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Nacimiento de Camille

Camille nació con el verano, aunque él no eligió su día.

Nació en la semana 41+6 y fue provocado.

Mi bebé nació en la clínica Quirón en málaga después de acordar con mi ginecóloga que éste día comenzaríamos con la inducción. La elección de la clínica quizás merece un relato aparte, no me quiero extender demasiado aunque me parece importante contaros que todo estaba planificado para que naciera en la clínica de la Salud en Granada. Después de visitarla (la sala de dilatación, la sala de partos) me di cuenta que no era el lugar donde yo quería dar a luz a mi hijo/a, simplemente cada detalle que veía me hacia pensar que yo no elegiría nada, que todo vendría impuesto por la autoridad médica. Inclusive mi ginecóloga, la que me había acompañado durante todo el embarazo, la que me había hablado con dulzura me mostró, en las ultima semanas cuando yo empecé a preguntar detalles del parto, su lado más prepotente, dejándome en claro que era ella la que mandaba. Después de días de angustia y de pensar cómo podíamos cambiar el rumbo que iba a tomar el nacimiento, leí un relato vuestro de un parto en la Quiron de málaga y me hizo pensar que quizás este era el sitio. Fuimos a visitar el hospital y desde que entré me di cuenta que el planteamiento era totalmente diferente, la ginecóloga (muy joven, muy práctica, muy clara) que me atendió llamó a la matrona para que me enseñara las instalaciones y me entregó un plan de parto (sencillo y muy claro) para que rellene. La matrona me hizo visitar el paritorio y la sala de dilatación. Me explicó, me escuchó y decidimos que ese sería el lugar en el recibiríamos a nuestro hijo. Ya pasados unos cuantos días de la fecha, instalados en un piso que nos prestaron, el bebé no llegaba y la ginecóloga que me había atendido la primera vez parecía dispuesta a esperarme. Me indicó más monitoreos. Haciendo los monitoreos me seguí encontrando con matronas muy atentas y muy predispuestas. Ellas me explicaban que cuando se comienza a inducir con geles es muy probable que terminen suministrando oxitocina, también había otra matrona que estaba allí que me dijo que vio casos en los que la paciente solo con la pastilla se puso de parto... así que pensé que todavía podía tener esperanza! Como el bebé no llegaba me ingresé el dia 41+4 (era un viernes y el domingo cumplía la semana 42). Se me hizo difícil aceptar la inducción, sentía que el deseo de tener un parto natural se me escapaba y todavía hay cuestiones que sigo sin entender. De todas maneras la ginecóloga me entendió, me escuchó, pero me indicó los riesgos de dejar pasar a la semana 42 y eso fue el detonante para que me ingresara. Apenas me interné me dieron un medicamento vía vaginal para ablandar el cuello del útero, me explicaron cómo esto podía ayudar. Yo estuve con la pastilla (dos dosis) 24h y por la noche, para mi alegría, comenzaron las contracciones. Primero eran suaves y después mas fuertes y sobre la madrugada se daban casi de manera regular, esperé, con una pelota fitball, tomando duchas, relajándome como podía , hasta que por la mañana llamé a la matrona. Cuando llegó la matrona me exploró y para mi decepción me dijo que prácticamente no había dilatación y que debían suministrarme oxitocina. Yo por los relatos que había leído y por la información que tenía sabía que las contracciones con oxitocina son mas dolorosas y que terminan con epidural ... intenté hacer tiempo, preguntar alternativas, les comenté mis temores...(ya sabía que una vez puesta la medicación nada de bañera, beber agua o comer y monitorizada todo el tiempo). Siempre con mucha paciencia y haciéndome ver que yo tenia la última palabra (aunque en realidad tampoco tenía alternativa) , la matrona me explicó que era delicado entrar en la semana 42, y que la oxitocina se podía suministras primero con dosis muy bajas. Me dejó claro las limitaciones y yo le pedí entonces que me gustaría de todas maneras empezar el trabajo de parto en la sala de baja intervención: una sala con luces más bajas, donde podía poner música que yo había llevado y seguir acompañada de mi compañero. La oxitocina la aguanté 5 horas sin epidural, los dolores eran muy muy intensos y se dieron apenas empezaron a suministrármela. Esas horas igual se pasaron bastante rápido, nos dejaron solos, tranquilos, aunque cada tanto se acercaban para ver si necesitaba ayuda. Creo recordar que me exploraron dos veces. En esas horas también rompí bolsa. En el momento en que rompí bolsa sentí temor de que el agua estuviera manchada , pero la matrona me dijo que todo iba perfecto y que no me preocupara. La sentí sincera porque me decía lo bueno y lo malo. En 5 horas ya había dilatado 5 cm pero no podía aguantar más los dolores y pedí la epidural. Tenía temor de pedir la anestesia, de que todo se relentizara de que acabara en cesárea...la matrona me escucho, me tranquilizó y me acompañó , me alentaba me decía que decidiera lo que decidiera sería lo mejor para mi y para el bebe (esa frase en ese momento me quedo grabada) que ella me iba a acompañar y que todo saldría bien. Cuando me llevaron al paritorio la anestesista se sorprendió de mi estado (estaba muy dolorida, ella creía que había esperado mucho), me dijo que debía controlar más mi cuerpo porque sino no iba a poder darme la epidural, que debía estarme quieta. En ese momento creí que no lo podría hacer pero mi compañero y la matrona me dijeron que claro que podía que me concentrara que ellos me ayudarían. Así fue en pocos minutos tenia la epidural puesta y al rato aunque sentía las contracciones (muy suaves!) y pude dormir un rato. El pinchazo no me dolió. Creo que la anestesista había exagerado demasiado. Me tamparon con una manta y me dijeron que descansara y el futuro papá se fue unos minutos para comer algo. Cuando me desperté sentía los efectos de la anestesia, malestar en el cuerpo, en cuanto empecé amoverme un poquito (parece que si estás de un lado la anestesia te adormece más ese lado) empecé a encontrarme mejor. Cuando me exploraron y ya estaba de 9cm. Fue todo muy rápido, me pidieron empezar a pujar. Tenía las piernas adormeciadas pero podía hacer fuerza y controlar mi cuerpo. Lo intenté varias veces...La misma matrona seguía conmigo y me animaba, pero yo sentía por dentro que no estaba haciendo la fuerza suficiente (esa fuerza casi sobre humana de la que todas hablan), después mi compañero me dijo que sí, que se veía en mi cara, en mi cuerpo.. que el esfuerzo era impresionante. Por eso ahora entiendo, que las percepciones varían y aquello que uno cuenta y puede impresionar o asustar al escucharlo es muy diferente al vivirlo y al contrario, aquello que es realmente emocionante, movilizador uno no encuentra las palabras para trasmitir esas sensaciones a la otra persona (parece una obviedad, pero ahora mismo creo que esto es clave para enfrentar el parto sin temor!). Pujé varias veces, y la matrona, otra vez con su sinceridad implacable, me dijo que no avanzaba.. pero que lo seguiríamos intentando un poco más porque todavía podía ser posible. Las ginecólogas (muy jovenes) se acercaron en ese momento, había una que tenía muy claro la cesárea, la otra parecía que entendía que después de todo podíamos intentarlo más. Después de unos minutos, charlaron las dos y me dijeron que finalmente tenía que ser una cesárea. En ese momento lloré por la frustración, llevaba muchas horas y estaba cansada. Sin embargo me sentía fuerte, en forma, controlaba lo que estaba a mi alrededor, en ningún momento tuve esa sensación (tan temida!) de estar perdida o confusa. Les pregunté cuanto tardaría la cesárea y quien me la haría, me dijeron que ellas (las dos gines que parecían colegialas!!) y que sería una hora y poco o quizás menos... todo fue muy rápido. el quirófano estaba al lado. El papá no pudo entrar (yo ya lo sabía). Durante la cesárea, no hablaban de sus cosas o de tonterías... me preguntaba cosas del bebé...y yo les hacia preguntas. No podía ver nada por que tenía una sabana delante como una pantalla. La matrona que me había atendido durante tantas horas ya había cambiado de turno (se fue más de una hora más tarde de lo que le tocaba) Cuando se fue me presentó a su compañera que asistió la cesárea. Cuando escuché el llanto del bebé me emocioné... les preguntaba si todo estaba bien y me dijeron Perfecto...les dije que no quería que me dijeran el sexo (había mantenido la sorpresa durante todo el embarazo!!) me lo trajeron enseguida, me lo enseñaron , vi su cara y supe que era un niño. Ahí mismo lo revisó el pediatra, me dijeron que lo llevarían con el papá y les dije que no! que me lo dieran y que no le dijeran al papa si era niño o niña que se lo quería presentar yo. En pocos minutos apareció el papá en una sala que está justo al lado del quirófano (sala de recuperación!), le enseñé el bebé: abrí la sabana y le dije mira lo que es...me dijo "tiene pañales no veo qué es!! pero tiene cara de niño". Camille llegó con el verano y desde ese día no deja de iluminarnos. Nota: Me emociona recordar la entrega de la Matrona (Noemí), agradecerle describiendo su trabajo nunca es suficiente. Quizás ahora puedo decir que conozco la vocación y el amor por la tarea que uno desempeña. Sin duda ella forma parte de la historia de mi vida y la de mi bebé. También sé, que el papá tiene que estar ahí, pero después de tantos años el día del parto conocí al compañero de mi vida. Me emociona pensar en su entrega, su concentración, su valentía.