Nacimiento de Ane
Fue a partir de la semana 20 de embarazo cuando empiezo a replantearme cómo quiero parir. Empiezo a devorar libros, las listas, relatos, etc. En mi mente empiezan a almacenarse palabras que no me gustan nada: inducción, anestesia, monitores, inmovilidad, dolor, miedo, oxitocina sintética, partos medicalizados, innecesarias, epidural, ... mientras otras palabras emergen con fuerza: endorfinas, oxitocina, piel con piel, acompañamiento, doula, seguridad, poder, partos respetados...
Empecé a visualizar el parto como el ascenso a una montaña, donde tengo dos opciones:
A) Dejar el coche en la base e iniciar el largo ascenso. En el camino seguramente tendré dolores, podrán salirme ampollas en los pies, sudaré y tendré frío, me mojaré y me preguntaré varias veces porque demonios no he dejado el coche casi en la cima. Total, la recompensa será la misma: unas vistas maravillosas y un buen bocata...Pronto me digo que no, el recorrido también es precioso, esto merece la pena verlo y sentirlo.
B) Dejar el coche casi en la cima, de forma que en apenas dos pasos llego a la cima.
Decido luchar por conseguir la opción A.
El entorno no ayudaba.... pero , ¿te sacarías una muela sin anestesia? ¡ tú estas loca ! sí sí ya me dirás...
Encontré mi apoyo en las dos personas que más quiero, mi pareja y mi ama, y eso me hizo no mirar para atrás y empecé a prepararme física y mentalmente: continué con yoga para embarazadas, natación, paseos, ejercicios del suelo pélvico con una fisio, conocer a mi doula (Amaia), clases pre parto natural... y llegó el día. Tenemos el plan hecho y estamos listos: máxima dilatación en casa con la ayuda de Amaia e ir al hospital casi al expulsivo. No darles tiempo a que nos ofrezcan epidural (única alternativa al dolor en el hospital al que acudiré, donde 9 de cada 10 mujeres se la ponen, junto con pelotas de pilates), a que me hagan monitorización constante.... Ese es el plan, ese es mi sueño...
Y llegó Ane...
Miércoles, 29 de enero
(semana 38+ 2)
Pasó la noche del día 29 con contracciones, son como ralladas en la tripa, me paso algunas horas en el baño, son contracciones irregulares y llevaderas.
Finalmente remiten y duermo. Pienso que no estoy de parto sino de pre parto y que son contracciones de Braxton Hicks.
Jueves, 30 de enero
Pasó la mañana con mi ama y una amiga, les hago café y reímos, no siento contracción ninguna. Como con mi pareja y éste se va a trabajar. Sobre las 16h vuelven las contracciones: me molesta la tele, leo de pie, y en cada contracción voy al baño: me ayuda el colgarme de las toallas que están en la puerta. Decido no contar las contracciones, estoy de pre parto, paso de empezar a controlarlas. Tengo tiempo de ducharme, menudos pelos tengo , así no puedo ir al hospital. La ducha alivia el dolor, como son soportables, creo que esto va para rato. A las 20h le digo a mi chico que nada de irse a jugar a fútbol a las 21h. Tengo contracciones bastante seguidas, las piernas me empiezan a temblar y a eso de las 20.20h devuelvo. Sabia que podía tener nauseas durante la dilatación, pero es algo que no me gusta nada y me dejan bastante agotada. Mi chico llega a eso de las 21h y se sorprende al verme gemir, se pensaba que no eran tan dolorosas. Encuentro una postura ( inclinada hacia delante, espalda doblada ) y un AAAAAAH que no abandonaré en toda la noche.
Sobre las 22h devuelvo de nuevo y empiezo a sangrar. Llamamos a Amaia, viene de camino y eso nos tranquiliza. Es normal que sangre, es normal que devuelva...En ningún momento de la dilatación me abandono al planeta parto. Este hecho me hacia pensar que estaba muy lejos la llegada de Ane, de forma que entre contracción y contracción era capaz de hablar con ellos con normalidad, aunque no había mucho tiempo entre ellas. Las contracciones dolían, sí, pero los masajes de mi chico en la parte baja de la espalda, las manos de Amaia y el calor de mi hogar las aliviaban. Nada insoportable: visualizaba el mar, la música de fondo, a mi bebe que venia de camino. Y se iban, y me dejaban descansar, respirar, abrazar a mi chico. Venían y se iban. El lavabo y el sofá fueron mis amigos, me apoyo sobre ellos en cada contracción mientras aúllo AAAAAH y se van despacio. Sobre las 12 am me dicen de ir pensando ir al hospital. Me da bajón, estos tienen miedo, pensé. Hospital no, estaré de 4 o 5 cm y acabaré con epidural, estaremos mi chico y yo solos sin Amaia, con monitores, sin poder moverme todo lo que quiero....Devuelvo, y les digo que no, que me den una hora más.
La intensidad de las contracciones se intensifican MUCHO en esa hora que me regalan. Probamos la pelota y el colgarme de una puerta con una tela. Nada funciona, solo mi sofá y el lavabo. Las 4 manos que hasta entonces habían sido mi apoyo me molestan. Vuelvo a devolver (ya no me queda nada dentro y duele horrores cada arcada) y me quedo agotada. No puedo más. Les digo de ir al hospital. Estoy tan sudada que decidimos una mini ducha. Hacer todo el proceso de la ducha, secarme y vestirme nos cuesta muchísimo. Aun así y con grandes dolores sigo controlando todo ( ¡¡mierda!): doy instrucciones a mi chico de que no se le olvide nada ( mi DNI, el bolso de Ane que estaba sin preparar, la lamparilla para la sala de dilatación...).
Cogemos el coche a las 1.45h: 15 min de trayecto que casi me matan. Coche de tres puertas, mi chico conduciendo, Amaia y yo atrás. Entonces digo las palabras mágicas: me muero, me voy a morir. Me recuerdo ahora pronunciándolas y la cabeza contra el cristal. Amaia me dice que sí, que en ese momento cree que estoy cerca, por cómo abro la boca, las manos...
Llegamos a la puerta del hospital. Salgo del coche y me meo. Le digo a Amaia que me meo, me dice q me mee encima, que no pasa nada. Me bajo los pantalones en la calle y sale un charco de sangre. Ahora ya estoy dentro del planeta parto. ¡¡¡ Llega mi bebé!!! Una enfermera que casualmente pasa por ahí nos dice ah está de parto? por aquí por aquí... entramos, mi pobre chico con las dos copias del plan de parto en la mano va a la ventanilla, entrega documentación, a mi solo me preguntan si soy primeriza. Contesta Amaia por mi: sí, lo es, pero que viene muy avanzada... De nuevo me quito toda la ropa, quiero empujar. Se asustan al ver a una loca quitándose la ropa en la entrada, se acercan con una silla de ruedas, me niego, si quiero empujar, ¿¿¿cómo me voy a sentar??? Amaia les dice q quiero empujar, y las otras insisten en que soy primeriza, que sí pelmas, que más da.... me meten en una sala y una matrona me intenta hacer un tacto, no me puedo subir a la cama así q me lo hace de pie, no le dejo, o no puede pero dice que ha tocado la cabeza, de forma que vamos al paritorio. Aquí sí me convencen que me siente en la silla, porque el paritario esta lejos.
No me lo creo. He llegado en completa. Mi niña viene de camino. No puede ser.
Me meten en un paritorio donde no hay cama ( parece que esta como recién limpiado, no sabían donde meterme y me han metido aquí, pienso): no veo a mi chico, pero me sostengo en la matrona. Chillo. Entra una persona, creo que es gine, que cómo me meten aquí si soy primeriza y más si no me han hecho tacto. La matrona, un encanto, se defiende, ha tocado la cabeza y quiero empujar. La ogro se va, nos quedamos ella yo y una enfermera a solas. Por fin traen una cama, por fin dejan entrar a mi chico con la bata verde.
Hay muchos partos y no hay cama articulada, me traen una cama normal. No tengo fuerzas para decir que quiero parir de cuclillas ( y ahora me alegro, porque posiblemente me hubiera desgarrado en caso de parir en posición vertical), quiere hacerme un tacto. Estoy de 10 cm pero la cabeza esta alta. Mi pareja y yo nos volvemos a encontrar en ese momento: nos miramos a los ojos, estamos en casa de nuevo, solos, conectados los dos... me susurra que ya esta, que Ane esta aquí, lo bien que lo hemos hecho, que es nuestro parto soñado. Yo le digo que me diga que no estoy soñando, me dice que no, que es verdad...
La matrona mientras sigue hablando, consigo entonces entenderle, aunque sea difícil ella me guiara en los pujos, para no desgarrarme. Primera contracción, empujo. No se si están esperando a más personas pero como éstas no llegan y estoy de medio lado con una pierna en lo alto (consiguiendo así la máxima apertura de la pelvis, gracias a Diana, mi fisio por enseñarme esta postura!) le piden a mi chico que sujete la pierna en lo alto, mientras yo le destrozo el otro brazo a arañazos...;)
Segundo pujo, noto como me abro, me abro entera, no sé si noto el aro de fuego pero la cabeza de Ane sale. Tercer pujo sale su cuerpo como un pez, explota todo porque justo entonces la bolsa se rompe y sale también, la matrona y la pierna de mi chico se empapan. Ponen a Ane en mi pecho, es como un pez resbaladizo, casi ni nos atrevemos a mirarla, pero ahí esta sobre mi, nuestro bebe.
Dejan que el cordón deje de latir y su aita se lo corta. Nos mira con los ojos abiertos y nos enamoramos de ella para siempre.
Gracias a....
A todas las mujeres de la lista, que me inspiraron y dieron fuerzas ( y me enseñaron que no estaba ni loca ni sola).
A Amaia, por sus manos y sus silencios, por estar sin estar, por acompañarnos, porque sin ella todo hubiera sido distinto, no sé cómo, pero distinto.
A mi ama, por confiar siempre en mi, por recordarme siempre que con su apoyo puedo lograr lo que me proponga. Por parirme y enseñarme a parir a Ane.
A mi chico, por dejar atrás sus miedos, por su serenidad constante, por ser el amor de mi vida.
A Ane por enseñarme que puedo parir y que ella sabe nacer.
Maite
PD: parí con lentillas y mis corneas siguen conmigo! ;)
Leer el segundo parto aquí