Nacimiento de Eva Dora, parto de Lidia.
Ya tenemos en nuestros brazos a una nueva creación de Dios, Eva Dora, ser tan importante para nosotros y para el mundo de las almas.
Ha tenido una llegada muy especial, que todavía nos sobrecoge el corazón, la mente y el alma. Y es que las cosas cuanto más rápido suceden, más lento es asimilarlas.
El día 9 de febrero era su fecha prevista de parto y esa mañana fui al HUC para hacerme un registro con mi ángel de la guarda: Aimón. Estuve mucho tiempo con el monitor y estaba plano ni una sola contracción, de hecho esa semana yo comentaba que me encontraba muy bien y que en vez de cumplir semanas parecía que iba hacia atrás. En el tacto parece que la cosa estaba preparándose pero todavía verde. Incluso me aconsejaron pasear, "jueguitos con Luis" "a ver si me iba a pasar de cuentas y habría que provocar". Ni hablar de provocar nada, esta idea me aterroriza, quería experimentar por fin un parto natural, sin intervención y dejarme llevar por la naturaleza y mi cuerpo.
De hecho meses atrás barajé la posibilidad de un parto en casa pero luego me decidí a tener a Eva Dora en el HUC por que ahí me atendería Aimón y ella respetaría por completo nuestros deseos de parto natural, no separación... Me apetecía en casa pero tenía cesárea previa con lo que finalmente presenté plan de parto en el HUC.
Esa tarde salí a pasear sola, caminaba un poquito más rápido que de costumbre y estuve media hora, pero no me cansé, ni sentí nada. Esa noche me acosté a la misma hora de siempre al ladito de Diego y caí profundamente dormida. A las 01.45 me despierto con una fuerte contracción y pienso: jo está sí que fue fuerte. Como otras noches había tenido pero mucho más flojitas y aisladas no le di mucha importancia, me di la vuelta y cerré los ojos pero al momento otra igual de fuerte, miré el reloj: "habían pasado únicamente 4 minutos!!!!!!!!!!!!" Oh, oh. Fui al baño y antes de llegar otra, me dieron ganas de dar de cuerpo y así lo hice, ya sabía que el momento había llegado. No se cuantas más aguanté sentada en el baño hasta que me decidí a despertar a Luis.
Luis se levantó como un tiro, se vistió preparó a Diego, cogió las llaves y en un momento estaba en el pasillo esperándome, para mí sólo habían pasado unas dos o tres contracciones y yo sólo puede llamar a Aimón que me dijo que se iba al hospital y me esperaba allí. Mi marido me dijo que reaccionara, que me vistiera que nos íbamos, en ese momento pensé no vamos a llegar a ningún sitio ¿nos quedamos? pero miré a Luis y no me atreví ni a sugerirlo al ver su expresión en la cara y con el niño en brazos y pensé: bueno vamos a intentarlo.
Cuando salíamos del garaje tenía las contracciones cada dos tres minutos, yo sólo podía respirar, Luis hablaba con Diego para explicar la situación y yo sólo podía respirar, el dolor era muy intenso, hasta pensé como se olvida uno de lo que duele. Llamé a mi madre para que subiera a la autopista a buscar a Diego, aunque durante todo el embarazo había querido que el lo presenciara si él quería, con los dolores me veía incapaz de atenderlo y sentía que debía dejarlo con mi madre. También llamé a mi hermana, pero se me había olvidado que tenía fiebre por lo que le dije que se quedara.
Pasando por debajo del puente de "aleta de tiburón" rompí la bolsa, yo sabía que Eva Dora saldría muy pronto, sentí alivio pero fue momentáneo, las contracciones ahora eran cada minuto, llamé a Aimón le dije lo sucedido y que ya empezaba a tener ganas de empujar, ella me dijo que daba la vuelta, luego le pasé el teléfono a Luis, creo o lo tiré porque ya no podía hablar; Luis para porque la niña ya sale. En ese momento no pensé en nada, no he sido valiente, ni fuerte como muchos me han comentado, simplemente la naturaleza y mi cuerpo, nunca mi mente, actuaron. Luis paró el coche (luego me di cuenta que era una "estación de servicios" porque la verdad es que ni miré el lugar) Luis salió del coche, creo que avisó al personal de la gasolinera, hablaba con Aimón por teléfono, abrió la puerta y le dije: voy a empujar! En ese momento mi hijo Diego sentado detrás me dijo que si la iba a tener en los pantalones a lo que yo respondí: Luis quítame los pantalones!!!
Empujé y sentí que salía disparada, Luis la cogió y yo también, se fue el dolor, ahí si pude pensar en ponerla debajo de mi ropa, piel con piel. Como tantas veces había leído, como siempre deseé hacerlo con Ángel y Gabriel.
La sentía calentita, húmeda, en ese momento volvía a ser yo, a pensar. Busqué su nariz y su boca, pero estaba oscuro y no veía si tenía mucosidad, pero se movía y hacía ruiditos, no se puede decir que era llanto. Me quedé tranquila, su cordón estaba con ella, y sabía que la alimentaba y le daba oxígeno. No se cuanto tiempo pasamos así, yo la miraba, la miraba. Luis pobre estaba fuera ocupándose del resto de cosas y yo sólo disfrutaba, era el momento más deseado. Mi hijo sólo veía su cabeza y me preguntó por qué era negra. Como estaba oscuro sólo llegaba a ver su pelo negro, le expliqué lo que era y le dije que era como él, como papi y mami. (Días anteriores habíamos jugado a imaginarla y siempre le decíamos que seguramente sería como él por esto lo preguntó)
Vi a Luis por la ventana y le pedí un gorrito que llevaba en el bolso del bebé (preparado hace semanas) y así permanecimos esperando, Luis me ayudó a quitarme la ropa que estaba mojada, pegué a Eva Dora a mi cuerpo y nos rodeamos con una toalla que cogió Luis con las prisas para que Diego no cogiera frío. Yo creo que unos 20 min. Estuvimos así. Llegó una ambulancia con un sanitario, que lo primero que me dijo fue que iba a cortar el cordón.¿el cordón?, lo que la mantiene, lo que le da la vida, lo que la une a mí?? Así que le dije, espere mi matrona ya viene y no quiero cortar el cordón hasta que deje de latir, que quería un parto natural, no me olvidaré de su cara, era como de sorpresa y de no entender nada. Él creo que insistió y Luis le preguntó por teléfono a Aimón que le dijo que no le dejaran y me pasó el teléfono. A partir de ahí Luis fue el León de la familia, su protector, en ese momento le dijo al técnico que él era el padre y que el cordón no se cortaba, lo dijo muy serio y mirándole fijamente a los ojos. El técnico se retiró con muy mala cara. Aimón por teléfono me dijo que tocara el cordón y que si no tenía latido le dejara cortar pero yo agarré el cordón, no notaba nada pero no sabía como se le toma el pulso a un cordón por lo que me dijo que esperara que estaba llegando.
A los pocos minutos llegaba Aimón, que miró a la niña dijo que estaba muy bien, tocó el cordón que ya no latía y lo cortó. Siempre llegas en el momento indicado, cuando más se te necesita. Con el parto de Ángel y Gabriel te portaste como una hermana aún cuando nos conocíamos de haber hablado unos minutos en una conferencia y ahora que eres mi amiga te has portado como el ángel de la guarda de la familia.
Aimón me dijo de ir a la ambulancia para alumbrar la placenta, yo con mi niña en brazos me levanté y subí por mi propio pie a la ambulancia, ya no tenía nada de dolor, allí Aimón me dijo que tenía un desgarro y la placenta no hacía nada por salir por lo que podíamos esperar a llegar al Hospital. Dios hizo que entre el personal de la ambulancia medicalizada que llegó en ese momento hubiera un conocido de Aimón que le pidió que me llevaran al HUC porque ella me había llevado el embarazo. ¡Gracias a Dios! Porque el personal de la ambulancia tiene órdenes de llevarme a La Candelaria y allí me hubieran separado de mi niña.
Por el camino oí como hablaban por radio pidiendo permiso para llevarme al HUC, entonces me incorporé como pude, les miré seriamente y les dije si me llevan a La Candelaria me bajo en la puerta, me subo al coche de mi marido y me voy al HUC, o si lo prefieren llévenme a Hospitén (aunque es un hospital más pequeño y privado tenía conocimiento que no separaban al bebé de la madre)
En la ambulancia Eva Dora fue encima de mí, piel con piel, genial el transporte, fue mamando todo el rato con los ojos abiertos mirándome, conociéndonos. Los sanitarios me preguntaron si no era mi primer parto, cuando dije que no sonrieron.
A la llegada al HUC, Aimón ya estaba allí, que tranquilidad me dio ver su cara. Sabía que ella no me separaría de la niña. Mientras se cambiaba me llevaron a un paritorio donde insistieron tres veces en poner a la niña en una incubadora para mirarla mientras me atendían a mi, yo dije dos veces que la niña podía estar conmigo mientras me atendían, pero aún así la tomaron y la pusieron en la incubadora, ella no lloraba por lo que me tranquilicé, pero siempre atenta como una tigresa con su cría, fueron unos segundos porque en ese momento entró mi Ángel por la puerta, no tuve que decirle nada, ella vio a Eva la cogió y me la entregó a mi pecho de nuevo. La enfermera se quedó molesta. Más tarde le comentaría a Aimón que yo le había mirado muy mal cuando me cogió la niña, y qué esperaba.
Aimón me cosió el desgarro (muchos puntos) pero fue muy dulce, me explicó todo lo que hacía, me ofreció la placenta, yo sólo quise mirarla y me dijo que la tocara, estaba calentita. Mi marido llegó en ese momento, me preguntó como estaba y me dio un abrazo y un beso preciosos, tenía los ojos abiertos como platos y estaba excitado, se notaba todos los nervios en el cuerpo.
Luego nos pasaron a una salita de lactancia donde esperamos a tener habitación, Aimón me ayudó con el pecho, porque en casa de herrero cuchara de palo, la niña coge muy bien, la postura es correcta pero se oye entrar aire, todavía estamos en ello…
Aimón avisó a planta que yo había presentado plan de parto y que no quería que la niña fuera a nido. Tengo que decir que durante el día y medio que estuve en el HUC se respetó totalmente mi plan y no tuve que insistir en nada. La pediatra vino a verla a mi habitación y también le hizo la revisión para darle el alta en mi cama. La enfermera trajo la pesa, y una bañerita a mi habitación, con lo que la bañé yo, sólo con agua. Y no tuve ningún problema en que no le vacunaran ni le dieran vitamina K, nadie insistió, el día 11 nos dieron el alta a las dos.
Cuando Diego despertó el día 10 hablé con él por teléfono y me hizo la siguiente pregunta: ¿te duele algo? El pobre, se había quedado pensando en mí. Vino a visitarme por la tarde con regalos para él y para su hermana, estaba nervioso, pero poco a poco se quiso acercar y le dio besos y abrazos. Al día siguiente vinieron a buscarme muy contentos porque nos íbamos los cuatro a casa. Ahora en casa le sigue dando abrazos y besos, la toma en brazos y la lleva de una habitación a otra. Se nota que la quiere mucho. Es genial que esta vez hemos podido estar Luis y yo en casa, porque así podemos atenderlos a los dos.
Ahora que pienso en lo ocurrido, se y siento que en el coche aquella noche no éramos cuatro, de algún modo deben haber estado sus otros dos hermanos, recibiendo toda la familia a la pequeña Eva Dora, nuestros ángeles; Ángel y Gabriel estaban allí.
¿Cómo es Eva Dora? Pues es una bebé muy BUENA, las primeras noches no ha dormido prácticamente, sólo ha querido mamar y mamar, y sigo diciendo que es muy buena porque es un bebé y esto es lo que debe hacer. Le gusta dormir en mi pechito y me parece que es muy rápida, con cinco días en el cambiador a conseguido levantar la cabeza y girarla al otro lado!!!!!
Nuestras noches, todos juntos en la cama de mami y papi.