919

Nacimiento de Gaia

He tardado mucho en animarme a contarlo, pero ahí va mi relato de parto nada respetado en el hospital Miguel Servet de Zaragoza.

Fui a monitores el día que cumplía la semana 41 y me dejaron ingresada directamente para inducir el parto según la ginecóloga por escasez de líquido amniótico. Posteriormente he sabido que se podría haber esperado un poco más, de hecho, el primer día solamente estuvieron monitorizándome sin hacer nada más. Posteriormente comenzaron con la inducción y debo decir que en los tres días que estuve ingresada, todas las matronas que me atendieron fueron encantadoras y cada turno nuevo que entraba, venían a presentarse y a decirme que se habían leído mi plan de parto y comentaban el mismo conmigo. Chapeau. No puedo decir lo mismo de las ginecólogas. La primera que me atendió, lo hizo sin darme apenas explicaciones, solamente parecía que tenía prisa por quitárseme de enmedio y pasar a la siguiente paciente. Incluso realizó una Hamilton sin pedirme consentimiento, a lo cual no dije nada porque llegados ya al punto de la inducción, pues bueno, que echasen toda la carne en el asador. Yo en todo momento con la esperanza de librarme de la oxitocina, ya que mi intención era tener un parto lo más natural posible e intentar hacerlo sin epidural.

La inducción fue mejor de lo que esperaba ya que a pesar de que el propess no me hizo efecto, el tercer día con el balón de Cook ya arrancó el parto. Hasta ahí todo de maravilla. Hasta que me bajaron a dilatación. Lo primero que sentí nada más entrar ya en los pasillos de dilatación, fue burla y desprecio al preguntar una compañera a otra si yo quería epidural (a la cual previamente le había expresado yo mis deseos) y ésta responderle con tono despectivo: bah, dice que no quiere, que va a intentar aguantar. Los primeros momentos en la sala tampoco fueron muy agradables. Solamente se dedicaban a "hacerme cosas" y además no dejaron a mi chico acompañarme hasta un buen rato más tarde. Yo pedí movimiento libre y no quería que me pusieran gotero ni monitorización continua, lo cual me impusieron. A pesar de todo pedí una fitball que al menos me concedieron.

De la última exploración en planta a la primera de dilatación, había pasado de 3 cms a 7 y supongo que esa rapidez mezclada con el pésimo acompañamiento, hicieron que me viniera abajo y pedí la epidural, no soportaba ya las contracciones muy intensas y tan seguidas. A partir de ahí tengo buen recuerdo nuevamente ya que la matrona que me atendía fue atenta. Comentamos también mi plan de parto y me dijo que haríamos lo que se pudiera respecto a la postura en el expulsivo, además de permitirme estar en la cama un rato de cada lado en vez de tumbada boca arriba. También me presentó a la matrona del siguiente turno que empezaba a las 10 de la mañana por si yo no daba a luz antes.

Llegué a completa en muy poco tiempo y la matrona me animó muchísimo al comentarme que estaba sorprendida de lo rápido que iba todo siendo primípara. Comenzamos los pujos y me propuso probar en apnea y soplando como le dije yo que había practicado con la fisio de suelo pélvico. Así ella me indicaría cómo pujaba mejor ya que según ella la mayoría de mujeres pujan en apnea (a pesar de ser malo para el suelo pélvico). Me dijo que los hiciera soplando ya que vio que los hacía mucho mejor de esa forma y me animaba mucho diciendo que lo estaba haciendo genial, que pujaba muy bien y que la peque estaba perfecta y bajando muy rápido. Ya la tenía en segundo plano y colocada de la mejor forma para el expulsivo. Pero a los pocos minutos comienza la pesadilla. De repente entra la ginecóloga de turno con un montón de gente en la sala(la cual previamente me había sondado sin pedir consentimiento y sin darme opción a usar la cuña), diciendo que tenían que sacar a la niña ya. Palabras textuales: vas a tener que colaborar, tenemos que sacarla con una ventosa pequeñita y te ayudaremos empujando un poco en la tripa, a lo que yo le respondí que no quería que me hicieran una Kristeller y ella dijo que no era una Kristeller, que solamente era una pequeña ayudita.

Pedimos que nos explicase por qué había que sacar a la niña ya y nos respondió: es que no me están gustando las contracciones. Y cuando le dije que si no podíamos esperar un poco más ya que la peque estaba bajando deprisa, me respondió bien borde: vale, si quieres puedes esperar y acabarás en quirófano, sacaremos a la niña con una ventosa peor más grande de metal y además tu marido no podrá estar contigo. Pocas opciones te dejan en esa situación... En el expulsivo por supuesto no me dieron ninguna opción que no fuera en posición de litotomía. Se presentó un residente que dijo que se encargaba él del parto (deduzco que había varios por la cantidad de gente que había entrado con la ginecóloga) mientras una chica se encaramaba encima de mí para, por supuesto, hacerme una Kristeller con todas sus fuerzas machacándome las costillas.

Me insistieron tanto ella como la ginecóloga que tenía que pujar sin respirar, a lo que yo les dije que lo hacía mejor soplando y que le podían preguntar a la matrona (matrona a la cual no se le había vuelto a oir palabra). Siguieron insistiendo diciéndome incluso que llevaban años de sobra trabajando para saber cómo era mejor. Al menos en algo yo tuve el poder y lo hice a mi manera. La peque salió llena de meconio, seguramente por la maniobra de Kristeller, ya que al romper bolsa no había, y me la pusieron piel con piel unos segundos mientras le cortaban el cordón inmediatamente (argumentando, cuando preguntamos, que ya había dejado de latir, cosa que no nos explicamos) para seguidamente llevársela a una mesa a aspirarla sin darnos más explicación.

Para colmo me entero que me han hecho episiotomía sin decir nada (lo cual yo tampoco quería) y para buen recochineo me dice la ginecóloga: has estado haciendo masaje perineal, verdad? Porque estaba todo muy elástico. (Para lo que me ha servido... Gracias por cortarme, maja).

Lo jodido no es el resultado, que bastante bien fue, sino que lo que tenía que haber sido el momento más feliz de toda mi vida lo convirtieron en una pesadilla y soy consciente de que hay experiencias mil veces peores, pero tenemos la sospecha de que, o bien quisieron hacer un parto didáctico, o les entró la prisa por el cambio de turno (nació a las 09:37 y cambiaban a las 10) o vieron mi plan de parto y decidieron hacer lo contrario.

Nos tratan como a ganado y yo sólo me sentí como una vaca más...