentos y para colmo no me hizo efecto). El expulsivo duró hora y media, durante la cual las puertas de la habitación estaban abiertas de par en par y todo el que pasaba por delante se paraba a mirar un primer plano de mis piernas abiertas. Cuatro personas diferentes se turnaban para meterme hasta el brazo en cada contracción para intentar girar a la niña, y mientras el monitor fetal pitando continuamente por bradicardias. Nadie me decía qué pasaba, nadie me explicaba nada, hasta 10 personas a mi alrededor tratándome como un trozo de carne que rodea al bebé. Hasta que al final oí la palabra 'forceps' y vomité. Sabía que los fórceps implicaban episiotomía y me daba terror porque la epidural no me había hecho efecto y sentía TODO lo que me estaban haciendo. Supliqué varias veces que no me cortaran y no estoy segura de si me hicieron caso, solo sé que sentí un dolor agudo y cortante y mi reacción fue darle una patada en la cabeza al ginecólogo de turno. Me prohibieron pujar más porque se le paraba el corazón a mi niña y tras 15 horribles minutos con los fórceps dentro y a base de tirar con tanta fuerza que me arrastraban por la camilla, salió. Salió callada, inerte, como una muñequita de trapo. Le cortaron el cordón enseguida, me la pusieron encima medio segundo y se la llevaron a reanimar. Mientras, supliqué que me pusieran anestesia local para coser los desgarros y al menos respetaron eso. Al fin oí a mi bebé llorar, me la pusieron encima y pasé a otro plano diferente en el que solo existíamos ella y yo. La anestesista volvió a ponerme otro bolo 'como para sedar a un camionero rumano' según dijo, para que pasase sin dolor la noche. Y vaya que si sedaba... Dos meses y medio después aún no he recuperado por completo la movilidad de la pierna derecha. No pude conducir ni caminar segura con mi niña en brazos hasta más de un mes después y se me ha quedado la pierna y la nalga derecha más delgadas de la musculatura que he perdido. Por no hablar de la ciática bestial que tuve las tres primeras semanas. Y mi pequeña ahora está yendo a rehabilitación porque con los fórceps le provocaron una contractura en el cuello y no puede girarlo bien, con los consiguientes problemas para mamar y una plagiocefalia bestial. En fin, quería ir a por el segundo, pero si eso pariré en otro hospital.