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Mis dos cesáreas

Yo tuve dos cesáreas, en teoría necesarias por un tema en mi corazón, aún me queda la duda si hubiesen podido ser parto natural!

Mi primera cesárea fue con anestesia general en una cesárea de emergencia. Mi hijo nació a las 34 semanas porque tuve una infección. Luego descubrí que la infección muy probablemente se debió a que mi ginecólogo me hizo tactos en cada revisión de cada mes. Eso no fue todo, él me hizo, en su laboratorio un examen de infección de vías urinarias como a las 28 semanas y sólo me enteré del resultado cuando llegué al consultorio a las 33 semanas con contracciones prematuras y me dijo - "te voy a mandar a hacer un examen de orina", entonces le dije: - "pero ya me hizo uno hace 5 semanas, por si acaso, que salió en ese resultado?" -"seguramente nada y por eso no te avisé" cuando abrió mi carpeta decía "+++ de infección. Entonces le hechó la culpa a su secretaria por no avisarme, y me mandó antibióticos y reposo. Poco después, a las 34 semanas, nació mi primer bebé y fue muy triste que el padre estaba de viaje de trabajo! Mis contracciones más fuertes y con una pequeña pérdida de sangre comenzaron un 25 de junio de 2011 en la madrugada poco después de haberme inyectado clexane (que por el tema de mi corazón debía hacerlo a diario). Estaba en casa de mi mamá, le llamé al Doctor y me dijo que vaya directo a emergencias, nos encontramos ahí, me hizo un tacto y me dijo que la labor había iniciado y que el bebé debía nacer esa madrugada, le pedí si podíamos esperar un poco para ver si alcanzaba a regresar el padre y me dijo que no. En ese hospital no había termo cunas, nos fuimos a otro hospital a una media hora en el Valle de Quito donde tampoco habían termo cunas. Había una luna llena increíble y al parecer muchos bebés prematuros. Al final, mi hermano me ayudó a conseguir un hospital a través de su seguro. Estaban mi mamá, mis hermanos y mi hermana acompañándome y uno de mis hermanos entró conmigo. Una vez que me alistaron para la cesárea, el Doctor pidió que me pongan la epidural. Le recordé que estaba aún a pocas horas de haberme inyectado Clexane y que por lo tanto era una contraindicación la epidural, por lo que mi cesárea fue de emergencia y con anestesia general. Me desperté en la sala de operación, sin mi bebé cerca. Mi hermano filmó el nacimiento, me dijo que todo salió bien, que a pesar de ser prematuro dió un grito muy fuerte y estaba en un excelente peso y talla, Apgar 9. En un punto, me llevaron al cuarto que me había designado y estaba lleno de sol pero sin mi bebé. Por alguna política que aún no entiendo, mi bebé debía estar en observación por 24 horas... y recién lo ví al día siguiente, fue muy triste, en ese momento tenía unas ganas locas por verle pero estaba medio cedada... sabía que estaba vivo, que estaba sano y que lo vería pronto. Ahora cada vez que recuerdo esa separación, duele más. Por suerte, mi bebé lactó de una cuando lo tomé en mis brazos y pude finalmente acercar a mi pecho. El pediatra decidió que iba a alimentarlo a través del suero (o no recuerdo muy bien que hizo para no darle fórmula) pero lo primero que mi bebé probó fue mi leche. Recuerdo que la enfermera de neonatos me pellizcó muy duro el pezón antes de dar de lactar para "ayudarme". Me dolió pero en ese punto no me importó , sólo quería conocer a mi bebé. Tenía la certeza de que seríamos resilientes y de que íbamos a estar bien, era un bebé hermoso, me llenó de amor, me hizo mamá y darle de lactar me ayudó a sanar, creo que a los dos nos ayudó a sanar. A los dos meses tuvo una IPLV y contra viento y marea (porque todos me decían que mejor evitarnos el rollo y darle fórmula), hice dieta y le dí de lactar por nueve meses, no jalé más porque la dieta me debilitó. Ahora es un niño sano pero ha luchado contra una rinitis a ratos asmática. He leído y sé que los niños que nacen por cesárea son más propensos a alergias, en especial respiratorias, me imagino que la IPLV también fue por la cesárea. Mi segundo bebé, nació por una cesárea más respetada. A las 35 semanas de embarazo salí de la consulta del ginecólogo, que recibió a mi primer bebé, llorando y jurando no regresar. Había llevado bajo el brazo mi libro de "Nacer por cesárea" de Ibone Olza y le había hecho algunas preguntas como "si no tuviese este problema en el corazón, usted me ayudaría a tener un PVDC?" y me dijo que no, que él no se arriesga a una rotura de membranas. Le expliqué lo que dice la evidencia y pues, no le pareció. Después le pedí si puede hacerme una cesárea respetada, que yo quería que: mi bebé escoja la fecha en la que quiere nacer, luces tenues, pinzamiento tardío del cordón, piel con piel, etc. Se burló de mi con mi "librito" y me dijo que todas esas cosas son unos "romanticismos" y que " Lucía tú no me vuelves a hacer lo que me hiciste la anterior vez". Lo que le hice fue que en toda la locura de la cesárea de emergencia, le tocó salir de una fiesta y él chocó su BMW. Es así que busqué otro ginecólogo... Un día que comencé a tener contracciones cada vez más fuertes y más seguidas le llamé al nuevo doctor y me dijo que vaya ese rato. No fui, esperé unas horas en mi casa, me heché al sol como decimos en Quito "llucha" y luego me dí una ducha, me vestí tranquila. Quise sentirle a mi cuerpo, imaginarme un poco lo que podría ser un parto natural, sentir lo más que podía esa labor, sentirle a mi bebé, conversarle. Llegué cerca del medio día al hospital. Me hicieron un exámen de cuántas contracciones tenía por minuto y dijeron que ya era hora. El anestesiólogo, muy jovencito, me puso algo nerviosa por su edad pero fue muy amable, recuerdo que me explicaba todo y que fue respetuoso y cariñoso. Entraron después el doctor con su ayudante (su hijo) y mi esposo. A diferencia de la anterior cesárea, fue maravilloso tener a mi esposo ahí y estar despierta me ayudó. Mientras realizaban la operación, el doctor dijo que tenía muchas adherencias de la anterior cesárea y que no habían tenido que cortar las capas, que mi útero ya estaba abierto y que hubiese sido terrible si no nacía ese día mi bebé. Sacaron a mi bebé, era niña!! Me emocioné muchísimo! No paraba de llorar. Las luces eran tenues, el pediatra me acercó la cara de la bebé a mi cachete y es una de las sensaciones más maravillosas que tengo de ese día, estaba tan calentita y suavecita su piel. La pusieron en agua tibia y movía sus piernitas feliz... no hubo piel con piel, no creo que hubo pinzamiento tardío del cordón. No fue una cesárea respetada, aunque sí fue más respetada que mi anterior cesárea. Algo que me dá rabia de ese día es que el doctor insistió varias veces en ligarme y cuando le dijimos con mi marido que no porque él se iba a hacer la vasectomía, me dijo "irresponsable" y le repitió eso hasta a mi mamá. En todo caso, de alguna forma esa carita tibiecita de mi bebé en mi cara, una bienvenida más en paz, con mi marido, con la sala en silencio y no con los doctores conversando de lo que sea, me dejaron más tranquila y cuando me recuperé metí a Isabela en mi cama y mandé a volar a todas las enfermeras que querían llevársela todo el tiempo para que yo “descanse” y para darle biberón. Ellas me decían muy enojadas que “ la baja en glucosa podía generarle un retardo y que eso iba a ser mi culpa”... Ahí se quedó mi bebé, metidita en mi cama, durmió delicioso conmigo y le di de lactar dos años 4 meses. Es una niña hermosa y sana de 5 años, este último año ha luchado con una rinitis más leve que la de mi primer hijo. Yo creo que a lactancia le ayudó mucho y a mí también, aunque el destete es para escribir otro relato! Las mujeres necesitamos apoyo también en el destete... Ahora veo que en mi segunda cesárea, el haber exigido mis derechos en lo que más pude me dio paz... en ambos nacimientos tuve unas seis horas de labor de parto que aunque no es mucho por lo menos sé que les ayudó a mis bebés a prepararse a nacer. El no haber tenido un parto natural respetado es una de las experiencias que siempre me va a faltar en la vida, eso me entristece porque siento que era capaz... pero no tuve información a tiempo para empoderarme y buscar lo que necesitaba en mis embarazos de riesgo. En todo caso, cuando oigo y leo historias de partos respetados, o cuando he podido ayudar a amigas a que tengan un parto respetado, me emociono tanto y una parte de mi sana... la maravillosa lactancia me ayudó y les ayudó a mis bebés también.