Nacimiento de R. Noviembre 2013. Hospital Rey Juan Carlos de Móstoles.
Mi fecha de salida de cuentas era el 16 de noviembre, pero por eco siempre me habían dicho que parecía estar de más, aunque yo supiera que era imposible. Su hermana además se adelantó 5 días, con lo que estuve todo el embarazo pensando que saldría antes, las ganas, supongo. En la semana 34 ya empecé un día con molestias, que se fueron repitiendo a días sueltos, contracciones, supongo que de BH, algo molestas y a veces muy frecuentes, más de una noche me tuve que levantar porque no pegaba ojo. La noche del viernes al sábado que empezaba la semana 38 fue una de ellas, luego el día siguiente rara pero bien, el domingo otra vez bien, la noche del domingo ya fue una juerga que pensé que empezaba todo. Se unía que además estaba expulsando el tapón mucoso. Estuve así varios días, pensando que al menos todo ese camino serviría para que cuando llegase el momento todo estuviese más avanzado, a lo mejor tenía suerte y era de esas mujeres que llegan con un montón de cm sin casi enterarse. ¡Ingenua de mí!
Llegó el jueves 7 de noviembre, había pasado la noche casi en vela, molesta, y ese día ya no pararon las contracciones, no eran regulares, ni excesivamente frecuentes, pero molestaban un poco, pensé que yo no aguantaba más así, que a mi cumple (el 11), no llegaba. El tapón mucoso además empezó a salir algo manchado, con hebritas de sangre. Hice vida normal, ir a recoger la baja, compra, recoger a la niña del cole, que jugase un rato... Nos acostamos a las 22 y algo, intentando que la niña se durmiese tranquila. Yo no aguantaba tumbada, ella se durmió e intenté descansar, pero era imposible, empezaba a doler mucho, y encima el niño protestó, empezó a moverse sin parar, con cada movimiento me hacía daño y provocaba contracciones más dolorosas. Me levanté, y tras una hora o así y ver eso ya no paraba, eran cada 4--5 min, le dije a mi chico que se levantase a hacerme compañía. Eran las once y algo. Estuve varias horas, cada vez dolían más, seguían cada 4 min, me duché y el agua calmó algo, pero hizo que fuesen algo más frecuentes y molestas. Con lo que decidimos llamar a la matrona de la dilatación en casa para que viniese ya. Me daba palo llamar a esas horas, pero empezaba a no sentirme muy segura. Llegó a las 4 y algo, me miró y me dijo que estaba de 3-4 cm, realmente estaba empezando el parto, todo había sido preparto. Bueno, paciencia, lo estaba llevando muy bien. Pero sólo aguantaba las contracciones de pie, con las manos en una mesa o apoyada en mi chico, estaba cansada. Me puse a cuatro patas apoyada en la pelota de pilates, luego en el sillón de rodillas apoyada en el respaldo, así las iba llevando bien. Me empezaron a entrar nauseas, pensé en el parto de mi niña, que empecé a vomitar sin parar, no podía repetirse. Se lo dije a Anabel, me preguntó si tenía alguna esencia de ment. Pues no. ¿Listerine? Eso sí tenía. Me saqué una botella y cada vez que tenía nauseas a esnifar. MI imagen: yo con una mano en la mesa, moviendo el culo en círculos en cada contracción y esnifando una botella de listerine. Aun así terminé vomitando la cena, pero fue el único vómito.
Y así hasta las 7 y algo que Anabel me volvió a explorar, estaba de 6. Me pareció muy lento. Me dijo que era normal, que llevaba un buen ritmo y que a partir de ese momento las cosas avanzaban más rápido, pero que tenía que pensar cómo quería llegar al hospi. Le contesté que en un punto de no retorno, vamos que no quería que se me cortase el rollo. Esa había sido siempre mi preocupación, que yo estuviese metida en el parto, y con el traslado se parase todo. Había leído del famoso planeta parto. Yo no había entrado en ningún momento en ese planeta. Me aconsejó esperar a las 9 de la mañana para salir, para llegar con el nuevo turno. OK. Ni me planteé al final quedarme en casa, estaba tranquila, pero quería ir al hospital, no pensaba ya que me fuese a cortar el rollo, estaba satisfecha con la elección, y con el estreptococo positivo quería llegar para el antibiótico, o si no llegaba, me sentía más segura de que controlasen al niño en el hospi.
Seguía con las contracciones, en una de ellas solté un gritito que Anabel, supongo que por oído experto ya asoció con algo. Dijo, "vale, ya está por ahí". Seguí, las llevaba peor, me aconsejó hacer "AHHHH", y muy bien. Volví a controlar. A todo esto, la niña ya estaba despierta, le explicamos que estaba sacando al niño, y tan tranquila. Que vale, se iba a desayunar, me dio algún beso a mí y a la tripa y ya. Llamamos a mi madre para que llegase a las 9. Ya estaba todo listo.
A las 8 y algo Anabel dijo que me notaba mucha "actividad bajuna" que me iba a volver a mirar por si había que adelantar planes. Estaba de 8cm. Nada, que podíamos seguir con los planes iniciales. Hizo el informe para el hospital y llamó para avisar que iba. Perfecto. Cuando llegó mi madre, nos fuimos. Al final dejé el listerine, que estuve a punto de llevármelo, pero cogí dos cojines míos y mi bolsa de semillas (cuánto uso le di antes y después).
Yo seguí con mis contracciones en el coche y en el hospi, no se me pararon. Todo marchaba. La gente muy maja. La matrona que me atendió me dijo que me iban a poner ya el antibiótico. Vale, sólo dije que quería la vía en la muñeca, no en el antebrazo, para que no me molestase. Me exploró, según ella estaba de 7cm. Bueno, vale, cm más, cm menos. Di mi plan de parto, y nos llevaron a la sala, la auxiliar también encantadora. Me puse el camisón pero me dejé los leggings que llevaba puestos, iba supermoderna :) Cuando volvió la matrona comentamos un poco el plan de parto, apagó todas las luces, trajeron agua y aquarius, puso todo cómodo, me ayudó con algunas contracciones: me calentó mi bolsa de semillas, me dio un masajito, enseñó a mi chico cómo hacerlo. Era muy tranquila, hablaba bajito, me gustó mucho. La monitorización fue por telemetría como pedí, por cierto. Nada, nos dejó, de vez en cuando entraba. Me vio cansada, seguía aguantando sólo de pie. Me sugirió otras posturas para descansar, pero terminaba otra vez poniéndome de pie.
Fue pasando el tiempo, ya me estaba agotando, llevaba allí tres horas, más las de casa, más la semana de pródromos, más dos noches sin dormir. ¿¿Cuánto faltaba?? Yo notaba todo igual. La matrona me vio desesperada, y eso hacía que no llevase bien ya las contracciones. Me sugirió adelantar el tacto (por protocolo eran cada 4 horas). Estaba de 8 cm. ¡Sólo un cm más de lo que tenía hacía tres horas cuando llegué al hospital!! Y lo mismo con lo que yo pensé que salía de casa. Me desesperé, me hundí, la verdad. No notaba avances. Pero justo después de eso, me llegó una contracción, en un impulsó me había quitado mis leggins, me molestaban de repente, con la contracción me puse como en volandas en una silla sosteniendo todo mi peso con las manos en los brazos de la silla, y CLACK, noté cómo se rompía la bolsa. Entró la matrona, vio que estaban bien, y me toco. Cuando sacó la mano, me puse de pie y le pregunté: ¿Me has dejado algo dentro? Ja, ja. No, era el bebé, le sentía ahí dentro, y sentía ganas de empujar de repente!! Me volví a animar, aunque empezó a dolerme un huevo. He de reconocer que en todo este proceso me había acordado mil veces de mi primer parto, que pasé la dilatación tan tranquila, con mi epi, tumbada, que parecía que estaba en el salón de casa viendo la tele. Incluso la cesárea me pareció menos terrible. Había tenido momentos de verdadero bajón, y los que me quedaban.
Pues eso, tenía ganas de empujar, pues que empujase con cada contracción. Me pusieron otra dosis de antibiótico por si acaso. Me puse en la cama (era de éstas que permiten muchas posturas), de rodillas, con el cuerpo sobre la pelota de pilates. Estuve un rato así empujando, me cansé. Ya estaban allí conmigo, además de mi chico, la matrona y la auxiliar. Me animaban mucho, me sugerían posturas, me ayudaban. Me tumbé para empujar, nada, claro. Luego de lado con una pierna para arriba. Igual, nada. Yo sollozaba y chillaba con cada contracción. La auxiliar me dijo que intentase no chillar tanto con la garganta, que lo hiciese más con el pecho, que me iba a doler la garganta al día siguiente. En ese momento me importaba poco. La matrona seguía animándome mucho, pero se puso más sería, que sí que podía, que no me contrajese tanto, que me relajase y que no tuviese miedo de empujar (llegó un momento que por el dolor me resistía a las contracciones y no empujaba, me aguantaba). Me sugirió usar la gravedad, poner una barra para hacer fuerza. A todo esto ya me había quitado también el camisón y estaba en pelotas. Así lo hicimos, con cada contracción me subía a la barra, me ponía en cuclillas y empujaba. Yo empujaba pero no salía, yo me tocaba la cabeza de mi niño, ellos la veían, pero no salía. Además, me dolía mucho la parte baja del abdomen, donde la cicatriz, me asusté un poco, fue el único momento que pensé en el riesgo de rotura de útero. Se lo dije a la matrona, y me dijo que sí, que era por la cicatriz, pero no le dio importancia. Al verla tranquila, dejé de preocuparme. Entonces, vale, tranquilidad. En una de estas me empecé a animar otra vez, estaba ahí, si salía la cabeza ya salía todo. Venga!! Y salió. Me relajé. A todo esto, Anabel me había dicho que en el expulsivo notaría como que me partía en dos y el aro de fuego. No sentí ninguna de las dos cosas. Sólo la presión enorme en el culo, como si el niño estuviera casi saliendo por allí, pero ninguna de esas dos sensaciones.
Bueno, estaba la cabeza fuera. Y va la matrona y dice: Tengo que cortar. Grité: "NOOOO". No íbamos a llegar hasta allí para hacer episiotomía ¿no? Pero no se refería a eso. Venía con una vuelta prieta de cordón, no podía deshacerla para sacarle :( Pues nada, de yo querer que dejase de latir para cortarlo, a eso, pero dimos el ok pese a la decepción. Seguía saliendo, me dijo que no empujase más, pero no podía parar aunque lo intenté. Salió, me lo pusieron encima. ¡¡¡Tenía a mi niño conmigo!!! Moradito y arrugadito, precioso!! Eran las 15.10 del viernes 8 de noviembre, mi semana 38+6, fueron sólo dos horas de expulsivo, pero se me hicieron eternas. Pero bueno, es lo que había querido, no? Que no me metiesen prisas en el expulsivo, como en mi primer parto, que no me dieron ni 15 min.
Yo ya estaba en mi nube, pero había que seguir. El protocolo del hospital era alumbramiento dirigido y yo había estado de acuerdo. Me pusieron oxitocina. No me dolió nada y casi no tuve que empujar más. Pero pregunté, me escocía por ahí abajo. Tenía un desgarro, me dijo que en la vagina y por fuera, pero que era normal, y en el sentido normal en estos casos, nada grave. Me tenía que coser, me puso anestesia local, pero no noté ni los pinchazos ni cuando cosía ni nada. Yo estaba en mi nube. A veces me hablaban o preguntaban cosas y ni me enteraba. Tenía a mi bebé ahí conmigo. El desgarro, grado II, por cierto curó bien, no me dio molestias apenas.
Pero mi niño hacia ruiditos, no lo notaba yo bien, escupía como moquitos y babas. Decidimos llamar a un pediatra. Fue la auxiliar y volvió muy contenta porque estaba Gonzalo. Llegó, se lo llevaron a la salita anexa al paritorio. Su padre fue con él, yo lo veía. Igualito a mi primer parto, vamos. Le tomaron el oxígeno, estaba bien, pero al parecer tenía distrés respiratorio. NOOO, lo mismo que tuvo mi niña, y estuvo un día en UCI, con cables, sondas, leche artificial, y SOLA. Pero aquí no, que lo iban a observar, pero que lo que el bebé tenía que estar era con su madre PIEL CON PIEL, que si en unas horas seguía igual pues ya veían si había que ingresarlo. La matrona le comentó por si acaso lo del estreptococo, no le dio importancia, que si había dado tiempo al menos a una dosis más de cuatro horas antes, ya estaba.
Y ya. Nos quedamos los tres solitos en paritorio. Tan a gusto. La matrona me dijo que intentase que el niño se enganchase, que el útero estaba tardando en contraerse y que si no, a lo mejor tenía que poner oxitocina. Pero mi bebé no se enganchaba, no sé si por el distrés o porqué. Ni agarre espontaneo, ni dirigido ni nada. Pero bueno, no hizo falta ponerme nada.
Estuvimos tres o cuatro horas hasta que nos llevaron a planta. Antes de subirnos le echaron la pomadita y le pusieron la vitamina k i.m. Y también vino el pediatra, lo miró un poco en mis brazos, y que nada, que ya está bien, ¿no? Pues hala, a planta. :) La matrona le comentó mi deseo de no poner la vacuna de la hepatitis B, me dijo los motivos por la que los aconsejan. Quedamos en valorarlo y ya. Una vez en planta, ya llegó la familia, mi niña conoció a su hermanito, estuvimos un rato y nos quedamos solos. Esa noche se enganchó más o menos, pero no dormimos mucho. A la mañana, ya se levantó despejado, me miró muy serio, miró la teta (había tenido la mano encima toda la noche), y se enganchó. Tras eso ya no ha parado ☺ En todo caso, aunque no lo necesité, esta vez sí que pasaron matronas y enfermeras por la habitación para ofrecerme asesoramiento en lactancia.
Y más o menos esto es todo. Estoy muy contenta con las decisiones que tomé, la dilatación en casa, la elección del hospi,... Muy agradecida a Anabel, que infundió tanta seguridad; la matrona del hospital, que me mimó cuando hacía falta, y me animó y metió caña cuando también hizo falta; a la auxiliar, que fue tan dulce y cariñosa, creo que me pasé el expulsivo dándole las gracias. Al pediatra, que sabía cuáles era las necesidades reales de mi bebé. A mi chico, que aguantó mis contracciones estoicamente .A mis tribus, virtuales y físicas, que me han seguido y apoyado tanto. A la lista de Apoyocesáreas, sin ella, sin todo lo que he aprendido allí, todo lo que me ha hecho plantearme, este parto hubiese sido muy diferente. Y bueno, en cierto modo también tengo que agradecer este parto a lo que viví en el nacimiento de mi hija, el maltrato que sentí, la cesárea, y el posterior ingreso por la infección, me hicieron plantearme y aprender todo lo que me he planteado y aprendido.
Y finalmente, gracias a mi niña y a mi niño, porque ser su madre me hace muy feliz