Parir en Zaragoza
Di a luz el pasado 25 de Noviembre del 2007 a las 4:15 h de la madrugada tras 24 horas de parto. No fue una buena experiencia, aún no me he recuperado ni física ni psicológicamente.
Me desperté la madrugada del sábado 24 de noviembre a las 4 con un fuerte dolor, era la primera de las contracciones. A las 5 volvió y ya cada 15 minutos. Luego se fueron acortando los tiempos y eran cada 5, 4, 3 y hasta 2 minutos. Supuse que ya estaba de parto.
Siguiendo el consejo de mi matrona, la del curso de educación maternal de antes del parto, me esperé mucho para bajar al hospital. Bajé para el hospital y supongo que ya pensando en todo lo que se me venía encima, no el parto sino el tener que luchar con el personal, las contracciones empezaron a espaciarse, así que no ingresé hasta la 1 del mediodía del sábado.
En la primera exploración les pregunté que qué me iban a hacer y les pedí que NO me rompieran la bolsa de aguas, pues a una amiga mía sin preguntar ni nada se la rompieron. La tocóloga ya se lo tomó mal y me contestó de malas maneras. Me dijo que me iba a explorar y ver con un amnioscopio si las aguas estaban teñidas. Que la ruptura de la bolsa era un riesgo de esta práctica pero que procuraría no romperla.
Me dijo que estaba ya de 5 cm. de dilatación, las aguas claras y me pasó a la sala de dilatación con mi marido.
Allí ya empezó el calvario. Al principio entró una matrona muy maja, se presentó y era de las que apoyaban el parto fisiológico. No me forzó ni al rasurado ni al enema. Me dijo que me pusiera como estuviera más cómoda.
Entró con una residente de matrona que ya era de otra manera.
Ellas calcularon que a 1 cm./h en 5 horas estaría en dilatación completa y pasaría al paritorio. Y allí empezaron los problemas. Entraban cada 2 por 3 a explorarme, siempre la misma, la estudiante a matrona (que por otro lado ni me informaron de su condición de estudiante ni por supuesto me pidieron consentimiento para que la chica "hiciera prácticas") y al ver que me alejaba de lo que ellas habían calculado ya empezaron a presionarme, diciéndome que si había mucha gente dando a luz, que si andaban colapsados de salas, que si el parto no progresaba como esperaban...
Mi marido y yo le preguntamos que por qué la prisa, si el bebé estaba bien y nos dijeron que sí, que todo estaba bien pero que el parto no progresaba como ellas querían.
Yo les respondí que no somos máquinas, que la medicina no es 2 + 2, que era primeriza que iba dilatando pero a mi ritmo, ritmo que por otro lado ellas no paraban de frenar metiendo prisa cada vez que venían. Por lo visto la adrenalina que se segrega con el estrés bloquea la oxitocina que hace progresar el parto.
De hecho, en mi casa, las contracciones eran regulares y fue llegar allí y con las prisas y la caña que me metían se empezaron a irregularizar.
Me propusieron ponerme oxitocina. Me negué. Me propusieron romperme la bolsa de aguas. Me negué. Incluso entró una tocóloga (por supuesto sin presentarse aunque llevaba el nombre colgado en el pijama) para presentarme la "carta del bebé muerto", diciéndome que si no rompían la bolsa podría haber un prolapso de cordón y que podría haber sufrimiento fetal. Yo le contesté que el monitor estaba bien y me dijo que podrían estar las aguas teñidas. Le propuse que me mirara con el amnioscopio y me dijo que no se podía. Allí me mintió. Soy Veterinaria y se podía perfectamente. Más tarde mi matrona del curso me lo confirmó.
Por toda respuesta le dije que si tanta prisa tenían que si tanto necesitaban la sala, que me marchaba a mi casa, que ya volvería cuando hubiera roto aguas, que desde que había ingresado me estaban haciendo el parto insoportable, entrando cada 2 por 3, metiendo prisa sin motivo aparente pues la niña estaba bien y yo también. La tocóloga cambió entonces de actitud y me dijo que esperarían un poco más a ver como iba el parto, que me lo pensara.
Estaba entonces de 8 cm. y le dije a mi marido que llamara a mi matrona del curso y le preguntara que qué hacíamos, que si me dejaba romper la bolsa o no, que si se estaba alargando el parto. Ella contestó que me dejara romper la bolsa que con 8 cm. ya era hora y que me aceleraría las cosas. Así que al final me dejé romper la bolsa, se intensificó mucho el dolor pero las contracciones no eran efectivas a la par.
A todo esto yo llevaba desde las 4 de la mañana de parto, sin dormir, sin comer, sin beber y allí no me dejaban ni comer ni beber aunque lo pedí reiteradas veces.
Llegó un punto de agotamiento físico (no podía más de dolor pues estaba sin la epidural, de hambre, de sed) y psíquico, acoso y derribo continuo, que si esto no va lo rápido que quisiéramos, que si la cabeza no está girando...
Al final, en un momento de debilidad y agotamiento máximo decidí ponerme la epidural pues no me quedaban fuerzas para seguir discutiendo y las 2 horas que me quedaban de parto más o menos según ellos.
Una vez puesta la epidural, que se pasaron de dosis aunque decían que estaba justa para analgesia yo no notaba nada de nada, nos quedamos dormidos mi marido y yo pues eran las 10 de la noche y llevábamos desde las 4 en danza y discutiendo con el personal.
El personal parece que se olvidó entonces de nosotros. Se ve que era una noche de mucho movimiento y no daban abasto.
Ocurrió entonces el cambio de matrona y es cuando entró la más borde de España, superrebotada con todos los cambios que se están dando, diciendo que quién nos metía esas ideas en la cabeza, que si se paría muy bien en España, que la epidural genial, la episiotomía genial, el intervencionismo genial...
Al rato de estar con la epidural, nosotros dormidos entró la tocóloga diciendo que ya llevaba 2 horas en dilatación completa y que habría que usar ventosa o fórceps porque el parto no progresaba, que si no había girado la cabeza...
Nosotros sorprendidos porque nadie nos aviso de que estaba ya dilatada para poder ir empujando y así ayudar al bebé. Yo le pregunté que si me podían bajar incluso quitar la epidural para yo poder colaborar, me dijo que no, que igual el paritorio con las barras podría empujar más pero al final cambió de opinión y me dijo que a quirófano con ventosa o fórceps.
Ya desesperados, desinformados, no entendíamos muy bien porque las cosas se estaban dando así. No sabíamos si podíamos confiar en ellos o si era más vamos a terminar ya como sea que tenemos mucha prisa.
Hablamos con la tocóloga y le dijimos que dadas las circunstancias no nos quedaba de otra que fiarnos de ella pero que pediríamos los informes pertinentes al hospital para cotejarlos y ver si su actuación fue la correcta. Le comenté también que necesitaba mi autorización por escrito para hacerme la episiotomía y el uso de ventosa y me dijo que no lo necesitaba que podía llamar al juzgado.
Ya en el quirófano le pedí que me dejara empujar a ver si la sacaba yo sin ventosa. Hizo como que me dejaba empujar un par de veces pero ya tenía en la cabeza el uso de la ventosa y así siguió, me cortó sin preguntar me metió la ventosa y sacó a mi hija.
Nada más nacer, cortó el cordón sin ni siquiera preguntar, les pedí que me la dieran y me la enseñaron como a unos 50 cm. y se la llevaron. Yo estaba atada. No paraba de pedir que me la dieran y ellos que ¿No estás contenta que te la están viendo 4 pediatras? Y le respondí que no, que llamaran a los pediatras, vino una, le dije que no la vacunara de hepatitis y que me dijeran lo que estaban haciendo con ella. No me respondió. Se cabreó y se metió para dentro. Al rato me la trajeron. Era la primera vez que podía verla y tocarla desde que me la sacaron. La abracé y la dejé conmigo encima mientras me cosían.
Entonces me dijeron que se la tenían que llevar, que no podía estar en quirófano y yo les dije que no, volvimos a discutir y al final les dije que si no podía estar conmigo que con su padre que estaba esperando fuera. La residente de pediatra me dijo que bien, pero al salir no se la dieron a mi marido como me había prometido sino que iban con intención de llevársela al nido. Suerte que mi marido y yo habíamos hablado previamente que la niña no se quedaría nunca a solas con el personal del hospital, así que él se quedó con ella a pesar de las quejas de la pediatra, entrando incluso al nido que no se podía, para estar con ella y poder tocarla.
La niña y yo estamos bien. Un saludo a todas.
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