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Mis embarazos y partos
Antes de hablar de mis dos embarazos a término también quisiera darle el mismo espacio a mi primer embarazo que acabó en un aborto espontáneo en la semana 9 de gestación. Fue de las experiencias más duras y raras que me ha tocado vivir. Me sentí sola, incomprendida y enfadada cada vez que escuchaba frases del tipo : "tranquila mujer, es lo mejor que ha podido pasar, no tenía que ser, mujer legarda, mujer preñada..." Fue horrible, y esa herida estoy segura sigue sin curarse, o no se curará nunca. Sentí un trato súper inhumano de mi ginecólogo, que me dijo que con treinta años que tenía podía hartarme de tener hijos.
Lo curioso de este embarazo fue que yo un día estando en casa sentí que algo pasaba, intuición creo que fue, fui a urgencias de mi pueblo y me derivaron a Pamplona a urgencias de ginecóloga con un volante que me tachaba de primeriza asustada y paranoica, al hacerme la eco ya en urgencias me dijeron que no había latido, que se había parado y que lo eliminaría con una regla abundante en varios días. Aquello no sucedió, no sangraba, y sabía que dentro de mi estaba aquello sin vida, porque nadie me dijo nunca que era mi hijo, que murió antes de nacer. Decirlo ahora me libera. Finalmente escogí la pastilla vaginal para provocar las contracciones y y abortar en mi casa, fue muy doloroso, física y psicológicamente, a día de hoy me cuesta pensarlo y nunca se lo he contado a nadie. Necesite darme cuenta que tenía que pasar el duelo, cuando todo el mundo quitaba importancia a mi dolor. Me di mi tiempo de tristeza y soledad y mejore. Esto fue en abril de 2018.
En julio de 2019 me quedé embarazada de nuevo tras intentarlo durante más de un año sin éxito, obsesionarme con el tema, mis días fértiles... Que vacío y tristeza sentía cada vez que me bajaba la regla. Recuerdo poner las piernas e alto tras hacer el amor para facilitar la concepción, me sentía ridícula y vacía.
Cuando ví el positivo en el test me sentía loca de felicidad y de miedo a partes iguales. Tenía un miedo atroz a volver a sufrir otro aborto, no disfrute de los primeros meses pensando que algo malo podía pasar. Recuerdo los miedos, la incertidumbre de consulta a consulta. El miedo antes de las ecos, yo que he sufrido problemas de alimentación, prioricé la salud de mi bebé y mía y me alimenté bien, empecé el embarazo con 48 kg, y en el 5 mes tuve que escuchar como me echaban la bronca por haber cogido más de 1kg ese mes. Me sentí un número, no podía parar de llorar, yo que tanto me estaba esforzando por comer bien sin cargo de conciencia, y me renegaban por hacerlo. Fue muy duro.
Mi bebé iba de nalgas, yo quería parto natural así que intenté una versión cefalica el 24 de marzo de 2020, recién confinados. Lo intentaron dos veces pero no lo conseguimos. Fue desagradable, nadie me avisó siquiera como sería. Salí llorando y muy triste, me sentí culpable por haber dejado que me tocasen la tripa y a mi bebé así de brusco.
Me programaron cesárea para el 1 de abril, pero regalos de mi hijo, me puse, nos pusimos de parto un 28 de marzo, sabiendo que estaba de nalgas fuimos al hospital a que me hiciesen una cesárea de urgencia. Llegué dilatada d 5cm, con contracciones bastante fuertes. Me tumbaron en una camilla, me rasuraron, y me hicieron mil cosas más que ni me enteré, me llevaron rápidamente a quirófano y me pusieron la anestesia instantánea porque la epidural al tardar tiempo en hacer efecto ya no nos daba tiempo. Cuando llegué a quirófano, me dolía tanto las contracciones que no podían ponerme la anestesista, me rebelaron y me echaron la bronca. Acabé llorando y pidiéndoles perdón. Me sentí sola, nadie me habló ni me preguntó qué tal estaba, ni me dijo como iba la cosa. Pedí la semana anterior hacer piel con piel, lo puse en mi plan de parto sabiendo que tendría cesárea, y se lo saltaron a la torera, ni siquiera me dejaron cogerle, me lo e señaron ya limpio y tapado y se lo llevaron a mi pareja para que el hiciera el piel con piel.
El tiempo que me cosieron, creo que más de una hora, no podia dejar de llorar, quería ir cuanto antes con mi bebé. Me ofrecieron sedarne para estar más tranquila porque no paraba de llorar de emoción, me negué, pues quería estar bien cuanto antes para ponerme a mi hijo encima y al pecho, se llamó Amaiur, y es la luz de mi vida.
El postparto de la cesárea fue muy duro y súper doloroso. Incorporarte en la cama para darle de mamar era llorar de dolor. El ir a casa lo mejoró todo, estar confinados fue un regalo que nos permitió estar en el aquí y ahora solos con nuestro cachorro. Creamos un vínculo precioso, tengo un recuerdo precioso de todo el postparto y meses posterioemres, con una lactancia muy buena y sin complicaciones. Tuve que escuchar frases del tipo :"no se te ocurra darle teta, parir embellece pero criar envejece... Lo tienes todo el rato e la teta, que vicio va a coger con el porteo...
A los 5 meses de nacer Amaiur me volví a quedar embarazada, nos vino un poco de sorpresa, pero tuvimos súper claro que queríamos a ese nuevo hijo. Me sentí juzgada, me costó mucho contarlo, pues sentía que la gente se apiadaba de mí, que les daba pena por tener un hijo tan pequeño y estar embarazada de otro, me sentí juzgada, me sentía mala madre porque parecía que no iba a poder ate derlos debidamente.
El embarazo fue duro por esos miedos de no ser capaz de criar a dos bebés.
El 16 de mayo de 2020 empecé con contracciones y gastrointeritis. Fui a urgencias y estaba de 4,5cm.Yo no sentía que las contracciones dieran como la otra vez, tenía claro que quería un parto natural, sin epidural, ya que al tener una cesárea previa tan reciente me daba miedo desgarrar e las cicatrices anteriores. Me mandaron a la sala de dilatación pero el parto se paró, me ofrecieron ponerme oxitocina, y me dijeron que esa habitación era para parir, que no la podía ocupar si no avanzaba el parto. Me negué a la oxitocina, quería respetar el proceso y que llegara el momento de parir de forma natural y conectada con mi hija Noa, cuando estuviésemos listas. Al día siguiente pedí el alta y me fui a casa a esperar, ya estaba de 5,5cm
El 20 de mayo volvió a arrancar el proceso de parto, esta vez las contracciones eran muy fuertes y seguidas. Fuimos rápido al hospital, tuve la suerte de que me tocara una matrona proparto natural, un ángel, que me trató con todo el amor, cariño y respeto. Me dejó parir sin mascarilla, en la sala de dilatación, sin ninguna intervención salvo una ducha, masajes de ella y mi pareja, me enseñó posturas, me ponía gasas frescas por el cuerpo, me hablaba con Amor, se dirigía a mí y mi hija por nuestro nombre... Fue maravilloso, duro, titanio, empoderamiento puro y duro. Tras muchas horas de dejarme fluir con el dolor pude parir a mi hija Noa, fue la hostia, me sentí más fuerte qur nunca, ese día fue un antes y un después para mí y mi autoconcepto. Quería demostrarme que podía, confíe en mí y lo conseguí sin miedo.
El postparto fue un poco duro porque todo el mundo quería quitarme a mi hijo Amaiur, pensando que me ayudaban, y me destrozaban. Le echaba de menos, necesitaba estar con él, sentir que no lo estaba fallando. Psicológicamente fue muy duro, fue hace exactamente un año, tengo muy mal recuerdo, de llorar, de sentir que no era lo suficiente para ellos. Que eran los dos muy pequeños y yo no les daba todo lo que necesitaban de mi. A día de hoy soy Feliz, y ellos también. Sigo con la lactancia de Noa, la estamos disfrutando desde el principio y cada día más, tiene trece meses y medio y ojalá dure muchos años. No quiero ni pensar en el destete, me parece que la teta es terapia, es magia y conexión, te cura y te une.
Espero ayudar con mi testimonio, gracias por hacerme solo escribirlo, he llorado, y creo que he sanado.