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Parto de Caridad. Nacimiento de Lorena, Hospital Materno Infantil, Las Palmas, 2004.

"Este fue mi parto, el parto de una mujer inconsciente, una mujer con miedo, una mujer ignorante y confiada."


Antecedentes:

Después de mas de 4 años del parto de mi primera hija hoy por fin me decido a escribirlo, a relatar como fue el comienzo de mi maternidad y el de la vida de mi hija, mi maestra. Esta semana en la que se revindica el Parto Respetado ha sido la que me ha empujado a relatar mi primer parto. Este fue un cúmulo de sucesos en los que participé de forma totalmente pasiva. Siempre he dicho que me perdí mi parto pero lo peor de esta historia es que mi parto fue respetado, que yo tuve el parto que quería, quería ser un espectador más y no vivir nada del proceso ¿por qué?


Estando embarazada sólo repetía para mí y para el mundo que quería la epidural, que no quería sufrir ni sentir ningún dolor, y lo conseguí, luego hasta propuse que le dieran un premio al gran inventor de la epidural, y afirmé que si todos los partos fueran así de bien como había ido el mío firmaba por tener unos cuantos así. No me preocupaba mucho mi periné, aunque lo ejercité bien para no necesitar ninguna episiotomía, y lo logré, no tuve más que un desgarro, pero no dudé de que si hubiera hecho falta una episiotomía hubiera accedido a ella. Me puse en manos del sistema sanitario público español y en principio salí contenta.


Así que en realidad mi historia comenzó el día en que me topé con Crianza Natural y comencé a leer partos naturales, comencé a escuchar a mis abuelas, comencé a escuchar a mi instinto y ahí me desmoroné, se me callo la venda que llevaba puesta en los ojos.


Me avergoncé del miedo al parto que tuve, y que hizo que optara por la opción más cómoda de poner mi destino en manos de otros, y lo que es peor, poner la integridad de mi vida y de la vida de mi hija en manos de otros, sin informarme antes de los protocolos, de las recomendaciones internacionales, dando por hecho que nuestros hospitales trabajaban por el bien de sus pacientes, y me confundí. También sentí rabia de que ninguna mujer de mi extensa familia me brindara confianza en mi cuerpo, en mi capacidad para parir. Mi madre por ejemplo, medico cirujana, sufrió partos medicalizados horribles, pero para ella aún es mejor medicalizarlo más, gracias a la analgesia ya no te enteras de nada, me decía, no como yo que lo pase tan mal, así que no tuve apoyo por su parte.


Parto:
Mi embarazo fue buenísimo, esperábamos con ilusión la llegada de Lorena, que por fin tenía nombre y apellidos después de mucho batallar, el nombre lo decidí yo, y el orden de los apellidos lo decidió el azar. Llegó la semana 41 y todo iba bien, el parto aun parecía lejos pero ya nos habían puesto fecha para la inducción, el martes 27 de diciembre te presentas a las 9 en la planta x en ayunas si no te has puesto de parto antes, esa fue la negociación, ese día tendría 41+3, y no quería quedarme sin la cena de fin de año. Pero Lorena quiso nacer el 25 de diciembre, después de la cena de nochebuena rompí aguas cuando llegué a casa de madrugada. Me duché tranquila porque las aguas eran limpias y salimos hacia el hospital. Llegamos prontito y entramos por urgencias. Guille se quedo haciendo el ingreso y yo pase a una sala de exploración donde me confirmaron la rotura de bolsa y que tenía 1 cm de dilatación. Me pasaron a una sala de dilatación en lo que llegaba Guille. Una matrona se puso a controlar las pulsaciones de Lorena y me dijo que eran bastante rápidas, yo le pregunté que cuantas y cuando me las dijo (no recuerdo a cuanto iba su corazón) yo le dije que esas eran sus pulsaciones normales porque Guille llevaba escuchando su corazón cada noche hacia semanas. La matrona se quedo un poco alucinada y se lo contó a su compañera, apuntaron que las pulsaciones normales de Lorena eran esas para tenerlo en cuenta.


Cuando llego Guille nos pasaron a un paritorio, no había mucho trabajo esa noche, yo ya llevaba la vía puesta y sin saberlo ya habían comenzado el protocolo del 2004 en mi hospital para todas las que llegábamos con bolsa rota, me habían enchufado la oxitocina sin decirme nada, y yo ni lo sabia, ni lo supe hasta después del parto, pensé que había sido la mía jajajaja… que ilusa.


Al rato llegó mi suegra, y mi madre llegó por la mañana porque le había dicho a Guille que la avisara a eso de las 8 para que pudiese descansar de la fiesta que habíamos tenido. Cuando llegó ya me dolía un poco, casi nada, pero enseguida pedí la epidural para que aquello no fuera a mas, todo esto tumbada en la camilla. Me la pusieron a las 11 mas o menos con 1 cm de dilatación!!!!!, antes me habían puesto un enema porque yo lo pedí. Me monitorizan internamente y me quede tranquilita viendo el monitor, me bajaron las luces y casi me dormí, mientras fuera el personal estaba celebrando la navidad. Yo no tenía ni hambre ni sed por el suero, a veces venia la matrona a ver como iba la dilatación y me vaciaba la vejiga. Guille se fue a descansar un rato a casa como el resto (mi suegra y mi madre) y volvieron por la tarde después de comer, porque faltaba bastante.


La matrona se llamaba Caridad como yo y era un encanto. Me hacia un tacto y aquello iba evolucionando bien, yo lo veía todo facilísimo y le decía a Guille que fácil todo va bien. Hasta pasó una auxiliar conocida que me estaba cosiendo unas cortinas para el cuarto de Lorena para enseñarme que tal estaban quedando, super surrealista el parto. Dos veces Lorena tuvo bradicardia y me giraba del lado izquierdo y se le pasaba. Cuando ya estaba de 9 cm paso otra matrona, una alemana que se llamaba Heike, y me dijo que si quería podía empujar a ver que tal iba, yo no sentía nada de nada. Empujé como me explicó, cogiendo mucho aire, inflando la barriga y haciendo una abdominal. Así estuve una hora que se me pasó como en 15 minutos, fue agotador. Me pusieron un espejo pero si miraba perdía la concentración. En el paritorio estaba mi madre, Guille, y mi hermana que llego al expulsivo. Heike ayudó a mi periné con masajes y salió Lorena, la saqué yo, fue maravilloso cogerla tan húmeda y calentita, pero no sentí nada, me la puse encima y lloré al conocerla de emoción, era preciosa, perfecta. Nació a las 7 de la tarde. Guille cortó el cordón y en el paritorio le hicieron las perrerías protocolarias (aspiración, vit.K, vacuna y colirio) y me la devolvieron, y ya no nos separamos para nada más durante mi estancia en el hospital. La placenta salió al ratito y me cosieron 4 puntos del desgarro. Lorena salió con la naricilla aplastada por la posición mía durante el parto, pero enseguida se le enderezó. Pesó 3.530 gr y midió 51 cm. Un parto de manual de Ginecología.


En la sala de puerperio una matrona me preguntó si le iba a dar pecho y le dije que si, me dijo que me la pusiera (cosa que aún no había hecho, hasta en eso estaba en manos ajenas) y Lorena se enganchó bien, la amamante durante 7 meses.


Este fue mi parto, el parto de una mujer inconsciente, una mujer con miedo, una mujer ignorante y confiada. Gracias que salió bien sino no me lo hubiera perdonado. Ese día nació Lorena y nació una madre, la mujer inconsciente ya no existe, se quedo allí. Lo triste es pensar que nuestro sistema sanitario sigue prefiriendo mujeres inconscientes, que en rebaño acudan al hospital y se pongan en sus manos a ciegas. Hoy en día el protocolo en ese hospital ha cambiado para mejor, pero las clases de preparación al parto siguen siendo iguales, y a no ser que te toque una matrona comprometida, son de preparación a la sumisión.


Así llegó Lorena a darme una lección de la vida, la primera, y ahora te digo cariño: Siento tanto haberte puesto en peligro, no haberte dado la bienvenida que te merecías, lo siento. Te quiero mucho hija mía y te doy las gracias por hacerme madre desde ese día.


En Las Palmas de Gran Canaria, el 14 de mayo de 2009.